Carencia de Estado de Derecho

0
14

El presidente López y su impulsada presidente electa Sheinbaum, en un ominoso video
transmitido por las redes sociales, se ufanaron de la firma, por parte del presidente, del
Decreto (no se promulgan los decretos de reforma constitucional) que ordena la
publicación de la reforma constitucional que destruye al Poder Judicial.

El discurso oficial engaña, diciendo que con esta reforma se acabará la corrupción.
Nada más falso que eso, lo que hace esa reforma es poner al Poder Judicial bajo el
poder absoluto del Ejecutivo Federal, por las siguientes razones y con las
consecuencias que describo:

1. La postulación de las candidaturas a ministros, magistrados y jueces, quedará
en tercios, uno por el Poder Ejecutivo, el otro, por el Poder Legislativo y el
último, por el Poder Judicial.
2. Con esto, el Poder Ejecutivo y el Legislativo, con los amplios recursos políticos y
económicos con que cuentan, promoverán la elección de los candidatos que
postulen, siendo pocos o nulos los casos en los que las candidaturas del Poder
Judicial prosperen.
3. El nuevo cuerpo dentro del Poder Judicial, denominado Tribunal de Disciplina
Judicial, se compondrá por 5 magistrados elegidos por voto popular de las listas
de candidatos postulados por los tres Poderes de la Unión. Sus integrantes
tienen amplias facultades de destituir a cualquier juzgador, incluyendo a los
ministros de la Suprema Corte. Con esto, el dominio de los que integran el Poder
Ejecutivo será absoluto sobre los juzgadores.
4. Al tener el gobierno dominio total de las candidaturas, a través del Ejecutivo y el
Legislativo en la preferencia sobre la postulación de candidaturas y,

eventualmente, a través de la captura total del Poder Judicial, los jueces,
magistrados y ministros, quedarán convertidos en simples empleados
dependientes del Poder Ejecutivo, es decir, de la Presidencia de la República y
de sus funcionarios.
5. Con esto, el llamado Estado de Derecho, no será más que una farsa, ya que no
estará sujeto a reglas del juego jurídicamente estructuradas, aunque en
apariencia sí lo esté, sino que estarán las decisiones judiciales sometidas a la
voluntad del funcionario de gobierno que tenga un interés particular en que el
caso se resuelva en determinado sentido.
6. Al existir esta situación, la seguridad jurídica será inexistente, siendo dicha
seguridad esencial para que las inversiones en negocios tengan garantías de
que se cumplan las condiciones necesarias para su desarrollo. Si en el
desarrollo de algún negocio se llegaren a tocar fibras sensibles de algún interés
del gobierno o de cualquiera de sus miles de funcionarios que puedan tener
intereses encontrados, la resolución judicial siempre favorecerá a los intereses
del gobierno o funcionario interesado. Con ello los niveles de riesgo en los
negocios crecerán exponencialmente encareciéndose el costo de hacer negocio
en detrimento del consumidor mexicano y de la competitividad como país.
7. En cuando al desarrollo democrático, olvidémoslo de él, aun si persiste la
autonomía del INE, que dentro de los planes de morena está su desaparición, ya
que la integración de sus consejeros “ciudadanos”, quedarán a la voluntad del
Ejecutivo, ya que no contamos en el Congreso con la oposición en cantidades
de curules necesarias para hacer contrapeso. Pero lo peor de todo, es que la
última instancia electoral, que es la de la Sala Superior del Poder Judicial de la
Federación, que se encarga de juzgar en última instancia los conflictos
electorales y de calificar las elecciones, quedará en manos de lo que le dicten
los intereses del Poder Ejecutivo.

Conclusión:

Con esta reforma destructora, perdemos el Estado de Derecho, el balance de poder
que defiende a los ciudadanos del abuso de poder de los gobernantes, los derechos
humanos que quedarán como letra muerta ante un Poder Judicial capturado. La
economía dejará de crecer ante la incertidumbre en los negocios, y, sobre todo,
quedaremos sin democracia.

La solución no vendrá hasta que se levante el pueblo de una forma generalizada, lo
ideal es que sea en elecciones en donde el voto revece los niveles de fraude y
manipulación que pueda ejercer el gobierno y haga que caiga el gobierno para
reestablecer en México los valores republicanos perdidos. Esto puede suceder pronto o
puede durar muchos sexenios, pero quedará exclusivamente en las manos de los
mexicanos.