Sheinbaum ha lanzado su plan de seguridad, ese del que prácticamente no habló en su discurso de investidura, salvo por la reperiqueta de que no seguiría el modelo de Calderón. Frase repetida, pero que ya suena muy hueca para fines prácticos. Y cuando a diario se mata a personas, sea cual sea su condición.
Lo presentado no nos deja boquiabiertos, suena a más de lo mismo ligado al sexenio pasado y eso implica visos de no solución. Tampoco nos causa sorpresa.
Sí, nadie quiere la guerra como fue la de Calderón, pero el sexenio pasado superó las cifras de muertos del sexenio calderonista sin seguir los pasos de Calderón, según el discurso oficial. También debe decirse. Y como decirse: muertos no del gobierno López Obrador, no causados por el Estado mexicano. No son esas cifras un 68 o un 71 de asesinos priistas. No. También importa, porque una cosa es referir un sexenio con un apellido y otra culpar directamente a los presidentes, como se suele intentar desde todos los bandos políticos al adversario.
Si el degollamiento del alcalde priista de Chilpancingo demuestra a todos que el crimen organizado ni se amaina ni se mide y se ha enseñoreado, porque los “abrazos no balazos” fueron un fracaso y ni negarlo, la propuesta ya anunciada de Sheinbaum no parece más eficaz y que no lo sea, no es menor la cosa. El país necesita de una estrategia eficaz. Por eso importan las palabras de Sheinbaum y García Harfuch y no aportaron nada nuevo.
Los 4 ejes parecen insistentes, parecen repetitivos. ¿Entrenar a los policías, a los cuerpos de seguridad? pues ¿qué no es lo que se viene haciendo? ¿Combatir la causa que supone ser la pobreza? Loable, pero eso es un proceso lento y puede terminar siendo solo con tintes electoreros solo para captar votos, apostando a ayudas sociales. Hay visos de solo ser eso. El crimen organizado no baja y se extiende. ¿Será que combatir las causas de la pobreza no es la mejor solución? o ¿es lo suficientemente lento tal combate y el crimen organizado va más rápido?
Prevención. ¿Haciendo qué? ¿atención a las causas? Primero que nada, enumerarlas y no lo han hecho. Si no las detectan, ¿cómo atenderlas? Inteligencia, afirman. La expansión innegable del narco demuestra que no está siendo eficaz esa inteligencia, ese saber dónde y por dónde, ya que se supone que vía se usará y siempre parece superado el Estado mexicano.
A grandes anuncios, grandes justificaciones. Morena como gobierno ya se parece al PAN cuando justifica sus derrotas diciendo que escoge a los “mejores” panistas sin explicar cómo pierde elecciones, pese a tener panistas de cepa. Pues así los morenistas. Eran muertos de los otros partidos, no eran de los suyos. Pero sigue habiendo muertos, como derrotas para el PAN.
El delicado tema de la violencia contra las mujeres no mostró un plan de acción integral y certero. La omisión es grave.
Y presencia. Se enfatiza que habrá presencia. ¿Cuántos efectivos más para que se pacifique el país? Uno cada vez más difícil de abarcar con un crimen organizado creciente.
Y en la banqueta de enfrente, como ya es costumbre, el PAN ni se ayuda ni es buen ejemplo con Guanajuato cada vez más incendiado. El PAN no es opción, como no lo es en las urnas. Sale Cortés a pedir la categoría de narcoterroristas para que ello abra la puerta a los yanquis para bombardear México dizque persiguiendo narcos que los drogan, como han amenazado con hacerlo, en vez de entonar el mea culpa de su mercado atrayente de droga y su fracasada política de evitar drogadictos. El PAN siempre de lamebotas de los extranjeros.
El plan de Sheinbaum más que decepcionar, confirma acciones que no han sido eficaces y que no hay respuesta novedosa y no promete ser eficaz. Es el talón de Aquiles del presente gobierno.