Alerta de violencia política; 2021, elecciones bajo peligro

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Anabell Avalos y una veintena de colaboradores se encontraban reunidos ayer por la noche en su casa de la comunidad de Ixtulco preparando el borrador de su próximo informe de gobierno cuando sufrieron un asalto colectivo. Es imposible desvincular estos hechos de la efervescencia del proceso político que se vive en el estado de Tlaxcala con motivo de las elecciones que se avecinan.

A las siete de la noche cuando las calles se encontraban despejadas y el cielo se encontraba turbio y triste irrumpió un comando con una única finalidad: amedrentar a los ahí reunidos quienes fueron amagados y despojados de sus teléfonos móviles. Todos los ahí presentes fueron maniatados, algunos llegaron a temer que se tratara de un secuestro colectivo.

El horario y el lugar fueron muy bien escogidos para ejecutar la operación. Momentos después de liberarse de las ataduras dieron aviso inmediato a la policía cuyas primeras diligencias consistieron en seguir el rastro de los asaltantes que habían huido con los teléfonos celulares que despojaron y que fueron arrojados en el camino para, en caso de ser detenidos, no ser agarrados con el botín. El comando no se interesó por las carteras ni las alhajas de sus víctimas. Se trató en todo caso de un siniestro aviso cuyas señales son preocupantes.

Anabell Avalos es la alcaldesa de la capital y nunca antes en ninguna parte del estado de Tlaxcala habían ocurridos hechos así, como han pasado en muchas otras partes del país.

Perturbar la paz de un importante grupo de funcionarios que por momentos fueron rehenes de un grupo de delincuentes bien entrenados, es una mala señal de que algo anda mal en el ambiente político con motivo de la disputa electoral que se avecina.

Este es solo un episodio de la violencia que se vive en el país pero pudo haber terminado en un drama. Es el reflejo mustio del horror de la realidad de nuestro país.

La violencia política se ha convertido en un problema de salud pública, es ya un asunto de una segunda naturaleza.

En los pasados gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto 134 alcaldes (electos, en funciones y exalcaldes) fueron ejecutados (49 de ellos en el sexenio de Calderón y 85 en el de Peña) y en lo que va del gobierno de Obrador va una docena de ejecuciones.

Muchos de estos casos fueron cometidos por los cárteles de las drogas en la disputa por el control de territorios pero otros tantos fueron cometidos por motivos políticos.

En el escenario del país, Tlaxcala ocupa uno de los lugares más seguros. En la gestión de la alcaldesa Anabell Avalos se han creado medio millar de comités de vecinos vigilantes y se han creado grupos de WhatsApp como parte de las políticas públicas en materia de seguridad.

En los últimos meses Tlaxcala comenzó a experimentar un ambiente político enrarecido por la violenta disputa que se vive hacia dentro y fuera de Morena en la feroz disputa por hacerse de las candidaturas para las próximas elecciones.

Como ocurrió en el proceso interno de Morena por la disputa de su dirigencia nacional, en la que participaron más de medio centenar de fórmulas de candidatos, el sello de la casa fue la violencia y las acusaciones mutuas de corrupción entre los aspirantes.

Esa misma historia se repite en todos los estados, pero de manera más acentuada en las 15 entidades donde habrá elecciones para gobernadores. Es lamentable que en Morena muchas de sus asambleas terminen en connatos de violencia.

En Tlaxcala exactamente eso ocurre. Un partido dividido y sin dirección que ha puesto a todos a pelear.

Sin duda alguna Anabell Avalos es una de las cartas fuertes para lanzarse por la gubernatura pero hasta ahora ha desempeñado su tarea como alcaldesa en medio de una discreción absoluta. Hay incluso quienes aventuran que podría encabezar una alianza partidista. Sin embargo, hasta ahora ha sido cuidadosa en el ámbito propio de su papel político.

Por desgracia México entró en el laberinto de un holocausto político que consume al país desde hace más de 25 años. Los magnicidios de Colosio y Ruiz Massieu sin duda marcaron a toda una generación de mexicanos.

Desde entonces la violencia por las disputas políticas ha dejado una narración laberíntica de relatos de horror que han perturbado la paz del país como parte de una fragorosa e interminable batalla por el poder.

El caso de Tlaxcala que puso como protagonista a una de las mujeres de mejor prestigio político y su equipo de trabajo es un asunto de intimidación que enciende las alarmas respecto a las elecciones de medio gobierno en el sexenio de Obrador.

La ambición de grupos bien identificados, en el caso de Tlaxcala, debe poner en alerta a los responsables de la seguridad interior porque las elecciones son un asunto de Estado y de seguridad nacional que tiene mucho ver con la estabilidad y la gobernabilidad del país.

Rastrear e identificar a los perpetradores de los hechos ocurridos en la residencia de la alcaldesa Anabell Avalos puede contribuir a develar los siniestros secretos detrás del asalto.