Está previsto que este domingo se registre Andrés Granier Melo como precandidato del PRI a la alcaldía de Centro, la cual ya ocupó en el trienio 2000-2003. Si lo hace, pasará a la historia de México como el primer político en buscar dos veces la misma posición, además de hacerlo cuando ya ocupó el más alto cargo público al que se puede aspirar en un estado.
¿Por qué quiere ser edil de la capital? Como no ha hecho pública su pretensión, aunque para sus seguidores que haya abierto su cuenta de Facebook significa que será nominado, se tiene que creer lo que difunde su equipo: va por “lavar su honra”.
O sea, a Granier no lo anima un proyecto para sacar a Centro del marasmo por la falta de infraestructura para agua potable y drenaje, sino por su afán de atenuar el descrédito en que lo dejó la persecución del exmandatario perredista Arturo Núñez Jiménez.
Sin haberse “destapado” aún, el químico ha despertado el interés en el proceso electoral. Sin él en la conversación pública, la sucesión municipal fuera invisible, como ocurre en otras localidades.
Este reportero ya no tiene dudas de que dentro de dos días el personaje se inscribirá como aspirante.
Si el comportamiento de Granier lo explicara un especialista en la naturaleza humana diría que actúa por emoción, no por razón: aceptar la candidatura es una decisión emocional, no racional.
Racionalmente no se justifica por diversas razones, una de ellas por embestir al gobierno que se abstuvo de continuar el proceso judicial en su contra para ahorrarle algunos años en prisión.
Emocionalmente sí se justifica que quiera dirigir de nuevo la comuna: hace política con el corazón y quiere “lavar su honra”, sentir “el amor de su pueblo” y “gozar de su popularidad”.
El exmandatario es, en síntesis, un instrumento de “políticos muertos que quieren revivir”.
El problema del priísta es que no tiene asesores y que a quienes oye le han lavado el cerebro para convencerlo de que es “un Andrés Manuel López Obrador chiquito”.
Para la llamada ‘Cuarta transformación’, un eventual triunfo de Granier tendría alcance nacional: representaría la derrota del presidente en la capital de su terruño.
Acaso Granier anhela ser en 2024 un alcalde “factótum” en la sucesión gubernamental, como en 2001 que despachaba en la Plaza de la Revolución e hizo ganar a Manuel Andrade Díaz la elección extraordinaria para gobernador.
No será fácil que la 4T lo derrote y lo saque de la jugada.
Los que lo ayudaron a dejar la prisión domiciliaria no actuaron a tiempo y lo dejaron crecer, al punto de que en estos momentos se encuentra “engallado”.
No hay manera que “lo bajen” porque sus mismos amigos del régimen le permitieron ponerse “muy alto”.
En estos momentos, el papá de Fabián es la “víctima perfecta” para el imaginario: primero lo encarcelan y ahora lo tratan de sacar de las boletas…
Por si fuera poco, también será difícil convencer a los tabasqueños que se le ganó a la buena si es que Morena retiene la capital el próximo 6 de junio.
PARA SU INFORMACIÓN…
1.- SI SE REGISTRA, el priísta Granier tendría como adversarios a Manuel Andrade (PRD), Yolanda Osuna Huerta (Morena) y a Feliciano Wong Ortiz (PVEM).
2.- EL MISMO EQUIPO que promueve a Granier para que abandere al Revolucionario Institucional y pugna porque Jesús de la Torre sea en Morena, ha comenzado a “vender” al experredista Gerardo Gaudiano Rovirosa como la versión choca del gobernador jalisciense Enrique Alfaro en Movimiento Ciudadano.