Lucha de siglos

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No todos los días internacionales son fiesta; muchos lo que hacen es mantener vivo el recuerdo de alguna pérdida o violación a los derechos humanos, es el caso de lo que implica el 8 de marzo pues en esa fecha, aunque de 1908, un suceso transcendental marcó la historia del trabajo y la lucha sindical en el mundo entero. Lamentablemente en aquel incendio en la fábrica de camisas Triangele de un edificio de Nueva York, casi 150 personas mayoritariamente mujeres, fallecieron en el marco de una huelga con trabajo activo, buscando mejores condiciones laborales. Aun cuando, el resultado de esta tragedia dio pie a importantes modificaciones laborales en los Estados Unidos, habían de trascurrir varios años, antes de que ese interés, inicialmente laboral, fuese adoptado en diversos países.

Este hecho, para nada aislado, estuvo precedido por diversas luchas femeninas, desde finales de siglo XVIII. Apenas dos años después de la toma de la Bastilla y por ende el triunfo de la revolución francesa, ellas se dan cuenta que no existían en los documentos emanados de este movimiento; por lo cual se empiezan a organizar para finalmente redactar un escrito alterno. Trascurrió casi otro siglo para que grupos feministas, buscarán como dato concreto del reconocimiento de los derechos de la mujer en las elecciones y para efectos del ámbito obrero, el libro de Friedrich Engels, -El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado- publicado en 1884, para convertirse casi en una biblia de aquellas contendientes. ¿Cuáles eran los temas de polémica de las anarquistas de entonces? De entre el neomaltusianismo, la procreación consciente del proletariado, la separación entre sexualidad y reproducción, la defensa de la maternidad libre, la liberación femenina, la libertad sexual, la promoción de la planificación familiar, el cuidado de los niños, así como el uso y difusión de métodos anticonceptivos ¿Cuáles de ellos siguen siendo bandera en el siglo XXI?

Desde siempre la violencia sexual, ha sido uno de los reclamos constantes en la controversia de las mujeres. Miremos en el siglo V antes de Cristo a la antigua Grecia Aristófanes, nos deja testimonio literario de la lucha de la mujer, al resaltar la estrategia de Lisístrata quien organiza una huelga sexual para lograr que sus hombres pongan fin a la guerra y consecuentemente les den mejor atención a ellas. Sin embargo, aun con altibajos, el reclamo de las mujeres ha sido permanente. El mismo año en que México luchaba por su independencia como Nación, durante la II conferencia de mujeres socialistas en Copenhague Clara Zotkin reiteró la demanda de sufragio universal para todas las mujeres además de proclamar el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer. En ese mismo año las españolas logran que se legisle el derecho de las mujeres a realizar estudios superiores. ¿Qué hay de trasfondo en el rechazo –no admitido- contra las feministas en el mundo? ¿será que las líderes originales fueron mujeres socialistas y comunistas en un contexto de triunfo de diversos tipos de capitalismo?

Para el día de hoy, en diferentes países, los gobiernos han prohibido manifestaciones. En México incluso se han blindado edificios y espacios, las redes difunden memes, como “soy simplemente palacio o la muralla chaira” y los analistas reflexionan acerca de la importancia de lo que ha quedado fura de las vallas por lo cual el cuestionamiento ante tales medidas es ¿El problema es de hombres malos o de un sistema patriarcal que no se ha erradicado? ¿lo que provoca el rechazo de gobernantes en España, Latinoamérica o México, es el discurso de confrontación? [1]

En el colmo de lo incomprensible, he escuchado a algunas mujeres, quejarse de la ausencia de solidaridad con aquellas, que logran destacar, en el ámbito privado o público, “por eso no avanzan, siempre están unas contra otras” vociferan señores muy enojados que lo mismo reprueban el barbarismo “en contra de la cultura por grafitear o destruir, monumentos, paredes históricas o ventanas de comercios, que deslizan una velada –aunque sería más exacto decir cobarde- opinión de la “inexplicable postura de mujeres guapas e inteligentes que optan por un género alterno” sin lograr dilucidar cuan traumático fue el abuso sexual durante la infancia o adolescencia, de mujeres que han logrado con sus recursos intelectuales sobresalir. ¿La confrontación es parte del “pacto patriarcal” como base fundamental de un sistema machista? Indudablemente existe un rechazo –abierto o escondido- en contra de las manifestaciones feministas ¿Es por temor o simple imposibilidad de explicarlas? ¿Qué marca la fuerza del feminismo en el siglo XXI ¿la cantidad de mujeres que marchan, la violencia de sus manifestaciones o lo que expresan en sus comunicados?

El 8 de marzo de 2017, organizaciones femeninas de más de 50 países lograron instrumentar un paro internacional cuya meta fue visibilizar la violencia machista –y esta es protagonizada a veces por mujeres- expresada de manera sexual, social, cultural, política y económica. Para este año la ONU estableció como tema “Mujeres líderes: Por un futuro igualitario en el mundo de la Covid-19” ¿Se refieren solo a las enfermeras y médicas? ¿No pueden ser incluidas mujeres encargadas de limpiar baños públicos y pasillos que se están quedando sin empleo por la sorda guerra en contra de las out sourcing? ¿Sería más inteligente regular estas empresas en vez de cancelarlas? ¿Y qué podemos decir del futuro de madres cuidando y enseñando desde el hogar, de las cuidadoras de personas mayores, de las solteras que están en busca de “hacer algo” para sobrevivir? ¿Serán las consignas de confrontación que propicia que se les rechace? El día de hoy, Usted como protagonista fundamental de la crisis del Covid-19 –igual como organizadora comunitaria, innovadora, política con responsabilidades que cumple a cabalidad o como simple esposa en camino de enviudar- profundice sobre el tema, estudie, trate de definir su postura, para lograr que se le valore, no solo lo que implica su sexo, o quien lo realiza y sobre todo, siéntase orgullosa de ser mujer [2].

[1] Fue el 28 de febrero de 1909 cuando se celebró por primera vez el Día internacional de la mujer trabajadora en NY por iniciativa de las Mujeres del partido socialista de los Estados Unidos en memoria a la huelga de trabajadoras textiles un año antes (Chicago y Nueva York).

[2] Por la lucha de otras mujeres valiosas y valientes, se logró el día internacional de la niña, el de la eliminación de la violencia en contra de nosotras, que es mucho más amplia que la violación sexual, la tolerancia cero de la mutilación genital que aún se practica en África.