INE-Morena, ‘tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata’

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Como dice el dicho: “Explicación no pedida, acusación manifiesta”. Así puede verse a Morena cuando se explaya diciendo que el Instituto Nacional Electoral (INE) pretende obstaculizar de manera ilegal” a este partido “y evitar que conserve la mayoría en el Congreso durante la próxima legislatura…” 

Morena se refiere a la reglas recién emitidas por el árbitro electoral para evitar la sobrerrepresentación partidista en la Cámara de Diputados Federal, las cuales considera una “triquiñuela” del Instituto “para beneficiar” a la alianza de los partidos Revolucionario Institucional (PRI) y Acción Nacional (PAN).

Pero fíjense, en su explicación reconoce que sí pretende conservar su mayoría a toda costa. Claro, todo partido político, sobre todo aquél en el poder, siempre pretenderá tal objetivo; por eso en la Constitución se dieron un excedente de la siguiente manera:

En ningún caso, un partido político podrá contar con un número de diputados por ambos principios que representen un porcentaje del total de la Cámara que exceda en ocho puntos a su porcentaje de votación nacional emitida”.

Y Morena no solo lo ha tomado con gusto, sino que quiere más de los ocho puntos; siendo el partido de la llamada “Cuarta Transformación” hubiese promovido una reforma para eliminar todo excedente, porque la representación política del partido mayoritario y de los partidos minoritarios debe ser exactamente proporcional a su votación.

Y como está en desacuerdo con las normas recién emitidas por el Instituto, Morena las impugnó ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. ¡Era de esperarse!

Seguramente lo mismo harán los demás partidos porque dichas normas no solo afectan al Movimiento Regeneración Nacional, sino a todos en cuanto a revisar la afiliación efectiva de las candidaturas ganadoras de mayoría para determinar la asignación de curules de representación proporcional (plurinominales).

Les afecta porque muchos partidos se dieron a la tarea de cachar desprendimientos de otros, y algunos más colocaron candidatos de su filiación en otros partidos vía coalición, tal como lo hizo Morena en 2018 y como lo pretende hacer ahora así como sus opositores imitándolo.

Vaya, ¿quien no quiere simular menos triunfos de mayoría para obtener más curules pluris? Todos. Como dijo Jesús: “Que tire la primera piedra el que esté libre de culpa”.

Pero como Morena se siente más afectado pues considera que el INE:

“Ahora, a solo tres meses de las elecciones, el Consejo General del INE pretende realizar un cambio de último momento que tiene sesgos partidistas, un único destinatario y un objetivo claro: impedir que Morena tenga la mayoría en la Cámara de Diputados. De esta manera, buscan imponer sus intereses por encima de la voluntad popular y de la vida democrática de México.”

Sin embargo, en algo sí le asiste toda la razón a Morena y es cuando dice “que el marco jurídico y los precedentes del Tribunal no han variado desde el 2015, y que tanto en ese año como en el 2018 los consejeros del INE avalaron y defendieron el mecanismo por el cual se han asignado los diputados federales plurinominales en los últimos años.”

Cierto, aunque no todos los consejeros de ese momento, son los de ahora.

Pero tiene razón Morena.

Agregaríamos que el INE es bastante culpable del abuso de los partidos en la sobrerrepresentación partidista en las cámaras del Congreso de la Unión, porque le ha permitido a los partidos la simulación de un menor número de diputados de mayoría para obtener más curules plurinominales.

Y no solo eso, ha permitido ajustes en los restos menores en la asignación de diputaciones de representación proporcional, además en ningún momento había intentado reglamentar la fórmula correspondiente, ni revisar la afiliación efectiva para tales efectos.

El mismo consejero Ciro Murayama, en su artículo publicado en Excélsior, relató y explicó:

“En 2012 ocurrió de forma casi imperceptible cuando la coalición del PRI y el PVEM obtuvo 40% de los votos a la Cámara y 48.2% de los diputados. Una diferencia de 0.2% equivalente a un legislador. En 2015, otra vez el PRI y el Verde, coaligados, obtuvieron 40.3% de la votación, pero recibieron 250 diputados, el 50%, un 9.7% adicional, lo que excede el límite constitucional en 1.7 por ciento… 

“El caso extremo de sobrerrepresentación se dio en 2018. Los partidos de la coalición Juntos Haremos Historia (JHH), obtuvieron el 44% de la votación popular a la Cámara Diputados, pero recibieron 308 diputados, lo que equivale al 61.6% del total. Es decir, ocurrió una sobrerrepresentación que duplicó el límite establecido en la Constitución. 

Estos casos de sobrerrepresentación en las últimas tres legislaturas fueron posibles porque el partido más votado de los que se alían “transfiere”, a través del convenio de la coalición, triunfos distritales a sus socios minoritarios. Así, el mayoritario aparenta tener menos diputados uninominales, lo que le permite acceder a un reparto mayor de plurinominales.”

Entonces, las y los consejeros del Consejo General del INE también deben reconocer su culpa en esa historia de la sobrerrepresentación, porque tanto peca el mata la vaca como el que le agarra la pata, ¿no? Claro, podrán argumentar que así está la ley y ellos solo la aplican; pero la misma ley los faculta a emitir lineamientos, ya lo estamos viendo (aunque siempre y cuando no legislen).

No obstante los pecados del INE, los consejeros y las consejeras que aprobaron el acuerdo para normar la sobrerrepresentación también tienen razón: No puede seguir permitiéndose que los partidos políticos tengan más diputaciones de las que realmente les corresponden en proporción a su votación obtenida.

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