La efervescencia por las elecciones numéricamente más grande del país de junio próximo, roba la atención sobre otros comicios venideros: Los del 2022 en algunas entidades federativas, como Oaxaca donde se renovará la gubernatura.
No se trata de cualquiera, sino de una de las entidades favoritas del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, líder moral y político de Morena.
El mismo Oaxaca donde actualmente gobierna el PRI vía Alejandro Murat Hinojosa, quien en ningún momento ha puesto objeción en colaborar con el mandatario nacional en la implementación de acciones de su proyecto de nación.
Cosa hasta cierto punto buena porque ahora en la entidad por lo menos hay una relativa paz social; con protestas, sí, pero ya sin los aciagos días de bloqueos, enfrentamientos, desalojos, sobre todo entre profesores y organizaciones sociales con policías. Se nota cierta colaboración entre los dos gobiernos: Federal y estatal. Claro, tienen que ver los buenos oficios de los encargados de la política interna del gobierno muratista, Francisco García López y su antecesor Héctor Anuar Mafud, además de la sensibilidad política del representante de la Secretaría de Gobernación, José Carlos Fuentes, y también de quien le precedió en el cargo, Jesús Romero. Eso sí, obras de envergadura no las hay; solo la promesa de concluir las supercarreteras a la Costa y al Istmo, obras que no se iniciaron ni en el sexenio de Alejandro Murat, ni en la administración del presidente López Obrador, sino datan de alrededor de 18 años y ahí siguen, sin poder terminarse.
Bueno, y está en pañales el proyecto del Interoceánico en el Istmo de Tehuantepec. Pero ni en la capital oaxaqueña, donde gobierna Morena a través Oswaldo García Jarquín, hay una sola obra de gran impacto; el munícipe le ha quedado muy mal a la “Cuarta Transformación”.
En fin, pues ahí, en Oaxaca, legisladores morenistas impulsan una reforma constitucional para modificar el periodo del próximo gobernador o gobernadora: De 2 años por única vez, según para empatar la elección de este cargo local con la federal de 2024, año en que los oaxaqueños otra vez renovarían gubernatura pero ya para seis años.
O sea, para el 2022 intentan promover un “gobernador o gobernadora de transición”. De hecho, el año anterior también intentaron una reforma similar, pero no prosperó. Y, según trascendió, hace algunos días legisladores morenistas presentaron otra iniciativa para modificar el periodo para la gubernatura de dos años
¿Prosperará?
Pues en este momento la Legislatura del Congreso Local se encuentra en receso, la Diputación Permanente tendría que convocar a periodo extraordinario y hasta urgente, porque en breve vence el plazo constitucional para realizar reformas electorales de fondo.
La Constitución Política General establece que: “Las leyes electorales federal y locales deberán promulgarse y publicarse por lo menos noventa días antes de que inicie el proceso electoral en que vayan a aplicarse, y durante el mismo no podrá haber modificaciones legales fundamentales.”
Y ese plazo fatal vence a finales del mes en curso, considerando que el proceso electoral de Oaxaca para la elección 2022 a gobernador o gobernadora del estado iniciará en la primera semana de septiembre de 2021, a menos de que el Congreso Local también modifique el plazo de arranque del proceso electivo vía otra o la misma reforma.
Pero ya están sobre el tiempo. Mientras, la mayoría de diputados y diputadas andan metidos en las campañas electorales del actual proceso electoral concurrente, en candidatura en reelección o simplemente apoyando a su respectivo partido político.
¿A QUIEN BENEFICIA UNA GUBERNATURA DE DOS AÑOS?
Pues si en seis años no se hizo obra de envergadura, menos en dos años, salvo que el gobernador o gobernadora cuente con todo el respaldo del Gobierno Federal y le suelte carretillas de presupuesto.
Pero para 2024 también habrá elecciones de Presidente de la República, entonces también habrá nuevo mandatario o mandataria nacional, y cuando hay cambio en el jefe del Ejecutivo suele ocurrir que los recursos fluyen lentamente.
No, pobre Oaxaca, ser que de por sí está sumida en el atraso, con escaso desarrollo económico. Quizá por lo mismo siga siendo una entidad electoralmente atractiva, por su gran cantidad de población en condición de pobreza.
En fin, ¿a qué partido convendría una gubernatura de dos años? Pues Morena de por sí lleva las de ganar hasta el momento, no por el partido, sino por la fuerte presencia de AMLO en la entidad, sobre todo en comunidades indígenas y zonas marginadas.
De dos o de seis años, Morena prácticamente tiene en la bolsa la gubernatura oaxaqueña, salvo que los resultados de la elección de junio próximo cambien el panorama. Con sus honrosas excepciones, los gobiernos municipales morenistas y los legisladores de este partido, no tienen tan contenta a la ciudadanía.
Quizá buena parte de la ciudadanía oaxaqueña quiere a AMLO, no así a los malos munícipes y peores legisladores de Morena. En Oaxaca sigue habiendo un priismo vivo, dinámico y ávido en dar la pelea electoral, a menos de que lo inmovilicen por órdenes del más alto nivel.
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