Tlaxcala, la derrota de morena; Lorena Cuéllar y sus malas vibras 

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El próximo domingo 6 de junio será un día de fiesta en Tlaxcala. Morena y su candidata por enésima ocasión será derrotada. No es la predicción de los pitonisos ni de los aprendices de brujo, simplemente es cuestión de números.

Anabell Ávalos y sus propuestas de gobierno han merecido el respaldo de los ciudadanos. Sus actos de campaña han sido arrasadores y como diría el clásico: “lo que se ve no se juzga”. La Candidata de la coalición “Unidos por Tlaxcala”, personifica el hartazgo de una sociedad cansada por los excesos y la ineptitud del gobierno del presidente Obrador y su partido.

Esa preferencia por Anabell entre los ciudadanos ha desatado de parte de la morenista Lorena Cuéllar, una campaña de odio y calumnias.

En Morena, Lorena Cuéllar se apropió de la candidatura, jamás presentó una encuesta interna que la avalara, se adueñó del partido tras la muerte repentina por Covid del líder estatal, se apoderó de las candidaturas y las asignó conforme a sus intereses y ambiciones personales lo cual provocó la división en ese partido con un número indeterminado de renuncias, por si eso no fuera suficiente su candidatura ha sido impugnada por los propios militantes de Morena y se encuentra en litigio en el tribunal electoral y aún peor: a quince días del cierre de las campañas la delegada nacional de Morena en Tlaxcala, la senadora Martha Guerrero Sánchez presentó su renuncia al cargo ante la dirigencia nacional.

El cochinero interno le provocó a Martha Guerrero más que náuseas, se suponía que la flamante delegada era la máxima autoridad del partido en Tlaxcala. No soportó el hedor en Morena, la podredumbre en esa organización ha propiciado un ambiente irrespirable.

Como ratas alrededor de un cadáver pululan alrededor de Lorena Cuéllar todos aquellos que ansían un cargo. Morena es un auténtico botín político a donde los come mierdas se dan un festín sin límite. En su renuncia la senadora Guerrero Sánchez desnuda a Lorena Cuéllar, la hace ver como una ambiciosa desaforada que pretende  “controlar todo” y “no respetar las decisiones cupulares”.  Ante la inminente derrota, la delegada nacional prefirió saltar del barco que se hunde inexorablemente.

“Me voy porque no quiero ser cómplice de esta mafia”, confió Guerrero Sánchez a sus más cercanos. En su carta dirigida a la dirigencia nacional, la dimitente exhibe a Lorena Cuéllar:  “Me queda claro que las decisiones para definir todas las candidaturas y el resultado de las elecciones en Tlaxcala se toman en otro lado… por todo ello, he tomado la decisión de retirarme y renunciar a la designación de Delegada Nacional de Morena en Tlaxcala. No quiero ser obstáculo ni pretexto de los resultados”.

Como si estuviera drogada, Lorena Cuéllar sigue atrapada en el idílico triunfo de Obrador de hace tres años. Sigue viendo elefantes rosas. Sus alucinaciones la hacen creer que ella será la próxima gobernadora. Algunos consideran que la Cuéllar sufre el síndrome de Juana “la Loca”. Se siente la víctima de una “conspiración” para apartarla del trono. Lleva 20 años de su vida empecinada en ocupar la gubernatura. Su obsesión es tan enfermiza que raya en la locura. Se ha puesto la camiseta del PRI, del PRD y la de Morena. Y nada. Va por su tercera derrota.

La campaña de Morena es un cochinero. Con recursos ajenos al presupuesto oficial para las campañas ha incurrido en un derroche de dinero para tratar de comprar votos entre la gente de las comunidades más pobres. Cuéllar no ve a los electores como ciudadanos con derechos, sino como si fueran unos “zombies”. Simples números en una subasta de votos.

De ese tamaño es su megalomanía.

Sin embargo, la pregunta que deben hacerse los tlaxcaltecas es ¿qué importancia tienen los números en la política? Muchos antes de que iniciaran las campañas en los 15 estados en los que habrá de elegirse a un mismo número de gobernadores, en Morena sus dirigentes comenzaron a actuar con perversidad al sembrar encuestas falsas.

Tlaxcala es un ejemplo burdo, ruin y no menos estúpido. Lo mismo ocurrió en Guerrero que en San Luis Potosí que en Nuevo León, por citar algunos ejemplos.  En Tlaxcala se llegó a “colocar” hasta 40 puntos arriba a Lorena Cuéllar sobre Anabell Ávalos. Entonces ni siquiera comenzaban las campañas ni Anabell era candidata. En cambio, Lorena Cuéllar se asumía como la futura “gobernadora”. A la Cuéllar le gusta blofear. Adicta a los juegos de azar, su vida se ha regido por una tómbola.

En el peor de los ridículos ha recurrido a los brujos de Catemaco emulando al presidente Obrador quien rige su destino en base a fetiches como tréboles y estampas religiosas. Las “limpias” con “brujos sanadores” son parte de las fábulas políticas de Lorena Cuéllar.  La candidata de Morena quien ansia llegar al poder para enriquecerse es una clara representante de la cacocracia.

Cuéllar es una persona malvada y políticamente perversa. De eso no hay la menor duda.  Pertenece al partido del gobierno de los ineptos, de los políticos cleptócratas. Simplemente, Lorena Cuéllar jamás podrá ser gobernadora.