Con las campañas prácticamente finalizadas, es improbable que cambie la intención del voto en Tabasco en la semana que falta para las votaciones.
Por eso este columnista puede afirmar sin trasgredir ninguna ley electoral que el abanderado del PRI a la presidencia municipal de Centro, Andrés Granier Melo, debería andar pidiendo perdón a los tabasqueños, no el voto.
El químico regresó a la política activa proclamándose “inocente”, lo cual es impreciso: técnicamente es inocente porque la parte acusadora se desistió de continuar el proceso iniciado por su sucesor, el perredista Arturo Núñez Jiménez, y que lo tuvo confinado casi seis años en la enfermería del reclusorio femenil de Tepepan, en la Ciudad de México.
Y esto lo reconoció en su primera entrevista como candidato priísta al revelar que el gobierno de Adán Augusto López Hernández se desistió del caso, por lo que fue excarcelado con años de anticipación.
Tras ese “perdón”, ¿traicionó Granier al gobernador de Tabasco y al presidente Andrés Manuel López Obrador que seguramente fue informado del asunto?
2.- El químico asegura que no robó y que fue objeto de una “persecución” de Arturo Núñez, pero la batida en su contra tuvo como origen la política “anticorrupción” del entonces presidente Enrique Peña Nieto, que también metió a la cárcel en el mismo paquete a Elba Esther Gordillo.
¿Y si los señalamientos en su contra eran una “cacería” cómo puede justificar los 100 millones de pesos en efectivo que encontró la Policía en la casa de la secretaria de su tesorero José Sáinz Pineda?
¿Por qué heredó una deuda pública de más de 10 mil millones de pesos si en 2006 recibió la administración con un pasivo de apenas 450 millones de pesos?
¿Por qué ha sido el único gobernador tabasqueño en despedir a miles de burócratas para acomodar al equipo que le sigue desde el ayuntamiento de Villahermosa?
¿Cómo justifica que su compadre Amilcar Salas sea uno de los hombres más ricos de Tabasco con cuentas millonarias en dólares presuntamente en paraísos fiscales del mundo?
Granier, en efecto, no debería responder por lo que haga o haya hecho su allegado, pero la ecuación cambia cuando es de todos conocidos que el susodicho manejaba el presupuesto del estado.
Al obtener su libertad, en entrevista con un noticiero radiofónico local, su entrevistador Jesús Sibilla Zurita le dijo que a él le constaba que Amilcar Salas manejaba la Secretaría de Finanzas.
El exgobernador lo negó alegando que esos señalamientos fueron parte de la “guerra sucia” que padeció.
3.- El priísta no ha podido explicar la razón por la que su hijo Fabián Granier Calles fue su operador cuando estaba impedido por ley para trabajar en el gobierno de su papá, ni nunca ha dejado claro porque permitió que su vástago usara las aeronaves oficiales y que amigos de su hijo fueran proveedores de la administración.
¿Alguna vez va a pedir perdón por quedarle a deber más de dos mil 500 millones de pesos a empresarios tabasqueños que por esa razón se fueron a la quiebra?
4.- Al PRI Granier le debe por lo menos una disculpa: hizo abanderado a diputado local por mayoría a Fabián y ¡también le consiguió una candidatura plurinominal!
El exmandatario llegó a desplazar a todas las corrientes apropiándose del partido.
Por él se fueron cuadros medios operativos como Beatriz Ramón, César Rojas, María del Carmen May, Daniel Torres, Francisco Becerra, Indira Zúñiga, Tomás Zacarías y Arturo Gómez, solo por citar algunos.
@RodulfoReyes
