Ya viene la consulta popular. El primer domingo de agosto. Y el Instituto Nacional Electoral (INE) llama a la ciudadanía a acudir a este ejercicio de democracia participativa.
Evidentemente, el INE no puede, ni debe, llamar a lo contrario.
Pero las ciudadanas, los ciudadanos, sí pueden preguntarse: ¿Vale la pena participar en una consulta popular por demás inútil?
¿O no resulta inútil ir a tachar una papeleta en un SI o en un NO respecto de la siguiente pregunta?
“¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?”.
Cualquier ciudadana, cualquier ciudadano, estaría de acuerdo.
El problema es lo abstracto de la pregunta y las dudas generadas por la misma. ¿Qué acciones pertinentes? ¿Cuál sería el proceso de esclarecimiento? ¿Qué decisiones políticas? ¿Tomadas en qué años? ¿Por qué actores políticos? ¿Encaminado a qué? ¿Por qué no se accionó directamente al inicio de la actual administración?
Sí, vaya por qué el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, recurre a la consulta popular para preguntar a la ciudadanía si debe o no investigar y hacer justicia. Por qué eso quiere, ¿no? Lo mismo que la ley de ordena, y la ley no se consulta.
En realidad el mandatario pretendía consultar a la ciudadanía si enjuicia o no a sus antecesores, desde Carlos Salinas de Gortari hasta Enrique Peña Nieto, pasando por el de Ernesto Zedillo y el de los panistas Vicente Vox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa.
Pero en la Suprema Corte de Justicia de la Nación le dieron vuelta a la pregunta para pasarla como constitucional porque la propuesta original transgredía derechos humanos. Sin embargo, viene siendo la misma gata nada más que revolcada.
En fin, a ver cual es la respuesta ciudadana a la consulta popular en relación a la expectativa de una alta participación o al escenario de marcado abstencionismo. Nunca será lo mismo ir a votar para elegir representantes que ir a perder el tiempo en legitimar un capricho avalado por una cerradísima mayoría de ministros de la Corte.
Por cierto, ¿será esa una de las razones de la ampliación del mandato del presidente de la SCJN, Arturo Zaldívar? ¿Un regalito por su buen comportamiento respecto al aval de la consulta?
VERDE, EN LA MESA DIRECTIVA
El coordinador de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal Ávila, se reunió con al menos cinco senadoras a quienes pidió paciencia para llevar a cabo el proceso de renovación de la Mesa Directiva en la primera semana de agosto próximo.
Es de suponerse que la misma petición de paciencia aplica a los aspirantes varones.
Así que el senador Raúl Bolaños Cacho Cué, del Partido Verde Ecologista de México, deberá esperar también; aunque tenga prisa. Mientras podrá continuar con su tarea de cabildeo con los líderes del resto de las bancadas a efecto de verse favorecido con una designación por votación unánime como presidente de la Mesa Directiva.
Por cierto, dicen que la propuesta de promoverlo a él para presidir dicho órgano legislativo salió de la oposición a Morena, pues ésta bancada ya la presidió tres años consecutivos, entonces ahora corresponde a una bancada distinta.
Aunque ni la Ley Orgánica del Congreso, ni el Reglamento del Senado, exigen alternancia en la filiación política de la presidencia de la Mesa Directiva, solo dice que debe ser electa por mayoría absoluta y tan-tan.
Sin embargo, la pluralidad política exige que ningún partido político acapare los órganos legislativos o la dirección cameral. Por tanto, es buena la idea de la alternancia, y entonces puede presidir la Mesa un senador del PAN, del PRI, de Movimiento Ciudadano o de las otras bancadas sin descartar a los aliados naturales de Morena.
Precisamente uno de los aliados ha sido el Verde, medio rebelde a veces, pero más por pose y por amago para obtener sus pretensiones, que por entorpecer a Morena. ¿O ahora ha sido en serio la postura de Manuel Velasco?
En fin, que en ese contexto encajaría Raúl Bolaños Cacho Cué, amigo de Ricardo Monreal Ávila, quien estaría gustoso (dicen) de que el este senador del Verde presida la Mesa Directiva, pues es su aliado en partida hasta triple.
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