En días pasados el Gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat Hinojosa, sostuvo sendos encuentros con ex candidatos y ex candidatas a las diputaciones al Congreso Local y al Congreso de la Unión; de mayoría y plurinominales.
Por supuesto, del Revolucionario Institucional; partido que en 2016 lo llevó a la gubernatura y el cual pretende dirigir a nivel nacional o cuando menos es la idea que promueven sus allegados. Pero no entregó buenas cuentas como jefe político del priismo oaxaqueño.
El PRI perdió los 10 distritos electorales federales y solo ganó tres distritos de los 25 locales, ni pudo recuperar la capital de la entidad; Morena arrasó en esta entidad favorita del Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, amigo de Alejandro Murat.
La reunión con los ex abanderados federales fue algo tersa; en cambio, fue durísima la reunión con los locales; ambas efectuadas por separado. Sin embargo, hubo una coincidencia: El reproche sobre si las elecciones ya estaban entregadas a Morena.
Porque hubo ausencia de estructuras priistas, comisionados que incumplieron con la tarea encomendada; cambio tardío en la dirigencia estatal del PRI para enderezar el barco.
Los ex contendientes, sintieron la desatención personal del jefe político del priismo local. Así se lo hicieron ver en la reunión con los locales, llevada a cabo en un salón del Centro de Convenciones, en la cual si les invito agua, fue mucho.
Hubo quien le reclamó hasta la pena de no poder presumir obras del gobierno estatal en su respectivo distrito electoral. Incluso, que sus funcionarios ni siquiera les tomaban la llamada para preguntar sobre gestiones previas a las elecciones del seis de junio pasado.
¿Ordenes expresas?
Habrá quien vea en Alejandro Murat el modelo del gobernador que no metió las manos en el proceso electoral concurrente; contrario al presidente López Obrador que solo con sus “mañaneras” un día sí y otro también metía hasta los codos por lo menos haciendo proselitismo institucionalizado.
Por cierto, también cuestionaron su cercanía con el presidente López Obrador, en cuyas giras frecuentes a Oaxaca no solamente lo acompaña, sino hasta lo defiende. Y tal circunstancia ha provocado la idea (sobre todo en el medio rural) que Morena es el partido benefactor, no el PRI.
Claro, no todo fue reclamos. También hubo ex candidatos, ex candidatas, que se desvivieron en elogios hacia Alejandro Murat, como gobernador y como jefe político del priismo oaxaqueño.
En ambas reuniones, la mayoría de los plurinominales permanecieron callados. Y cómo no, si son los beneficiados con los votos generados por quienes contendieron por el principio de mayoría relativa, y dejaron el alma en las campañas electorales corriendo todo tipo de riesgos.
Y sin embargo, ni siquiera sintieron la palmadita en la espalda de su jefe político.
¡Cuánta orfandad política!
Qué será cuando en 2022 el PRI pierda la gubernatura de Oaxaca; todo apunta a la derrota con más de 300 mil votos de ventaja de Morena en las elecciones del seis de junio pasado.
Desde ahorita, casas encuestadoras como Integralia Consultores ya adelantan la victoria de Morena en la próxima elección a la gubernatura de Oaxaca, de seis a renovarse en 2022.
¡LA BROMA!
Después de las recientes elecciones, el presidente López Obrador visitó Oaxaca. Luego de esa visita, morenistas invitaron al gobernador Alejandro Murat a inaugurar un restaurante, propiedad de una persona allegada a la morenista Karina Barón, secretaria técnica de seguridad.
Y ahí, mientras degustaba un rollo de salmón acompañado de vino tinto, alguien le gastó una broma: “Pronto tendremos (un rollo) PRIMor”.
Sus acompañantes a la mesa, en su mayoría morenistas, soltaron la carcajada. Alejandro Murat siguió comiendo quizá intentando disimular sus emociones.
Muy elocuente la broma con jiribilla, ¿no?
Esa parte de la escena le dio vuelta a la red social.
Y nadie quisiera estar en los zapatos de los priistas, tras apaleados en las elecciones todavía humillados con la amable convivencia del gobernador Alejandro Murat con los morenistas.
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