Un verano infernal

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El año pasado, mientras los ojos del mundo estaban puestos en el avance del coronavirus (pasó de una epidemia en Wuhan, China a convertirse en una pandemia oficialmente el 11 de marzo de 2020), los fenómenos naturales adversos hicieron de las suyas.

Desde los incendios forestales en Australia (se quemaron 13 millones de acres) y EU; hasta las riadas e inundaciones devastadoras en algunos países del mundo que dejaron un saldo considerable de fallecidos debido a la fuerza del agua y de los deslaves. A ello se suman cuantiosos daños materiales que, especialmente, se recuerdan en las inundaciones de Indonesia.

En África, un puñado de países sufrieron una plaga de saltamontes que devastó los cultivos tal y como sucedió en Somalia, Kenia y Etiopía, economías tradicionalmente azotadas por la carestía de alimentos y las hambrunas. Ahora ha recrudecido.

También hubo sismos y terremotos que mataron a personas y hasta erupciones volcánicas como la de Filipinas con casi un centenar de decesos y otro tanto considerable de afectados.

Realmente es muy preocupante lo que está pasando con el clima a nivel global y ya se anticipa un verano infernal. Hace unos días escuché a un grupo de expertos invitados en la conferencia        “El desafío del cambio climático” organizada por El Confidencial y quiero compartirles algunos de sus comentarios más relevantes para que nos sirvan, a todos, de reflexión.

El planeta Tierra está cada día hablando más alto y claro. Se anticipa que los eventos de la naturaleza serán cada vez más extremos, así lo comentó Albert Barniol, responsable del Departamento de Meteorología y del Tiempo de TVE.

“Se siguen patrones que condicionan el cambio climático que estamos teniendo… según indican los modelos climáticos a mediano y a largo plazo. En el caso de nuestras latitudes indican que los eventos extremos serán más frecuentes”, según el experto.

A la gente le importa su futuro, así lo externó Barniol, por eso cree que hay cada vez más una mayor consciencia al respecto de lo que está en juego con el cambio climático.

“Lo hemos visto tuvo que llegar Filomena para arrasar con toda la ciudad para ser conscientes; la gente que vive en el campo o bien que depende del turismo saben que somos vulnerables al cambio del tiempo, por tanto, si creo que existe esta percepción pero no la tenemos como prioridad”, dijo el climatólogo.

Por su parte, José Luis Blasco, director de Global Sustainability de Acciona destacó que hay que imaginarse un futuro diferente sin tanto consumo, porque habrá que evolucionar quizá a pensar en no tener un coche.

“Hay miedo porque habrá cambios y eso nos genera incertidumbre. Pero tener el agua limpia y disfrutar de una naturaleza recuperada, eso nos dará muchas ventajas que superarán con creces a esa incertidumbre de cómo debemos modificar muchos hábitos”, comentó el directivo.

Blasco es optimista porque cree que el cambio climático proporciona una oportunidad increíble para modificar lo que no funciona en aras de ser más proactivos y comprometidos con la naturaleza y el entorno.

 

A COLACIÓN

Por su parte, desde su experiencia como hombre del tiempo en la televisión española, Barniol refiere que está instalándose el discurso de que el progreso es ir en contra del cambio climático.

El mensaje de la sostenibilidad está ganando mayor terreno funcionando de forma didáctica para enseñarle al consumidor de hoy a ser responsable y amigable con el medioambiente; su contenido es una invitación para tomar decisiones racionales siempre anteponiendo el interés de contaminar lo menos posible.

El progreso no es consumir de manera desaforada. En voz de Blasco, consultor de la empresa Acciona especializada en infraestructuras verdes, el mensaje debe ser muy potente y directo para la población en un mundo invadido además por fakes.

@claudialunapale