El sector energético renovable es un poderoso motor de crecimiento, generación de empleo e innovación. Se debe empezar por dar acceso a electricidad a 20 millones de latinoamericanos que aún no lo tienen, señaló hoy Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), durante un panel de alto nivel realizado en el marco de la Semana de la Energía en América Latina, organizada por la compañía internacional Siemens Energy.
En su exposición explicó que América Latina y el Caribe tiene todas las condiciones para convertirse en un hub global de energía renovable con gran potencial en hidrógeno verde. Indicó que países como Argentina, Brasil, Chile, Perú, Bolivia, Costa Rica y México, tienen grandes posibilidades de desarrollar una industria del hidrógeno verde competitiva, de aprovechar y replicar las oportunidades y capacidades ya desarrolladas en otras regiones, y a la vez, ser dinamizadores de este recurso en los demás países de la región.
“Varios países en América Latina y el Caribe tienen ventajas para incursionar en este mercado porque sus matrices eléctricas son relativamente limpias o están en vías de descarbonizarse. Estas ventajas son en sí mismo oportunidades, que dan pie a otras. Pero para provecharlas, deben solventarse de forma rápida y efectiva algunos escollos que podrían llegar a ser una barrera que dificulta el despegue de esta industria y/o su continuidad: formalizar al H2 (hidrógeno) en el marco político, institucional y legal, incluirlo en las agendas públicas y dar espacio y apoyar al sector privado, construir una agenda regional y aprovechar sinergias para aumentar la competitividad”, enfatizó Bárcena.
“Nuestra región es la más golpeada en el mundo en desarrollo por causa de la pandemia. Es tiempo para una transición energética. La transición hacia energías renovables es un poderoso motor para el crecimiento, para combatir la pobreza, crear empleos y contribuir a la acción climática”, señaló.
Explicó también que en 2020, a causa de la pandemia de COVID-19, se observó una disminución media de la demanda de electricidad del 15% al 20%, que fue, por ejemplo, del 25% en Argentina, 31% Perú y 5% en Chile. Sin embargo, la demanda de electricidad en todo el mundo durante el año pasado septuplicó con creces el impacto de la crisis financiera de 2008.
Agregó que pese a la caída en los anuncios de inversión extranjera directa en el contexto de la pandemia, las energías renovables se mantuvieron como el sector de mayor interés, equivalente a 33% del monto de inversiones anunciadas para la región en 2020.
“La pandemia ha exacerbado las desigualdades en la región, por lo que hay que dar prioridad a las inversiones que cierren las brechas de acceso a la electricidad de calidad y asequible. Primero, se debe dar electricidad a los 20 millones de habitantes que aún no la tienen. Este tipo de inversión mejora las condiciones sociales de los segmentos vulnerables, genera puestos de trabajo y promueve el uso de tecnologías más sostenibles, lo que en última instancia contribuirá a la reactivación de la economía regional”, señaló Alicia Bárcena.
Indicó que con una inversión anual del 1,33% del PIB regional, entre 2021 y 2032, equivalente a 114 dólares per cápita (80.000 millones de dólares a precios constantes de 2010), y utilizando tecnología renovable (es decir, solar y eólica) en línea con las metas del Objetivo de Desarrollo Sostenible N⁰ 7 sobre el acceso a energía asequible y limpia (ODS 7), se puede cerrar las brechas de cobertura y llegar a una matriz eléctrica de la región con más del 86% de energías renovables. “Con esto se podrían generar 7 millones de empleos y reducir las emisiones de gases de efecto invernadeero (GEI) en un 30%”, declaró.
“Definitivamente, necesitamos servicios de energía modernos que puedan apuntalar la salud, la educación, el sustento de las personas e incrementar la resiliencia de la sociedad”, dijo.
En su intervención, Alicia Bárcena también destacó como ejemplo la integración energética regional entre México y los países del norte de Centroamérica, que es uno de los objetivos incluidos en el Plan de Desarrollo Integral (PDI) para El Salvador, Guatemala, Honduras y el sur-sureste de México que la CEPAL está coordinando con los cuatro gobiernos.
“El PDI reconoce el papel de la electricidad en la transición energética y en la descarbonización y el papel de la transmisión de electricidad para conectar el gran potencial de las energías renovables con una demanda creciente de electricidad. Pensamos que el sur-sureste de México y los países del PDI pueden ser el corazón del primer corredor internacional de energías limpias de las Américas”, recalcó Bárcena.
Finalmente, la alta funcionaria de las Naciones Unidas hizo un llamado a impulsar la diversificación de las fuentes de energía y apoyar una estrategia energética subregional no solo entre el norte de Centroamérica y México, sino también en América del Sur. “Para ello los gobiernos deben entender que tienen que actuar juntos. No podrán hacer nada por sí solos. Por eso debemos apuntar a la integración”, puntualizó.