A las dos principales fuerzas de la oposición, PRI y PAN, no les hace falta enemigos externos, con los líos internos tienen para anularse.
Integrados en Frente o Alianza Opositora junto al PRD -y, eventualmente a Movimiento Ciudadano-, PAN y PRI viven hoy la amenaza de una nueva fractura.
Lo que significaría una bendición para el presidente Andrés Manuel López Obrador y su 4T.
En el PRI viejos liderazgos, en cuya punta está el exgobernador oaxaqueño Ulises Ruiz pero que lo mismo suma a querer o no a personajes como Roberto Madrazo, Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes (todos ellos expresidentes del tricolor) y otros muchos entre exgobernadores y exsenadores así como exdiputados o exdirigentes de sectores, se la viven en el complot permanente desde las mesas de café.
Desde ahí ha surgido ahora una Plataforma por la Refundación del PRI a la que no se le ve mucho futuro porque Alejandro Moreno es presidente firme de este partido y no se ve que haya transgredido ningún ordenamiento estatutario que pudiera derivar en su expulsión o restitución.
No hay ningún nombre prominente que encabece realmente esta disidencia. Todos exigen la denuncia y sustitución de Moreno, todos sus colaboradores, pero nadie quiere ir al frente. Exhiben como causa el fracaso del PRI en las elecciones del pasado 6 de junio.
La verdad es que el hecho de que hayan aumentado de 47 a más de 70 las diputaciones federales los salva.
EN EL PAN, IGUAL
En Acción Nacional la guerra apenas recomienza. El motivo es la renovación estatutaria de su dirigencia programada para octubre.
La contienda está planteada: Marko Cortés va por 3 años más mientras que el gobernador saliente de Querétaro, el exitosos Francisco Domínguez buscará relevarlo mientras entran al ruedo Adriana Dávila y Gerardo Priego.
El escenario tiene el antecedente de que en la anterior, y la antes-anterior y mucho-antes anterior renovación de dirigencia en el blanquiazul hubo turbulencias y rompimientos.
La dirigencia de Cortes tiene igual el sello de traiciones y golpes bajos, imposiciones en candidaturas como la fracasada de Ricardo Anaya, quien se postuló luego de haberle dado la puñalada trapera a Gustavo Madero, quien lo había dejado encargado de la presidencia de Acción Nacional.
O sea…
Muchos fueron los que se salieron en estos años: desde el expresidente Felipe Calderón, su esposa, Margarita Zavala, Ernesto Cordero, Roberto Gil Zuarth, etc, etc, etc…
En este contexto Marko Cortés buscará la reelección.
Va a ser muy difícil que lo logre porque el PAN, segunda fuerza política de México, tiene apenas 3 años para preparar a su candidato a la presidencia en 2024, y ese no será de nuevo Ricardo Anaya, sino muy probablemente el propio Francisco Domínguez, un gobernador que deja su estado, Querétaro, en paz, con cero-deuda y con un reordenamiento urbano, educativo e industrial notable.
UN RESPIRO EL IMPUESTO A PLATAFORMA DIGITALES
Frente a la amenaza de la falta de dineros para cumplir con los programas del gobierno de la 4T, el senador Ricardo Monreal celebró ayer la aprobación global de un impuesto del 15 por ciento a las grandes y multimillonarias plataformas digitales en el mundo moderno.
Promovido por el presidente Joe Biden, los parlamentos del G20 -del que México forma parte-, aprobaron este impuesto y el Senado mexicano, dijo el zacatecano, está listo para aplicarlo aquí y así poder alcanzar un mejor justicia fiscal.
Lo dicho por el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado indica que nuestro país se adherirá al impuesto mínimo global para gravar a las plataformas digitales que algunos especialistas prevén pueda alcanzar los 30 mil millones de pesos al año en este país.
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