Los argumentos contradictorios de la 4T

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Prácticamente a diario los seguidores de la 4T sacan a colación, al menor pretexto, una lista de argumentos para descalificar a quienes se atreven a cuestionar al gobierno lopezobradorista. La repetición constante de los mismos ha hecho que mucha gente crea que son válidos, pero si se revisan con cuidado, se verá que son recursos que no se sostienen, en especial aquellos que aluden a la militancia, pues de aplicarse también incluirían hasta al propio presidente que hoy veneran. Veamos cuales son esas explicaciones que están en el manual del fanático morenista.

 

Si el argumento es bravo, hasta a los de casa muerde

Como si fuera una novela, pero mala, la narrativa que se va construyendo para defender al lopezobadorismo y diferenciarlo de gobiernos pasados se empieza a tropezar con sus propias palabras.

Uno de los argumentos más utilizados es que “el PRIAN robó más”, con lo que tratan de que la atención se dirija hacia la manera en que la corrupción se practicaba en sexenios anteriores, pero decir que “robó más” también implica que se está robando, aunque en menor cantidad, por lo cual se puede perdonar pues para este tipo de defensores importa más el monto y no la acción.

Hay que recordar a cierto presidente municipal de Nayarit que se hizo famoso porque confesó en público que robó, pero poquito, a pesar de lo cual logró volver a ganar una elección con todo y que había revelado lo que para muchos es inaceptable, pero si se trata de su candidato la cosa cambia.

Otro argumento es rechazar las palabras de alguien por su militancia. Así, si cualquier usuario de redes sociales o periodista señala alguna irregularidad, de inmediato se le descalifica por ser priísta o expriísta, lo único malo con esto es que también alude al propio presidente quien es expriísta.

Cuestión de recordar que Morena no es un partido con militantes puros y sin antecedentes políticos, sino que es un movimiento que se nutrió con muchas personas que antes habían militado en el PRI, el PAN o el PRD, por lo que señalar a éstos, o a quienes fueron parte de otro instituto político, como alguien sin autoridad para señalar temas de corrupción o errores en el gobierno sólo porque fueron parte de algún partido, es también negar esa posibilidad a los propios morenistas.

El ataque a todo lo que represente al neoliberalismo es otro argumento que los seguidores del lopezobradorismo utilizan de manera recurrente. Así, se rechaza a todo lo que provenga de la cuna de esta escuela económica, el ITAM, o a quienes hayan pertenecido a gobiernos que son calificados con esta etiqueta, pero resulta que Morena tiene a un presidente nacional que es egresado de dicha escuela, que no se puede calificar como parte de las clases populares, pero eso no importa porque ahora es de los buenos y se le perdona ese tipo de cosas que en otros es motivo de linchamiento mediático.

Otro argumento que se usa por parte de los fanáticos de la 4T es el que busca calificar a quien critica al actual gobierno federal como mentiroso porque es parte de lo que llaman “derecha”, pero sin reconocer que, como señaló Cuauhtémoc Cárdenas, la administración de López Obrador no se puede llamar de izquierda, algo en lo coinciden algunos de los integrantes de esa corriente política.

Decir que son de izquierda, pero sin explicar la presencia en un movimiento de esa ideología de panistas o priístas, incluso algunos empresarios, es algo al menos contradictorio para un movimiento que se configuró con una gran amalgama de militancias de prácticamente todo el espectro político, además de que muchas de sus acciones no representan a una administración gubernamental que se pueda calificar como de izquierda.

Un recurso adicional que es bastante socorrido en la defensa de la 4T, es aquel que invoca que todo el pasado era malo y todo lo que se hizo antes de la llegada de López Obrador a Palacio Nacional fue parte de un herencia corrupta que hay que eliminar, sólo que olvidan que muchos de los que fueron parte de ese pasado ahora rechazado son parte del gobierno, como Manuel Bartlett o Ignacio Ovalle, por lo que no se entiende que se critique el pasado, pero se recurra a quienes fueron parte de esos gobiernos.

Esto llega al extremo de que Claudia Sheinbaum ha señalado un par de ocasiones que su gobierno está haciendo cosas que “antes” no se hacían, como subir el sueldo a policías o reparar las vías del Tren Ligero, sin recordar que los de “antes” son, en su mayoría, parte de la 4T que cambiaron de partido al pasarse del PRD a Morena, como su rival para el 2024 Marcelo Ebrard o el propio López Obrador.

Finalmente, decir que “no somos iguales” cuando están llenos de priístas, panistas y perredistas elimina este argumento o intento por parecer distintos a los anteriores, pues con ellos se gobierna, además de que al igual que gobiernos del pasado se utiliza a las fuerzas armadas en labores de seguridad pública, se mantiene un tratado de comercio con Estados Unidos y Canadá, se recurre a adjudicaciones directas para otorgar contratos, se tiene a familiares en la nómina y un largo etcétera que echa por tierra ese supuesto argumento.

@AReyesVigueras