La estrategia de seguridad de la presente administración parece tener un elemento de desarticulación, que la hace a simple vista inviable.
Vamos por partes. Esta política está conformada por elementos del campo del poder político, y de seguridad, principalmente.
En cuanto a las acciones desarrolladas se encuentran, la voluntad para que desde la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) investigue los movimientos inusuales de flujo de dinero en el sistema bancario, de donde se desprendan acciones ilícitas o con dinero proveniente de lavado de dinero.
También sobresale el trabajo que realizan las Aduanas de México (AM), que deben impedir el acceso de armas por contrabando, principalmente por la frontera con Estados Unidos.
Por lo que toca a las acciones del campo de seguridad se encuentran los trabajos policiales de la Guardia Nacional (GN) y la coadyuvancia de las Fuerzas Armadas Mexicanas (FAM).
En este entramado de funciones y atribuciones se insertan las Policías Estatales y Municipales, con acciones preventivas y de persecución de los delitos del fuero común, pudiendo coadyuvar con las autoridades federales en la persecución de algunos delitos.
La Fiscalía General de la República (FGR) se inserta en la investigación de delitos del orden federal junto con la integración de carpetas de investigación y su consignación a jueces federales en materia penal.
Hasta aquí una de las herramientas con que el sistema de seguridad se basa lo constituye, la obtención de información para transformarla en inteligencia para tomar las mejores decisiones.
Posteriormente se encuentran los órganos jurisdiccionales del orden federal y para los delitos del fuero común, que mediante el sistema de juzgados y tribunales, federales y locales, imparten justicia a quién la autoridad presente como presunto delincuente.
Por último, se encuentra los centros penitenciarios del sistema federal y estatal que contribuye a purgar una condena y a la reinserción social de los sentenciados.
Hasta aquí a grandes rasgos se explican algunos de los procesos de las instituciones integrantes del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el que sus procesos, métodos, líneas de acción u objetivos, se cruzan entre sí constituyendo las partes de un todo.
En teoría debería ser suficiente para que la estrategia de seguridad funcione, aunque existen algunos elementos conceptuales en la Constitución que quizás impidan su interpretación y funcionamiento institucional, es decir la política ideal.
Hay algo o mucho que impide que este entramado de atribuciones, aisladas o conjuntas, se articule debidamente para que prospere la seguridad. Es posible que entre la voluntad política de algunas acciones de la Federación, de las Entidades Federativas, sumadas a la corrupción e impunidad no lo permitan.
La política ideal de seguridad debe transitar hacia la política efectiva para su control.
El autor es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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