Estamos en la rayita, en la frontera para que la Organización Mundial de la Salud determine oficialmente al COVID como enfermedad endémica, es decir que a partir de ese momento tendremos que acostumbrarnos a sobrevivir con el virus como si se tratase de una gripe. Tendremos que modificar sustantívame te nuestros hábitos sanitarios y favorecer a una nueva cultura de protección y prevención.
Será cotidiano el uso de guantes, cubrebocas y quizá rutinarias pruebas de laboratorio para manifestar en eventos, restaurantes, estadios, aviones y centros de reunión que no somos portadores de la enfermedad. Habremos de usar sanitizantes y procurar asearnos con mayor frecuencia. La industria farmacéutica y la ciencia médica determinarán si habrá vacunas permanentes o su aplicación será semestral o anual.
Vamos hasta nuestra formar de saludar y acercarnos a otros personajes tendrá sus variaciones. El doctor Michael Ryan, director ejecutivo del Programa de Emergencias Sanitarias de la OMS, afirmó que el virus puede convertirse en una enfermedad endémica pero no se ha tomado tal determinación.
La OMS advirtió que la enfermedad tiene el potencial para quedarse de manera indeterminada entre la humanidad. Este virus puede convertirse en otro virus endémico en nuestras comunidades y este virus puede que nunca se vaya, pero ahora los estudiosos se enfrentan a variantes nunca antes registradas que podrían ser más severas ya mortales como la cepa Delta.
Por ello países como China han determinado volver a extremar sus medidas y quizá llegar nuevamente al confinamiento. Gran Bretaña se suma a esta acción. Los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos señalan que endémico “se refiere a la constante presencia y/o habitual prevalencia de una enfermedad o un agente infeccioso en una población de una área geográfica”. Incluso hay quienes ya comparan al COVID con el VIH y pretenden creer que son circunstancias muy parecidas. Todo esto implicaría incluso nuevas maneras de llevar la economía de las naciones, sus relaciones interpersonales y comerciales y el sector laboral, en gran medida, se activaría con la modalidad del “home office”.
Esto significaría que el ser humano dependería aún más de la tecnología y sus aplicaciones y los gobiernos ocuparían mayor presupuesto en evitar “hackeos”. Para muchos una de las mejores soluciones a evitar la gravedad de la infección es practicar ejercicio, hacer deporte y buscar una sana alimentación, variada y rica en nutrientes.
El VIH, el Ébola e incluso el COVID es para algunos escépticos las consecuencias de un mal manejo de la ingeniería genética que en el caso del Ébola se aventuraron a expresar que se trataba de una forma de control demográfico con principal impacto en la raza negra y en África.
Lo cierto es que ya se demostró que las enfermedades hoy han ido más rápido en su expansión y daño que los avances y alcances médicos. Estamos en fase de reacción. No hubo tiempo para preventivos. La pandemia llegó sorpresivamente, sin información, sin datos, ocupando espacios, rompiendo fronteras, en todas las geografías y procurando el fallecimiento masivo de los más vulnerables.
Esta enfermedad es asunto verdaderamente serio como para que alguien se atreva a manipularlo de manera superficial, política o electoralmente. Eso sería una infamia y podrían establecerse criterios universales de sanciones dentro del marco de la criminalidad. De igual manera las penas jurídicas elevaría su tono para todo aquel que sabiéndose enfermo acuda a sitios de reunión con el fin perverso de infectar a los demás. Por lo pronto se espera un repunte (le llaman tercera ola) en el ataque de este virus y solamente los más preocupados por su salud y la de los demás salvarán la vida, esto por supuesto sin caer en las exageraciones de un confinamiento voluntario pero intenso o el alejamiento total y presencial en todo evento.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquense tv canal 34.2