Basada en el peritaje de la empresa noruega DNV —que ella misma financió—, Claudia Sheinbaum señaló que la tragedia en la Línea 12 del Metro se debió a fallas en su construcción, a cargo del gobierno de Marcelo Ebrard.
Aunque no mencionó al canciller por su nombre, la jefa de Gobierno fue muy clara en que la conclusión de los peritos es que la muerte de los 26 usuarios se debió a la mala ejecución del proyecto.
“El elemento sustantivo es una falla en la construcción… Es muy claro el dictamen”, dijo en conferencia de prensa.
Aunque aclaró que las implicaciones legales del caso las tiene que determinar la Fiscalía de Justicia de la Ciudad de México, Claudia ya le echó la pelota de este espinoso caso a Marcelo.
Quizá aprovechó la ausencia del canciller, quien está en una misión oficial en Washington, para aventar la pedrada y darle una buena descalabrada.
Y no es que Sheinbaum esté inventando u opine sin fundamento, pues basa sus dichos en la opinión científica de peritos de 16 países, quienes ratificaron que esa obra estuvo hecha con los pies.
Muchos se preguntan si las declaraciones de la jefa de Gobierno tuvieron el aval del Presidente —o cuando menos fueron de su conocimiento previo—, sobre todo después de que él mismo había advertido que ese tema se iba a manejar directamente desde Palacio Nacional.
El asunto, de por sí delicado, tiene otros matices, pues implica en una investigación penal a sus dos favoritos para la sucesión presidencial de 2024, y por fuerza, uno de ellos saldrá raspado.
La primera descalabrada se la lleva Ebrard y con ello quedará tiznado el resto de su vida política, porque, aunque la fiscal Ernestina Godoy —que debiera ser autónoma—, saliera con que el culpable es el ayudante que compró los pernos en la ferretería, nadie lo creerá jamás.
Por mucho que le siga apostando a la amnesia ciudadana, el canciller no debe estar nada contento allá en los Estados Unidos, pues en México sus enemigos políticos deben estar brincando de alegría por el nuevo descontón que la jefa de Gobierno le recetó.
No es la primera vez para Marcelo, pues en noviembre de 2004, cuando era jefe de Policía con Andrés Manuel López Obrador, le quemaron vivos a tres policías federales en Tláhuac, sin que ninguno de sus uniformados lo evitara, mientras todo México lo veía en vivo por TV.
Por ese motivo el entonces presidente Vicente Fox lo cesó y quería meterlo a la cárcel, pero López Obrador lo cubrió y lo hizo jefe de Gobierno del DF en 2006. A pesar de los muertos, la gente olvidó la tragedia y votó por él.
Esta vez tendría que intervenir de nuevo López Obrador para librarlo del problema, y en una de esas hacerlo otra vez su sucesor, pero ahora por la
Presidencia de la República.
Parece que a Marcelo lo persiguen las tragedias, aunque siempre la libra.
Los marcelistas aseguran que el último out no ha caído, ya que el dictamen de los noruegos también señala indicios sobre deformaciones que nunca fueron atendidas. O sea, que faltó mantenimiento.
En vía de mientras, el Presidente tendrá que calmar los ánimos entre las fracciones morenas que apoyan a alguno de sus dos favoritos, porque si se tarda más, la división interna le puede crecer.
CENTAVITOS
Ahora hay que estar atentos a la actuación de Ernestina, que presentará su propia investigación del caso. Aquí el tema es que sus peritajes sí tendrían vinculaciones por homicidio, lesiones y daño en propiedad, y como la fiscal es carnala de Claudia…