Roberto Alifano
Me asombra y enternece ver puntualmente y muy a menudo en un canal cultural de televisión las esclarecedoras e incomparables entrevistas que Joaquín Soler Serrano realizó a escritores, compositores, intérpretes, pintores, actores, deportistas y cineastas en A fondo, un programa que hizo historia allá por las décadas del ’60, el ’70 y buena parte del ‘80. Sin duda han quedado para la posteridad. Cada diálogo de Joaquín con sus entrevistados era una suerte de revelación. Sus atinadas e inteligentes preguntas daban oportunidad al entrevistado de explayarse con libertad, no sólo sobre los temas que dominaba, sino también sobre la vida, la política y su relación con el entorno social. Todo en sus palabras era humano y referencial.
Entre las cosas que debo agradecer a la vida es haberlo conocido y un par de veces haber almorzado con él en el restaurante del café Gijón de Madrid, del que supo ser habitué. A Fondo, su famoso programa ofreció al televidente una gama increíble de personajes de la cultura. Yo le acerqué a Borges, a Fangio y a Cortázar y le sugería algunos nombres, como el de Maruja Mayo; eso nunca terminó de agradecérmelo. Joaquín era un hombre amable y divertido, lleno de anécdotas, de trato enriquecedor.
Era murciano y orgullosamente locutor de radio, presentador de televisión y periodista cultural. Tenía cuentos y poemas espléndidos, pero sólo para deleitar a amigos; nunca quiso publicar. Alguna vez le propuse integrar una antología y se negó, quizá con excesiva prudencia. “Soy muchas cosas, pero no escritor y menos aún poeta -se atajó-, ¡qué tengo que hacer yo al lado de los grandes artífices de la palabra! Hombre, deja que los entreviste; eso sí es lo mío, y creo que no lo hago mal”. Fue, sin embargo, especialmente popular durante las décadas de 1950 a 1980 y en alguna ocasión se animó a publicar sus versos en un diario y algún que otro relato.
Joaquín fue la referencia más importante de los programas temáticos, no solo de España, sino además de toda la lengua castellana. Inició su actividad profesional en la Radio Nacional de Barcelona en 1939, donde desempeñó los puestos de locutor y redactor jefe. Durante esa etapa se empezó a consagrar como animador de programas de radio, con espacios históricos como “Lo mejor del mundo” y “La samba, ¡caramba!”, “Feria de canciones” y “Reír es vivir”; vendrían luego, “Desayune usted con nosotros”, “Café de la tarde”, “La universidad del aire” y “El cuento infantil Cascabel”, que fueron también programas culturales de notable éxito y un anticipo de “A fondo”, su gran creación.
En 1956, como muchos españoles que buscaban abrirse camino y consolidar un buen pasar económico, se trasladó a Venezuela, donde permaneció dos años trabajando en Televisa con su programa “Café de la tarde”, el mismo que antes había conducido en la radio de Barcelona y ahora se adaptaba para televisión. Allí se conectó con el novelista Miguel Otero Silva, propietario del diario El Nacional; también con María Teresa Castillo y Juan Liscano, director de la revista Zona Franca. Por esos años, invitó a escribir un libro sobre Venezuela a su amigo Camilo José Cela, que se titularía La Catira.
De regreso a España, proseguiría su carrera en la Cadena SER y en Radio Barcelona, donde fue el responsable de espacios como: “Esto es radio”, un cotidiano que abarcaba buena parte de la tarde. Allí tenía colaboradores permanentes como Cela y Manolo del Arco; alguna vez yo también colaboré desde Buenos Aires o Santiago de Chile. Pero el paso hacia una mayor consideración de la gente se dio en un programa de actividades solidarias desarrolladas para ayudar a los damnificados por las inundaciones del Vallés Occidental, que se produjeron en septiembre de 1962. Los boy scouts de Tarrasa respondieron a su llamada y prestaron un esencial servicio; posteriormente, en 1963, se le rindió un homenaje por su gran labor humanitaria y recibió una placa de la mano del comisario general de los exploradores, el recordado José Blanes.
Debutó poco después en la Televisión Española (TVE) con el “Magazine Carrusel”, y en seguida vendrían otros muchos espacios, hasta llegar, en 1976, su más destacado programa de entrevistas, “A fondo”, con indiscutible proyección internacional, donde tuvo la oportunidad de entrevistar a figuras tan dispares como Facundo Cabral y Mario Benedetti, Giuseppe Lanza del Vasto y Alberto Ginastera, Juan Manuel Fangio y Jorge Luis Borges, Juan Rulfo y Salvador Dalí, Octavio Paz y Maruja Mayo, Rafael Alberti y Rosa Chacel, Gabriel Celaya y Richard Nixon, Julio Caro Baroja y Camilo José Cela, Carmen Martín Gaite y Bernardo Bertolucci, Frederick Forsyth y Alejo Carpentier, Antonio Gala y Manuel Puig, Julio Cortázar y Alberto Sordi, Ernesto Sabato y Roberto Rossellini, Severo Sarduy y Atahualpa Yupanqui, Federico Fellini y Manuel Mujica Lainez, Margarite Duras y Marcello Mastroianni, entre tantísimas otras.
Pero la intensa actividad de Joaquín no se redujo solamente al periodismo radial y televisivo, en la década del ’60 dirigió las revistas Contrastes y Cataluña viva, al tiempo que fue redactor de Stop, Parejas 2000 y las polémicas publicaciones, Convivencia sexual y Play Lady. Recuerdo el divertido comentario que Camilo José Cela, por quien lo conocí, me hizo de él: “Hombre, Joaquín no se niega a nada ni a nadie; es el periodista más completo y versátil que conozco. Además, es incomparable, todo lo hace de maravillas”.
En 1978 le ofrecieron presentar el programa de televisión Perfiles, que fue todo un éxito. En marzo de 1981 fue elegido presidente de Tele Unión y solicitó la concesión de un canal privado en televisión. En julio de ese mismo año fue cesado por la dirección de TVE, a causa de ciertos roces suscitados en su etapa de conductor del programa A fondo. Soler Serrano interpuso un recurso contra TVE, que se vio obligada a readmitirle en 1982, pasando a formar parte del equipo del informativo regional Plaza mayor. Sin embargo, un Tribunal rectificó la sentencia anterior, absolviendo a TVE. Fueron tiempos duros y complicados para Joaquín. “Estos asuntos legales te hace perder un tiempo precioso de la vida”, se quejaba.
Esa incómoda situación lo llevó en 1985 a trasladarse otra vez a Venezuela para continuar trabajando en un canal de la televisión de Caracas; desde allí colaboraba con Radio España de Barcelona y la Cadena Catalana. Un año después fue contratado en Miami para conducir un programa para la colectividad hispana hablante y colaborar a su vez con Venezolana de Televisión (VTV) con una nueva versión del programa A fondo. Durante esos fructíferos años produjo numerosos documentales, que con gran calidad periodística se difundieron por el Continente. En Chile tuve el honor de colaborar con él.
El riquísimo repertorio personal de Joaquín Soler Serrano se conserva en el Archivo Nacional de Cataluña y permanentemente se sigue difundiendo por el mundo de habla hispana. Es un conjunto de gran importancia que da solidez a su actividad profesional y pública, a la vez que representa un valioso testimonio histórico de la vida cultural, política y social; así como de los medios de comunicación de nuestra historia reciente. Dicho archivo contiene documentación personal y familiar; allí se encuentran pasaportes, acreditaciones, agendas, documentación académica, médica, patrimonial, alquileres, acciones, arrendamientos, facturas, operaciones bancarias y una vasta documentación relacionada con su actividad profesional. También se conserva la correspondencia y documentación referida a la actividad de representación (homenajes, recortes de prensa, etc.); pero, la documentación más representativa cuantitativa y cualitativamente de Joaquín Soler Serrano es la referida a la actividad periodística (originales mecanografiados y obra publicada, documentación de su colaboración en publicaciones periódicas y gran cantidad de dossiers sobre cada uno de los programas realizados en la radio y la televisión).
Cabe agregar, que aunque no se consideraba escritor, Joaquín Soler Serrano fue autor de varios libros, entre ellos Juguetes, Conversaciones con Josep Tarradellas y una gran cantidad de diálogos con personajes famosos, la mayoría tomados de las entrevistas televisivas de A fondo. Por fin, haciendo justicia, España lo reconoció con importantes distinciones por su labor periodística; tales como el Premio Nacional de Radiodifusión (1961) y el Premio Ondas en diversas ediciones.
Joaquín Soler Serrano nació en Murcia, 19 de agosto de 1919 y falleció a la edad de 91 años en Barcelona, el 7 de septiembre de 2010. Sus incomparables programas siguen vigentes y llenando esa ausencia que dejó su llorada partida de este mundo. Sus entrevistas son siempre un renovado gozo para el alma.
Escritor y periodista
Publicado originalmente en elimparcial.es