- Ayudamos a construir un Estado, pero no pudimos forjar una nación, sostuvo Austin ante las críticas de la estrategia del gobierno de Joe Biden.
- La credibilidad de Estados Unidos ante sus aliados es aún “sólida”, y rechazó que el país esté ahora más vulnerable.
Una audiencia en el Capitolio puso a la cúpula del Pentágono frente a senadores que cuestionaron la manera en que se retiraron los soldados estadounidenses de Afganistán. Los líderes militares defendieron el operativo, pero admitieron también algunos errores.
En su participación, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, defendió la ejecución de un frenético puente aéreo desde Kabul durante la caótica retirada de las tropas estadunidenses de Afganistán, y afirmó que será “difícil, pero absolutamente posible” contener las futuras amenazas desde el país asiático sin tener tropas en el terreno por primera vez en 20 años.
Acompañado del jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, Austin admitió que Washington “confió demasiado” en la capacidad de los afganos para defenderse del Talibán.
“Ayudamos a construir un Estado, pero no pudimos forjar una nación”, sostuvo Austin al comité. “El hecho de que el ejército afgano, entrenado por nosotros y nuestros socios, simplemente desapareciera, en algunos casos sin disparar un tiro, nos tomó por sorpresa”, apuntó.
Agregó que Estados Unidos no pudo evaluar la moral y voluntad de las fuerzas afganas. “Podemos contar todos los aviones, camiones, vehículos, armas y todo lo demás, pero no se puede medir el corazón humano”.
Reconoció errores en el puente aéreo final desde el Aeropuerto Internacional de Kabul, que comenzó el 14 de agosto, y que provocó la muerte de muchos civiles afganos, pero también consideró un logro histórico haber desalojado a 124 mil personas.
“Necesitamos considerar algunas verdades incómodas que no comprendimos completamente”, dijo el secretario Austin a los senadores.
“El hecho de que el ejército afgano que nosotros y nuestros socios entrenamos, simplemente se desvaneció, en muchos casos sin disparar un solo tiro, nos tomó a todos por sorpresa y sería deshonesto afirmar lo contrario”, dijo Austin.
Además, el jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Mark Milley, confesó que la retirada de Estados Unidos de Afganistán y la evacuación de Kabul de estadounidenses, afganos y de los aliados tras la toma del poder por parte de los talibanes el mes pasado fue un “éxito logístico pero un fracaso estratégico”.
“Es claro y obvio que la guerra en Afganistán no terminó en los términos que queríamos con los talibanes ahora en el poder en Kabul”, dijo el general Milley al Comité de Servicios Armados del Senado, advirtiendo que Afganistán parece encaminarse hoy hacia una guerra civil.
En su turno el jefe del Comando Central, general Frank McKenzie, dijo que “la guerra contra el terror no ha terminado, y la guerra en Afganistán tampoco.
“Creo que nuestra credibilidad con nuestros aliados y socios en todo el mundo y con las advertencias está siendo revisada intensamente por ellos para ver qué camino tomará esto. Y creo que ‘dañada’ es una palabra que podría usarse”, respondió Milley a pregunta textual del Comité sobre si hubo daño a la credibilidad estadunidense.
Austin, en cambio, respondió que la credibilidad de Estados Unidos ante sus aliados es aún “sólida”, y rechazó que el país esté ahora más vulnerable, al afirmar que será difícil, pero no imposible, contener ataques antiestadunidenses sin presencia militar en Afganistán.
“Debemos seguir protegiendo al pueblo estadunidense de los ataques terroristas que surgen de Afganistán”, advirtió Milley a los senadores.
Agregó que en 2020 aconsejó a la administración del expresidente Donald Trump, y posteriormente a la del actual mandatario, que una retirada acelerada podía devenir en un “colapso del gobierno afgano”, y señaló, al igual que McKenzie, que recomendó mantener unas 2 mil 500 tropas en el país asiático.
“Recomendé que mantuviéramos 2 mil 500 efectivos en Afganistán. También recomendé anteriormente en el otoño del 2020 que mantuviéramos 4 mil 500 en aquel momento. También considero que la retirada de esas fuerzas inevitablemente llevaría al colapso de las Fuerzas Armadas afganas y, eventualmente, el Gobierno afgano”, refirió McKenzie.
Los comentarios de los principales oficiales militares estadounidenses, junto con el general Frank McKenzie, el jefe del Comando Central que supervisó la retirada, fueron primeros comentarios públicos a profundidad de los líderes del Pentágono desde la retirada del 30 de agosto.
Pese a estas versiones, en agosto, el mandatario estadounidense Joe Biden dijo que ninguno de sus asesores militares le recomendó posponer la retirada. Además, Jen Psaki, secretaria de prensa de la Casa Blanca, sostuvo las palabras del presidente, cuando afirmó que poner fin a la guerra en Afganistán fue un asunto de interés nacional de EEUU.
“(Joe Biden) dijo que los consejos estaban divididos pero el consenso de los altos asesores militares fue que si 2 mil 500 efectivos se hubieran quedado, habría significado una escalada debido al trato hecho por la antigua Administración”, mencionó en su momento la vocera estadounidense.