El Financiero 40 años de periodismo; el acoso de Obrador y Carlos Salinas

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“Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo”.

Cuánta razón tenía García Márquez.

Un día un joven aspirante a reportero le preguntó al escritor Adolfo Bioy Cazares –quien también pasó por el periodismo– cuánto tiempo podría llevar a un periodista o un escritor llegar al éxito. Bioy Cazares le respondió: “Bueno, los primeros cuarenta años son difíciles”.

El periódico El Financiero cumple hoy sus primeros 40 años y su sobrevivencia no ha sido nada fácil. En sus distintas etapas durante sus cuatro décadas de existencia ha padecido el acoso de varios gobiernos. Quizás después de las presiones y chantajes del presidente Salinas contra sus dueños y directivos, ahora el de López Obrador es uno de las peores etapas por la intromisión del tabasqueño en la política editorial de la prensa en general.

Como piedras rodantes por las páginas de este rotativo –que desde hace unos años forma parte de una multiplataforma de medios– han pasado varias generaciones de periodistas.

Tuve la fortuna de ser uno de sus fundadores y junto a mis colegas Alejandro Ramos y Carlos Ramírez durante un buen tiempo giraba en nuestro entorno la política editorial, respaldada por un equipo de buenos reporteros y analistas. De la parte de análisis económica se encargaba otro equipo. El más veterano de aquellos años es Enrique Quintana, su actual director. Quintana con otros jóvenes economistas llegaron al periódico acompañando a Clemente Ruiz Durán para hacerse cargo del área de análisis económico. Ruiz Durán formó parte del grupo de expertos del equipo de Manuel Tello Macías quien fue el principal artífice de la nacionalización de la banca ordenada por el presidente López Portillo.

Desde su creación fue un periódico crítico. Su aparición no pudo ser más oportuna. A diferencia de otros medios, nació con otro lenguaje, el de la crisis. Surgió en el ocaso del sexenio lopezportillista que daría paso al desembarco de los tecnócratas al poder con un proyecto neoliberal iniciado con Miguel de la Madrid continuado por Salinas y consolidado por Zedillo.

Como periodistas de El Financiero en el último tramo de la pasada década de los ochenta Ramos, Ramírez y yo publicamos un libro (Salinas, el Candidato de la Crisis) donde exploramos el desembarco de los neoliberales al poder.

Desde las páginas de El Financiero, Carlos Ramírez se consolidó como el mejor columnista político. ¿Ya leíste a Ramírez? Tan impactante eran las columnas de Carlos Ramírez que el propio Carlos Monsiváis me pidió que le presentara al columnista. “Eres mi gurú”, le dijo Monsiváis a Ramírez cuando los presenté durante una comida en el restaurante Bellinghausen de la Zona Rosa. Dos semanas después, Monsiváis se incorporó a las filas del periódico con su columna Aproximaciones y Reintegros en las páginas a Cargo de Víctor Roura quien dirigía la mejor sección cultural de la prensa.

Al paso del tiempo el financiero entró en una etapa crítica. El fallecimiento de su fundador, don Rogelio Cárdenas Pérez-Redondo quien con sus ahorros adquirió la agencia de prensa Informex, que se encontraba a punto del colapso. La empresa no prosperó y hubo que venderla para dar paso a mediados de los setentas a una nueva agencia de noticias con el nombre de Servicios de Información Económica y Financiera (SEFI), después ahora con el apoyo de su hijo Rogelio Cárdenas Sarmiento y el reportero Alejandro Ramos Esquivel, se dieron a la tarea de la creación de El Financiero.

A la muerte de su padre, Rogelio Cárdenas Sarmiento tomó el timón del periódico. Su primo hermano Sergio Sarmiento tuvo un papel crucial en el diario, después despuntaría en TV Azteca como uno de sus principales analistas y ejecutivos- Sergio se mimetizaba para escribir. Usaba pseudónimos escribiendo columnas y llenar las dos planas de Opinión, al mismo tiempo se daba a la tarea para escribir en el Wall Street Journal y trabajar para la Enciclopedia Británica.

A partir de los noventas el periódico se consolidó y muchas firmas concurrieron para fortalecerlo. A ello concurrieron Miguel Ángel Granados Chapas, Humberto Musacchio, Raymundo Riva Palacio y otros más. La salida del periódico Reforma le pegó duro a El Financiero y a los pocos años, comenzó su declive. Contribuyeron a ello malos manejos administrativos y un mal manejo de su política editorial.

Al fallecimiento de Cárdenas Sarmiento se hizo lo imposible para sostenerlo, pero ningún presunto comprador se quiso hacer cargo del diario. Veían inviable su saneamiento financiero. El propio Carlos Slim dijo no, hasta que por fin apareció Comtelsat, que tras liquidar al director con 3 millones 600 mil pesos y un pago de cinco millones de dólares por las acciones de la heredera María del Pilar Estandía González Luna y el saneamiento de las deudas del periódico por más de 300 millones de pesos, se realizó su cambio de propietarios, dando fin a un ciclo a uno de los más importantes diarios del país, como lo fue en sus primeras etapas El Financiero.

Manuel Arroyo –principal accionista de Comtelsat– es un empresario que se hizo a sí mismo. Un self-made man que desde muy joven incursionó en pequeños negocios, vendió bisutería, puso un pequeño restaurante, fue ayudante de una publicación y terminó por innovar en el negocio de antenas parabólicas desde un cuarto en la casa de sus padres. Iba a Texas y venía en camión con partes que compraba para sus antenas.

A América Móvil y a Claro de Carlos Slim les instaló su red en Centroamérica y América del Sur, construyó los estudios de televisión de Milenio, de Estadio W, Efekto TV, el Canal del Congreso, TV UNAM y Fox Sports, llegando a facturar cientos de millones de dólares anuales.

Así mientras negociaba la compra de El Financiero, adquirió ESPN América Latina, estableció una alianza con Bloomberg.

Bajo su liderazgo, El Financiero y sus plataformas sigue manteniendo una línea crítica. En el equipo de ese medio se encuentran un buen número de los mejores periodistas. Tiene una excelente plantilla de columnistas.

El presidente Obrador ha puesto en la primera línea de sus enemigos a los principales medios, entre ellos a El Financiero y llegó a ventilar el año pasado en una de sus mañaneras un crédito por 100 millones de dólares por parte del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext). Obrador manipuló la información y la hizo pasar como una “revelación” de Emilio Lozoya como si se tratara de un “delito”. Fue para tratar de desacreditar a este importante medio, que como otros, ha exhibido las mentiras y corruptelas de la cuarta transformación.

Obrador cuestionó dicho préstamo como un mero “rescate” del gobierno de Peña Nieto. Pero el propio Obrador ha mantenido negociaciones turbias con La Jornada a la que ha entregado más de 1,000 millones de pesos en contratos de publicidad en los primeros tres años de gobierno y le entregó un préstamo por 150 millones de pesos al periodista Epigmenio Ibarra. A La Jornada que terminó convertida en un periódico oficialista y a Ibarra el adulador del tabasqueño les han condonado incluso impuestos por cantidades millonarias.

En los cuarenta años de la existencia de El Financiero muchos periodistas hemos pasado por sus filas tratando de hacer un buen periodismo. Como a muchos otros a mí me tocó poner un granito de arena en sus cimientos y aún fuera de sus filas sigo tratando de hacerlo, pues como decía García Márquez, “aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo”.

Felicidades a todos quienes siguen haciendo posible la existencia de El Financiero.