En memoria de Ángel Trinidad Ferreira, amigo y maestro
Las cifras estremecen.
En México 1,478 personas se encuentran acogidas por el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas porque sus vidas se encuentran en riesgo.
Lo malo es que el responsable de ese mecanismo es un protector de narcos. Se trata ni más ni menos que del subsecretario de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Encinas, un viejo militante de la izquierda que se autodefine como un “político congruente y consecuente con sus principios e ideas”, un hombre de “izquierda de toda la vida”.
Desde que asumió su cargo con el arribo de la “cuarta transformación”, medio centenar de periodistas y setenta defensores de derechos humanos han sido asesinados, mientras Encinas se la ha pasado tocando la Lira.
Varios periodistas y defensores comunitarios han sido ejecutados pese a contar con la “protección del Estado”.
No obstante la responsabilidad de Encinas, el político militante de Morena permanece inamovible en el cargo. Eso se explica por el apoyo del caudillo de la Cuatro Té.
Como la Carabina de don Ambrosio, el mecanismo en cuestión no sirve de nada.
Hace unos años Alejandro Encinas protegió a Julio César Godoy Toscano vinculado a los cárteles de Michoacán. Julio César quien aspiraba a ser diputado federal contaba con el apoyo de su hermano Leonel Godoy, quien antes había sido jefe de la policía de la ciudad de México cuando López Obrador se desempeñaba como jefe de Gobierno. Leonel ahora despacha con la cachuca de diputado de Morena, distinguiéndose por ser uno de los mayores panegiristas del tabasqueño.
Bajo el pretexto de que un juez le había otorgado un amparo, Julio César fue escondido en una camioneta facilitada por el entonces diputado Guadalupe Acosta Naranjo para ingresar al recinto del Palacio Legislativo de San Lázaro. Una vez adentró Encinas lo alojó dos noches en su oficina para que el delincuente asumiera su cargo de diputado federal y gozar del fuero que lo haría intocable. Pero no ocurrió así, se inició un proceso de desafuero por la sección instructora. Se hicieron públicas algunas grabaciones de arreglos entre Godoy y Servando Gómez, La Tuta. Había medio centenar de grabaciones como pruebas testimoniales que implicaban a Godoy con el narco. Para su mala suerte pudo cumplir con su cometido y el miembro de la Familia Michoacana terminó por fugarse, desde entonces no ha vuelto a aparecer.
En su defensa Encinas alegó que él no se “arrepentía” porque había actuado correctamente en base al supuesto amparo otorgado por un juez.
Esa condición es una atenuante para que Encinas pudiera ocupar la Subsecretaria de Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, pues carece de la más mínima autoridad moral para desempeñar dicha responsabilidad.
Los resultados de su incapacidad están fuera de toda duda. El fracaso de los mecanismos de protección está a la vista. Lo más sensato es la renuncia de Encinas.
Ante la incapacidad del Estado para garantizar el desempeño de los periodistas y los defensores de derechos humanos, los legisladores de la Cámara de Diputados aprobaron reformas a la ley para que el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas se constituya como una entidad autónoma, en tanto el Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia junto con el Instituto “Belisario Domínguez” del Senado de la República proponen que dicho Mecanismo pase a formar parte de las responsabilidades y tutoría de la Comisión Nacional de Derechos Humanos.
Hay opiniones en el sentido de que ambas propuestas no son serían las correctas por el papel pusilánime de la titular de la CNDH.
Lo grave es el discurso beligerante del presidente Obrador quien un día sí y otro también ataca, despotrica e incita a sus huestes contra los periodistas. El tabasqueño es alérgico a las crítica de los medios a los que acusa de ser “tendenciosos” y golpeadores”.
El gobierno del presidente Obrador ha recibido innumerables extrañamientos de las principales organizaciones internacionales defensoras de la libertad de expresión para que deje de atacar a los periodistas y los médicos de comunicación.
Tan sólo desde el primer día en que Obrador asumió su mandato hasta el día hoy medio centenar de periodistas y setenta defensores de los derechos humanos han sido ejecutados. El 99 por ciento de estos crímenes se encuentran impunes.
El Comité Noruego de los Premios Nobel este año decidió la entrega del Nobel de la Paz a un par de periodistas (María Ressa, de Filipinas y Dmitri Muratov, de Rusia) por la defensa de los derechos humanos y la libertad de expresión en sus respectivos países.
Aunque México es el país más mortífero del planeta para los periodistas y los defensores de los derechos humanos. El reconocimiento del Comité Noruego a Ressa y Muratov, es un mensaje claro y directo al gobierno de México, con especial dedicatoria al presidente Obrador.
Justamente hace unos días se reconoció post mortem a la periodista Regina Martínez de la revista Proceso con el premio Maria Moors Cabot 2021. Regina fue ejecutada en 2012. Su crimen permanece impune y los indicios apuntan a un crimen político cometido durante el gobierno de Javier Duarte en Veracruz, donde Regina era corresponsal del semanario Proceso, cuyas investigaciones sobre el esclarecimiento del atentado puso en riesgo la vida de su compañero Jorge Carrasco, actual director de la mencionada publicación.
Alejandro Encinas quien hace diez años se apresuró en proteger a un narco-político de su propio partido, ahora se mantiene ajeno a los crímenes cometidos durante la gestión del actual gobierno de la “cuarta transformación”.
Hace un año el periodista Pablo Morruganes fue asesinado en Iguala, Guerrero. Morruganes, fue ejecutado, pese a que al igual de otros periodistas, contaba con las medidas para resguardar su seguridad como parte del Mecanismo de Protección bajo la responsabilidad de Encinas.