Alejandro Moreno Cárdenas subió a redes sociales un fragmento de un discurso que dice así: “Nuevos tiempos, nuevos retos. Nuevos liderazgos…Es el momento, es el punto de inflexión, donde el Partido Revolucionario Institucional construirá su mejor proyecto, su mejor plataforma, para construir el mejor PRI de todos los tiempos.
“Sí, son ustedes y solo ustedes los que habrá de decidir los nuevos tiempos y los nuevos retos del PRI. Solo ustedes, nadie más, la militancia del partido. El PRI va por México. Va porque va. Vamos juntos, vamos a regresar, y vamos a volver a ganar. Que viva el PRI, que viva México.”
Se escucha bien ¿no? Al fin discurso utópico del presidente del Comité Ejecutivo Nacional del partido. Sin embargo, tiene razón cuando refiere ser el “punto de inflexión” para levantar al PRI. O sea, es ahora o nunca, pues quien sabe si tenga una oportunidad más: Imagínense ya solo gobierna en 4 entidades: Oaxaca, Hidalgo, Estado de México y Coahuila.
Y según el pronóstico de casas encuestadoras, para las elecciones locales de 2022 perderá las gubernaturas de Oaxaca e Hidalgo, frente a Morena. Solamente le quedará la fuerza de sus bancadas en el Congreso de la Unión y de los escasos municipios donde gobierna. En la mayoría de los Congresos Locales también ha caído.
Así que de entrada, en relación al discurso de “Alito”, habría que preguntarse: ¿Cuál es la militancia del PRI? ¿La de base o aquella conformada por júniors, cónyuges y cómplices?
Formalmente podría decirse que la militancia es el conjunto de personas inscritas en el padrón priista. Pero ¿todas participan en la toma de decisiones sobre el pasado, el presente y el futuro del PRI? ¿O nada más la tienen para mantener el mínimo de afiliados para no perder el registro como partido político nacional.
Ciertamente, la militancia en su conjunto no podría participar en la Asamblea Nacional, en el Consejo Político o en cualquiera de los órganos de decisión del PRI. Los estatutos señalan la figura de representación en cada caso: Delegados, consejeros y otros.
Sin embargo, tales representaciones recaen principalmente en la estirpe y en militantes incondicionales. Entonces bailan al son que les toque la cúpula, la cual tiene el control absoluto de la estructura partidista. Así ¿cómo van a construir el mejor PRI de todos los tiempos?
Para conseguirlo, la verdadera militancia tendría que salir del letargo en que se encuentra, perder el miedo y rebelarse, no de manera violenta, sino usando los propios causes legales, empezando por organizarse, colarse en la estructura y tomar el control del partido.
Caso contrario, corren el riesgo de ver extinguirse al PRI. Pero eso sí, verán a la cúpula bien encumbrada en las pocas posiciones que logre mantener, en gabinetes de gobiernos de Morena, o viajando por el mundo hospedándose en hoteles donde la noche cuesta el equivalente a más de 40 mil pesos mexicanos.
Ya ven, Enrique Peña Nieto después de hacer y deshacer con México y con el Revolucionario Institucional anda bien quitado de la pena recorriendo mundo, gastando a manos llenas. ¿O la pareja invita los viajecitos? Claro, cada quien puede hacer con su dinero lo que quiera. Lo malo sería que el dinero sea producto del sudor de la frente de la ciudadanía.
En fin, la cúpula se acomodará en buenos sitios como sea. ¿Y la militancia? ¿Esa que se parte el alma en los procesos electorales pegando propaganda o desgastándose en candidaturas de triunfo imposible? Esa, dará hasta pena mendingando espacios en partidos políticos.
En Morena quien sabe si tengan cabida. Ahí es duro el tribalismo, el canibalismo, entre los mismos morenistas. Imagínense qué no harán con personas de recién ingreso provenientes de otros partidos. Los despedazan. Salvo que entren por la puerta grande de la mano del jefe político, Andrés Manuel López Obrador.
La auténtica militancia priista (si aun existe) debería preguntarse qué quiere para el PRI y para ella misma. ¿La extinción? ¿La reconstrucción? ¿O qué?
No se trata de ir al autoengaño a la próxima Asamblea Nacional.
NUEVOS LIDERAZGOS
Pasa el tiempo, vienen derrotas o triunfos, y en el PRI se siguen viendo los mismos esquemas, las mismas caras. Y cuando viene una nueva cara, se trata de juniors, de compadres, de cónyuges de líderes, de los incondicionales más abyectos.
Tiene razón “Alito”, en los nuevos tiempos el Revolucionario Institucional necesita nuevos liderazgos. Y pueden ser militantes de todas las edades, pero sin depender de los hilos movidos por titiriteros.
Para darle congruencia a su discurso, Moreno Cárdenas debería empezar por renunciar a la presidencia nacional del PRI para dedicarse de lleno a su tarea como legislador, y promover al mismo tiempo el cambio total en la integración del Comité Ejecutivo Nacional del partido, de sectores y organizaciones.
El PRI necesita oxígeno.
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