La vida, sin muertos

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Con un 20% de humanos en el mundo que eligieron el ejercicio de su libertad por encima de la aplicación de algún químico de cuyos componentes y efectos se sabe muy poco, se recordó en países de influencia católica los días de muertos, identificados en México como de santos inocentes y de todos los santos. Estas celebraciones mezcladas con festejos prehispánicos, por la obra y gracia del sincretismo se han contaminado también con el llamado Halloween de cuyo origen se conserva muy poco aunque significa, a la par de la navidad, uno de los periodos más lucrativos en términos comerciales ¡Algo urgente! después de casi dos años de estar presos en nuestra casa, con el impedimento de asistir a escuelas, restaurantes, centros de diversión –museos, antros, cines- e incluso viajar o visitar a personas que amamos como los abuelos, los padres y en general amistades que significan algo importante en nuestra existencia.

Además de la excusa de las dos cumbres internacionales –G20 y la 26 del cambio climático- el mundo en su conjunto salió casi como en manifestación histérica, dejando de lado lo que les mantuvo presos por más de 18 meses. En México la apertura se llamó “semáforo verde” y como la moda es el populismo se consideró como “el mejor” a aquel gobernante que más personas entusiasmadas lograra reunir, al igual que el aforo de turistas se convirtió casi en tema de competencia [1] ¿De verdad los alcaldes no afines a la señora Sheinbaum, ganaron puntos por las aglomeraciones que convirtieron en secuestrados a los residentes del centro de sus demarcaciones? Una declaración del funcionario en turno ¿destruye la percepción de que fue el primer gran negocio el permitir que el espacio público haya sido invadido por ambulantes?

El mal manejo de la información –deficiente o en demasía- da lugar a rumores, verdades a medias y por ende desinformación. Si se les cobra diez o veinte mil pesos a los ambulantes para permitirles colocarse en lugares prohibidos ¿es mucho por 5 días de ventas en donde debieran circular los automóviles, bicicleta y motonetas? ¿Quién paga los trabajadores que limpiarán toda la basura dejada por los “visitantes”? Los empleados de base que históricamente han cobrado “derecho de piso” al margen de la ley ¿serán sancionados o se les respetará por haber dado votos a alguien ajeno a su partido? ¿Se tienen los datos del actuar deshonesto de personas­ que son de Morena y por ende no afines al grupo político de los nueve alcaldes ajenos al gobierno central? ¿Se les juzgara por sus infracciones o se les darán besos y abrazos?

Son muchos los problemas que afrontan los nuevos alcaldes apoyados por una coalición, entre otros, la falta de recursos. Qué tiene prioridad: ¿la seguridad, el ambulantaje, la recuperación de los espacios públicos utilizados por el propio gobierno central en su extraña visión económica en favor de los restaurantes? Más allá del proyecto político de cada cual, lo único que puede dar certeza a los ciudadanos –sobre todo aquellos que por años han pagado un alto predial, costos increíbles de servicios como la luz, el gas y el agua- es el Estado de Derecho. Las leyes ahí están, dentro de lo humanamente imperfecto son buenas, lo que se requiere son muchos pantalones para aplicarlas más allá de los gritos y sombrerazos de quienes no las han respetado por años. Si a los pantalones se les agrega sensibilidad y mucha visión se puede lograr una de las promesas de campaña más utilizada “disminuir la distancia” entre los pocos que mucho tienen y los muchos que carecen de todo. En Coyoacán por ejemplo hay polos por desarrollar ¿Porque no se hace de esos polos un espacio apetecible para ambulantes, pero con orden y sin corrupción? ¿Podrá la alcaldesa de san Ángel detener el desbordamiento del bazar del sábado? ¿Qué harán los nuevos funcionarios de la Cuauhtémoc o la Miguel Hidalgo con sus colonias marginadas y sus delincuentes dedicados al narcomenudeo?

Por lo pronto hoy, quienes habitan las fronteras del norte de México con Estados Unidos pueden cruzar “al otro lado”. Seguramente empezarán a hacer sus compras navideñas, tal vez vayan a gastar para el buen fin en ese territorio que alguna vez fue nuestro. De este lado los bares y el comercio que encubre mucho de lo prohibido tendrá oportunidad de reponerse y en el resto del país unos empezarán a procesar su duelo, 19 más intentarán reconocer a sus familiares calcinados en una carreta federal a Puebla mientras que los vivales, buscarán como culpar al gobernador del estado de México. En este prostituido ambiente social de irresponsabilidad, los sin trabajo abonarán al caos, algunos seguirán su cuenta de decenas de muertos y otros más hasta participarán en apuestas de cifras sobre el número de muertos y los lapsos en que estos son eliminados. ¿Le parce correcto que ahora el negocio de trata de personas se esté enfocando en los niños? ¿Cuántas criaturas de tres a siete años, está siendo incluidos en las listas de desaparecidos? ¿Qué programa existe para los cientos de pequeños que el Covid19 –o la deficiente atención hospitalaria usted escoja- dejó en la orfandad?

[1] Son de concurso las declaraciones de la presidenta municipal de Acapulco regañando a los medios por difundir los hechos ilícitos, sugiriendo que mejor le hagan esa “mala obra” a Cancún.