Independientemente del significado de que el gobierno de Tabasco haya integrado a la administración al expriísta que ha admitido haber divulgado la versión de que el presidente Andrés Manuel López Obrador asesinó a sangre fría a su hermano menor, lo que importa es el mensaje: ¿para qué contratar a un especialista en guerra sucia? ¿Para infundirle miedo a sus adversarios? ¿Para dar una idea de cómo serán de “cochinas” las próximas elecciones? ¿Estamos ante el regreso de las campañas de desprestigio contra la oposición?
Este fin de semana se divulgó desde un “call center” un supuesto expediente turbio del excandidato a la gubernatura, Raúl Ojeda Zubieta, con recortes de periódicos de la época en que fue militante del PRI.
La campaña, que demostró que siguen de moda los despachos con archivos de periódicos que aún no han sido digitalizados, no tendría nada de particular si no fuera por la “coincidencia” de que hace unos días Ojeda se pronunció en contra de la llegada a Morena de un par de personajes priístas que, a su juicio, representan “lo peor” de la clase política choca.
Pero Juan Carlos Castillejos, vocero y coordinador ejecutivo de la gubernatura, dos cargos en uno, por cierto, no va a ser removido por haberse hecho público su pasado como replicador de la especie de que el presidente de México mató a mansalva a un consanguíneo, la cual fue retomada en la capital del país por sus adversarios que por dos sexenios (2006 y 2012) lograron impedirle que llegase a Palacio Nacional.
El aludido no será cesado porque a López Obrador lo mantienen dentro de una burbuja para que no sepa lo que pasa en Tabasco: la información que le llega es la que le suministra Adán Augusto López Hernández.
El presidente no podrá enterarse que el mandatario sustituto Carlos Manuel Merino Campos justificó que Castillejos haya ingresado al gobierno morenista, en virtud de que “ya se disculpó” por haberle dicho “asesino violento” al presidente “al calor de las elecciones”.
Si partimos del hecho de que en política no hay coincidencias y de que la principal carta de presentación de Castillejos es su especialidad en campañas negras, entonces la contratación que hizo Merino ya demostró tener “capacidad de respuesta” en torno a la irrupción de Ojeda, quien ya aceptó cambiar su residencia a Morelos para hacerse cargo de la delegación de Morena en esa entidad.
Aunque cuando se enteró, en una entrevista de radio en vivo, que había sido nombrado por el dirigente morenista Mario Delgado como nuevo delegado del vinotinto en ese estado, no dijo que aceptaría la encomienda, se supo que ayer voló a Cuernavaca.
Sacar a Ojeda de Tabasco no es una jugada local como podría considerarse el nombramiento de Castillejos hecho por Merino Campos.
Tras el destierro de Ojeda, que al parecer viene a terminar de tajo con la intentona de formar una corriente de fundadores de Morena opuestos a un candidato para 2024 identificado con los grupos priístas de Manuel Gurría Ordóñez y Roberto Madrazo, lo que sigue es más guerra sucia contra los críticos de Merino Campos.
Con Castillejos asesorando a Merino, no tardan en soltarse los primeros obuses contra periodistas.
ESTRICTAMENTE PERSONAL…
EL PÉSAME DEL columnista para el colega Rigoberto Navarro Cárdenas al deceso de su señora madre, Norma Cárdenas Zurita, una promotora cultural muy querida y respetada.
@RodulfoReyes