Mercedes… antes de Úrsula

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Comentamos antes que -Gabriel adaptaba la novela de “Pedro Páramo” buscando presentar esa construcción de idea en el cine-; por y para ello el escritor llevó a su familia a una bonita casa de dos pisos cerca de los estudios San Ángel Inn allá en el Distrito Federal de los 60as del siglo XX (planta baja y piso arriba) y ahí Gabriel vivió feliz con su familia.

También, en el patrullaje anterior, hice saber que Gabriel García Márquez tenía, como vecinos, a 10 oficiales del Ejército Mexicano y que esos estaban comisionados a la ayudantía del presidente Adolfo López Mateos. Más, en aquellos apuntes donde mencioné los contactos visuales del novelista colombiano con los militares mexicanos poco dije de Mercedes, la esposa del Gabo; y, lo cierto es que, sin ella ahí Gabriel García nunca hubiera alcanzado la inspiración y, no solo eso, si Mercedes no hubiera realizado las gestiones la novela “la casa” (nombre con el que nació “cien años de soledad”) no habría sido publicada.

Permitan ahora hacerme algunas preguntas…

…Cual sería la posición de Mercedes dentro del macro universo creado por Gabriel García?… la respuesta más fácil sería “Úrsula”. Aunque también habrá quien coloque a Mercedes en TODAS las mujeres de la novela.

En aquellos días, cuando Gabo escribía su novela Mercedes estableció una dulce amistad con sus vecinas Martha. Silvia y Ana, las esposas de los capitanes veían en “la colombiana” a una mujer alegre y amorosa, “tiene acento de buena cumbia” decía Silvia, aunque el tono norteño en la voz de la coahuilense tenía también su ritmo.

Y si, años después, habiendo leído yo las novelas y cuentos de Gabriel alcancé a identificar, en las voces de las “señoras”, personajes de las historias en Macondo, algunas ideas seguramente hablaron del apego a los hijos, del cómo se sirve el vino (el tinto de noche…el blanco de día).

No existe ninguna duda, todo proceso en el desarrollo del arte en el hombre ha de tener una musa, más, cuando se trata de asuntos de honor y patria ahí, además de musa debe haber vocación.

La historia de Gabriel y su Mercedes estaba siendo escuchada con atención y afecto por los dueños de los sillones verdes del Think Tank, de ahí nacen estos los comentarios siguientes.

Dice Paul von Hindenburg

-En general, la mujer ha sido, siempre, el respaldo, inspiración, soporte y pilar de todo hombre, cualquiera sea su actividad productiva.

El “Gabo” – aterriza Paul en nuestra historia -contó con el acompañamiento y la complicidad de Mercedes.

Los militares, como los vecinos de Don Gabriel, tenemos en nuestras esposas, el principal apoyo, la mejor inspiración y la motivación sustantiva de la ruta profesional de todo soldado. -los del Think Tank, como siempre nos enganchamos en el cable que nos tiende Paul.

-Pero invaluable es, una vez que volvemos la mirada hacia atrás, y concientizamos como, mientras debemos estudiar, para cursos diversos, y/o para el concurso de promoción-; acá, Paul von Hindenburg tuvo la fuga intempestiva de una yeguada de sentimientos pocas veces expuestos, continuó -ella, sin hacerse notar- continúa con su explicación, -da de cenar a los hijos y los acuesta temprano, creando así el ambiente ideal para que el oficial rinda su mejor esfuerzo-. Dentro del Cuarto de Ideas aprovechamos cada idea expresada por el Mariscal Germano, él continuó

-Esta hermosa compañera, se hace cargo del hogar y la familia, mientras salimos a operaciones, logrando que el líder se concentre en el cumplimiento de la misión, toda vez que sabe resueltos, por ella, situaciones domésticas que dejó atrás.

Ellas – sigue Paul -verifican que el comandante, concurra a tiempo y bien presentado a sus cotidianas labores.

Sería sin duda interminable el relato o sumario de la contribución de la mujer que no es militar, que no recibe una remuneración, qué tal vez no se nota porque, no protagoniza, solo hace lo que tiene que hacer para que todo funcione-.

El silencio le seguía pidiendo a Paul que él siguiera hablando.

-Imposible encontrar la forma de recompensar a estas heroínas anónimas, dijo quien hablaba, -porque no alcanzaría instrumento de evaluación alguno para medir y valorar su participación- Paul von Hindenburg continuó

-No, no soy romántico ni hago favor a nadie; solo trato de poner en palabras, lo que vi en mi casa, con un padre militar; en mi caso -se señala él mismo -con “mi soldadita”; en casa de mi hermano, General de División; y así podría pasar lista a todo el Ejército. – el Tanque de Ideas más que atento escuchó cuando el prusiano terminó diciendo- ¡Honor a quien honor merece!

Y como si se tratara de una corrida de toros y se ejecutara una suerte alalimón el sargento Fibronio Limón desde la otra cabecera de la mesa dijo.

-Hablar de la mujer que a la postre se convierte en compañera de un militar, significa hablar de toda una institución en las fuerzas armadas-; El Sargento continuó -algunos las conocen como “adelitas”, por la herencia histórica de la revolución mexicana, otros solo les dicen “las patronas”. Podremos decirles de cualquier forma, sin embargo, no debemos dejar de reconocerles el gran papel que juegan para un militar; ellas, son el soporte emocional de todo hombre vestido con uniforme militar, comparten con él sus alegrías y sus sinsabores, pero su verdadero valor reside en su estoicismo en casa, al aguantar largas ausencias dirigiendo el hogar bajo los principios del jefe de familia.

Muchas veces – dice emocionado Limón -tuve la oportunidad de verlas despedir a sus esposos cuando salían a operaciones- el sargento entra en fase de “adagio”, -desde la histórica Fuerza de tarea “Marte” que duraba seis meses en los que solo dos o tres llamadas telefónicas de no más de 5 minutos recibían para saber que estaban bien, hasta la poco hablada Fuerza de tarea “Arcoíris”, en la que hermanos se enfrentaron en condiciones que es mejor olvidar para no revivir heridas.

Ya en épocas recientes- la plática sube a “tocata y fuga”, -infinidad de veces pude ver en sus rostros la angustia que sentían cuando veían partir sus esposos a operaciones en estados de la Republica con situaciones complicadas de seguridad; también tuve que pasar el trago amargo de ir a comunicar lamentables noticias que terminaban en historias de viudas y huérfanos de nuestra patria. Por ello, es importante reconocer que los soldados y marinos de México, son fuertes porque detrás de ellos hay una mexicana fuerte y con los colores de la patria metidos en sus venas, una mujer que en silencio sufre las ausencias y las pérdidas que significa el trabajo de nuestros militares y marinos.

Cierro mi intervención -dice emocionado Limón -poniéndome de pie ante ellas, que son uno de los pilares ocultos de la grandeza de nuestras fuerzas armadas; los soldados y marinos de México son grandes porque a su lado (nunca detrás) existe una mujer grande. -terminando la tenida … reinó el silencio.

Hasta aquí esta nota que, además de hacerme recordar aquella primera infancia entre gitanos, curas que entran en levitación al beber chocolate y un anciano atado a un Árbol también permitieron saber que “cada quien tiene la Mercedes que merece.

Último patrullaje. – y si ves que cuando camino me acompañan volando miles de mariposas amarillas grítame “! regresa por donde viniste!”

Balazo al aire. – otra historia del Gabo.

Greguería. – Si 20 años no es nada… 100 años son menos.

Oxímoron. – Guerra pacífica.

Haikú. – hambre de verte.

Lejos de ti soy nada;

quiero tenerte.