Entonces ¿para qué sirven las Fuerzas Armadas?

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Partiendo de que la nuestra es una democracia civil y las Fuerzas Armadas están supeditadas a ella (sí, aunque hay a quien eso le fastidia) ergo, su lealtad a la Patria no está en duda y su transparencia aún deja mucho qué desear y hay que trabajar tanto en ello. Todo dígase. También suma muchos de sus activos caídos por la Patria. Acercarse a ellas desde una legítima mirada civil, contribuye a pensarlas y repensarlas.

Las encuestas siguen colocando a las FF.AA. en alta estima de la población. El “¡somos pueblo!” que arengara el secre de la Defensa de Carlos Salinas, Riviello Bazán, en respuesta atropellada contra los ataques por la actuación castrense frente al Zapatismo a inicios del 94, nos recuerda una verdad vigente: el legado del general Amaro que marcó la directriz de un ejército del pueblo y para el pueblo, sigue y por esa misma razón no se le perdona la matanza del 68 dirigida al pueblo. Así de sencillo y que nadie se envuelva en falsos pudores.

En todo caso, por años hemos sabido que las FF.AA. se siguen preparando para servir mejor, suponemos. Desconocemos si alguien crea que ello sucede para asaltar el poder civil algún día. A saber. No nos vaya a salir alguien conque eso no lo permitiría Estados Unidos, que ya se sabe que hay encandilados con los yanquis. Lo mismo se ha dicho que nunca ganaría un gobierno de izquierda (confundiendo izquierda con comunismo) y de suceder, nos invadirían, porque esa falaz idea de que los yanquis nos han de invadir por todo o lo piden, es buscada por tantos encandilados; eso sin contar a los que estarían felices con la vergonzante anexión, que han rondado hasta en un 61% de los encuestados. Patéticos.

Por años oímos que nuestras FF.AA. servían solo para desfiles. Ha costado mucho adecentarlas, definir mejor sus tareas, consolidar sus tres brazos –tierra, mar y aire– y ahora, además, les adosan al hermanito Guardia Nacional, que no es parte de, pero como si lo fuera y no es lo mismo y sí. Cuando me topo con un guardia nacional no tengo claro qué debo esperar de él, cuál es su exacta función. Mientras se averigua, dígase con toda claridad que las FF.AA. han sido capacitadas y aún arrastran pendientes. Que Estados Unidos manifestó desde los tiempos de Calderón que confiaba más en la Marina que en el ejército de tierra. Eso explica su protagonismo, apoyo y reconocimiento, que, por lo demás, no sobra, pues todo abona a la defensa de nuestro país. Así sea tal defensa desde la Marina.

Luego viene ese debate acerca de si los militares deben de estar en las calles. El punto es otro: quién debe resguardar al país al completo de toda amenaza. Y toda es toda. ¿Las carmelitas descalzas han de hacerlo? A nadie se le pasa por la cabeza que están en las calles por gusto. Si somos conscientes de que sus adversarios están armados hasta los dientes y les sostienen combates de más de 24 horas, acaso nos lo podamos pensar un poco más o ¿tenemos idea clara de qué es exactamente lo que deberían de hacer los militares? porque facultados para la defensa, lo están de siempre. ¿El problema es definir defensa hacia qué? Acabáramos.  ¿Qué entendemos por riesgos a la seguridad nacional? ¿un ataque de Belice? ¿solo eso? El tema se ha politizado evadiendo estos puntos antes que reflexionarlos por evidentes y con argumentos lógico-jurídicos, pero también con aquellos de elemental obviedad. Y los que ya gobernaron mejor que callen. El embrollo que provocaron y heredaron los descalifica ampliamente y encima, van sin propuesta alternativa. No griten.

Se arguyó que los militares no deben combatir al narco. Va, pues sin decirnos a quién sí, no adelantamos. Luego se creó la Guardia Nacional y se la acusa de ilegal. Pues bien, ¿hemos oído quién entonces debe hacerse la tarea o nos oponemos por oponernos? porque el mando único tampoco le gustó a unos y mientras tanto, las FF.AA.  –por mucho que clamen que tienen un comandante supremo cual mandata la Constitución– cada una va por su vereda. Sí, la Fuerza Aérea supeditada a la Defensa Nacional, ya se sabe. Sí, con su uniforme propio, faltaba más, pero supeditada. Es el patito feo como la llaman en el argot castrense. Somos injustos en no apoyarla más.

Hoy se habla de confeccionar un mando único del que no pasa desapercibido que un primer paso fuera el asignarlo a un mando del ejército de tierra,­ acaso para instrumentar de lo que nuestras FF.AA. carecen: un mando militar coordinado visible, puntual y sí, que esté bajo las directrices del presidente. Ya sería mucho pedir secretarios de Defensa y de Marina, civiles, como en las democracias occidentales avanzadas.  Todo se andará. Es cosa distinta de conformar la nueva Comandancia del Ejército Mexicano que los medios atribuyen solo a ejército de tierra. Una que debe de transparentarse, reto frecuente en nuestras FF.AA..

Y la verdad es que si a las FF.AA. no se las quiere defendiendo a la población, como lo han hecho y particularmente, desde el sexenio Calderón contra el crimen organizado –incluido el sexenio de López Obrador, quien como opositor las denostaba y no ha tenido otro remedio que seguir disponiendo de ellas– quedarse a cambio de eso con la vaguedad de que “están para defender a la Nación” que señalan juristas opositores a López, las vuelven palabras vacías si no precisan entonces qué quiera decir esa expresión.  ¿Defenderla de? ¿de ovnis, de la roña? Vayan aclarando o asuman que es legal hacerlo contra el crimen organizado que va armado hasta los dientes y ataca a la gente, que nadie lo olvide.

¿Qué los usan a los militares para transportar vacunas? pues como los han usado para paliar desastres naturales o sembrar árboles o alfabetizar. Esas son nuestras FF.AA. también, y hasta ahora no se sabía de queja alguna por ejecutar esas funciones (que sí, se le oye mucho a los partidos políticos la queja, más que a la gente) y llega López Obrador y todo es queja.

¿Qué se les entregan aduanas o se les encarga construir un aeropuerto internacional? Eso no nos convierte en dictadura militar –que sí, hay opinólogos que por ganar reflectores sostienen la sandez mayúscula de que sí, pero su verborrea en modo perorata es engañapastores, que los hay–   y es decir lo que ni consta ni se ha vivido. No se revuelvan conceptos solo para sacar raja. Decir, sostener con irresponsabilidad total que es encumbrar militares en una democracia civil o por incapacidad de los civiles, es una tontería mayor. Una patraña. Lo que sí era burdo era tener a un militar estoico y engalonado, de pie, a espaldas del presidente priista (los panistas y López Obrador afortunadamente, prescindieron de esa megalómana costumbre priista, ridícula y fuera de lugar) que más figuraba como pasmarote y alimentador de egos (propios y ajenos) que como ayuda eficaz. Eso si era muy grotesco, cuestionable desde quienes no son militares y desde una democracia civil con un presidente civil. Esos alardes priistas tan de imagen y no de fondo.  Le desagrade el decirlo a quien esa.

Ha de ponerse el ojo en que las aduanas están perforadas por el crimen organizado o preguntarnos porqué ir con los ingenieros militares, pues son de calidad ¿o no lo son? Porque los pagamos entre todos desde hace décadas. Decir que no lo son, que se acrecienta la militarización o deslizar la duda sobre su capacidad, dejaría muy mal no a López Obrador, sino a las FF.AA. que mantenemos de siempre y dicen defender quienes cuestionan su participación en una obra de la envergadura del aeropuerto Felipe Ángeles. Por quererle pegar a López, le pegan a las FF.AA.. Pensarse mejor la crítica opositora antes de lanzarla.

¿Qué los militares no deben perseguir narcos? ¿qué, entonces?  ¿cuál es la idea de seguridad nacional y accionar de las FF.AA. en la cabeza de los opositores a su participación? Esos opositores que son un desastre como gobierno estatal, empoderando al crimen organizado. Que no actúan y solo esperan ayuda federal ante su evidente incapacidad y esperan que la Federación les saque las castañas del fuego. No nos vamos a contar historias. No hacen nada y están siempre en su mar de inutilidad, a expensas de la intervención federal. Luego, pacatos e ineptos son los gobiernos priistas y panistas estatales –que siguen siendo los más en años recientes– entregando fatales resultados en su desempeño en materia de seguridad. Que nadie se adorne tanto. Y que dejen de vociferar tanto PRI y PAN.

Así que… ya nos podemos pensar mejor para qué entonces servirán las FF.AA. que tanto nos cuestan, después de todo. Y convendría poner orden en las ideas para saber mejor lo que de ellas esperamos y queremos. Es que si no, las estamos reduciendo a que hagan desfiles, por la incapacidad opositora de decir qué esperamos de ellas. Triste papel inmerecido y es para sospechar que nos cuestan demasiado si solo las queremos para desfiles. Quien sepa para qué más, que lo diga sin tapujos ni falsos pudores y si no lo sabe, que mejor guarde silencio, que hacerlo también es de inteligentes. A veces.