El tapado camina en Washington

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Diego Martín Velázquez Caballero

La política mexicana depende de los Estados Unidos. No obstante que se observa un repliegue del poder norteamericano mundial, en Latinoamérica su hegemonía continuará y el próximo presidente de México necesita el voto aprobatorio de Mister Danger.

El juego secreto de la sucesión política es más antiguo que el PRI. Norteamérica, como otras potencias, buscó influir en el empoderamiento de una facción o camarilla. A veces, el apoyo yanqui significó conflictos y revueltas; de cualquier modo, los norteamericanos siempre sometían a los políticos que llegaban a ocupar la silla presidencial de México. A partir de la sucesión de José López Portillo, aunque la evidencia lo indicaría desde Manuel Ávila Camacho, el voto de Estados Unidos es ponderado en la elección presidencial de nuestro país.

¿Qué presidente mexicano necesitan los Estados Unidos? Si el fin del Imperio Yankee es cierto, el adecuado resguardo de la zona de protección inmediata es indispensable. El próximo presidente de México debe garantizar la seguridad de los Estados Unidos.

Durante décadas, la influencia de Norteamérica en México se sirvió de la corrupción para financiar la geopolítica imperialista. El trasiego de drogas y la inmigración significan pecatta minuta en el expolio de la región que coadyuvó a que Estados Unidos se transformara en una superpotencia que aplastara a sus contrincantes. Desde el fin de la Guerra Fría, la prospectiva ha sugerido que Norteamérica debe impulsar una economía de bloque juntamente con Latinoamérica. ¿El fin de la geopolítica imperialista podría significar el cese del narco estado en nuestra nación? El próximo presidente de México no puede ser un narcocacique que contagie las revueltas de la violencia al sur de Norteamérica. A menos que Estados Unidos pretenda desarrollar una implosión que signifique su extinción geográfica, ahora México podría transformarse en el Japón latinoamericano que coadyuve a una forma optimista de capitalismo más allá de la industria maquiladora.

México puede jugar un papel protagónico en el futuro próximo del mundo postpandémico. Además de ser un aliado en la construcción del Panamericanismo, la Mexicanidad puede sustituir a la Hispanidad apoyándose en la identidad híbrida que se ha desarrollado en la Mexamérica de forma espontánea. ¿Está dispuesta Norteamérica a ser la Sudáfrica/Australia/Canadá de América Latina? El próximo presidente de México tiene que plantear un proyecto que integre al debilitado Estados Unidos con la marginada Latinoamérica en pos de la modernidad liberal que culmine el proceso de ilustración y secularización que se ha suspendido desde el siglo XIX.

Estados Unidos seguirá siendo la mano negra en el proceso de sucesión mexicano. El neoliberalismo trajo consigo una modernidad frustrada que no institucionalizó el Estado, la sociedad civil, los partidos políticos y el mercado. La sucesión presidencial del 2024 puede ser la oportunidad para corregir el curso de la contradicción histórica del país y salir de la Comala inmanente por fin. ¿Qué presidente para México? ¿Qué vecino quieren los Estados Unidos?