Derby Sexenal

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  • La pelea por la candidatura presidencial se está poniendo muy activa. el senador Ricardo Monreal Avila se anotó una gran victoria al presionar al presidente para que lo reconociera como precandidato dentro de Morena. La precandidata Claudia Sheinbaum Pardo tuvo un traspié importante con su entrevista publicitaria en la revista El País Semanal. Y aprovechando misiones en el extranjero, el canciller Marcelo Ebrard Casaubón prefirió salirse del ring sucesorio.
  • En los grupos políticos de morena todavía no alcanzan a entender el juego sucesorio del presidente de la república porque un realineamiento con los precandidatos llevaría a confrontaciones políticas que debilitarían la unidad partidista alrededor de muchos de los problemas de gestión de la crisis: la ley eléctrica, la votación de revocación de mandato, las seis gubernaturas que cambiarán el año próximo.
  • Los principales precandidatos a la presidencia tienen configurados en funcionamiento a equipos especiales de trabajo para generar informaciones y ataques contra los adversarios. Como ha ocurrido en sus sesiones anteriores estos grupos también tratarán de incidir en el entorno del presidente de la república no solo con mensajes sino a través de críticas al propio presidente.
  • En todo proceso de sucesión, el presidente de la república ha visto incrementadas las críticas en su contra por los propios precandidatos como una manera de modificar la correlación de fuerzas ante la decisión. En 1981, el presidente López Portillo se enojó con la revista Proceso por la publicación de un documento de la Secretaría de Programación y Presupuesto de Miguel de la Madrid en contra de Jorge Díaz Serrano como director de Pemex. El propio director del semanario, Julio Scherer, contó que López Portillo le dijo que había enfrentado a dos de sus principales precandidatos presidenciales y que nadie y menos la prensa podría involucrarse en un asunto que era de manejo exclusivo del presidente de la república.
  • El papel del presidente de la República en la sucesión presidencial pasó de ser el gran elector directo a la función señalada por López Portillo de “fiel de la balanza”, esa aguja que registraba la inclinación entre los dos platillos en equilibrio que configuraban una balanza. En ambos casos, se trataba de la misma facultad presidencial exclusiva del presidente de la República para designar al candidato presidencial de su partido. Aunque el dedazo se vista de seda, dedazo se queda.
  • En algunos análisis estratégicos del proceso de sucesión presidencial se han registrado con preocupación hechos que pudieran configurar conflictos callejeros que quisieran inclinar la balanza hacia algún precandidato. Las movilizaciones en la UNAM contra las declaraciones del presidente López Obrador y la movilización de estudiantes y egresados del CIDE contra el cambio de director podrían conjuntarse en las calles y generar otro 68 que fue usado como preludio a la sucesión presidencial de 1970.
  • La aparición de grupos políticos en torno al tema sucesorio parece mostrar el reciclamiento de las mismas figuras de siempre que andan en busca de espacios de poder y que han sido excluidos en cada sucesión presidencial. Ahora organizan un denominado Frente Cívico Nacional, como antes configuraron, por ejemplo, el famoso y nunca bien ponderado Grupo San Angel que fue abanicado por el presidente Salinas en la crisis sucesoria de 1994.
  • Los cuatro más importantes partidos de oposición han comenzado a moverse en el tema sucesorio, en mayor medida por la presión política que han introducido al ambiente publicó el presidente López Obrador. Sin embargo, esos partidos preferían esperar el agotamiento de los tiempos legislativos de este año y analizar el resultado de las elecciones en seis gobiernos estatales, en los cuales van a sufrir un tropiezo considerable.
  • Algunos políticos cercanos al gobierno actual juran que el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, sí debe ser considerado precandidato con serias posibilidades de ganar.