- Como era de esperarse, el proceso de sucesión presidencial entró en una zona de tensión en la élite del grupo gobernante. A la marginación de Ricardo Monreal Ávila se debe agregar el conflicto que enfrentó al fiscal general Alejandro Gertz Manero, al exconsejero jurídico Julio Scherer Ibarra y a la ex secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero. El primer corte de caja indica que la principal afectada con ese conflicto es la jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum Pardo. Pero se trata de datos coyunturales.
- En todo caso, un dato mayor se localizó en la ostentosa no-invitación al senador morenista Ricardo Monreal Ávila a la ceremonia de inauguración del aeropuerto internacional Felipe Ángeles. Lo de menos fue el caos en la organización y en la creación de un círculo cerrado alrededor del presidente de la república, por lo cual la ausencia de Monreal tampoco fue muy significativa. La reacción del senador fue de tranquilidad y de desdramatización del asunto.
- En términos estrictos, la realización de la consulta por revocación/referendo de mandato presidencial se salió de control del Instituto Nacional Electoral y quedó al garete del ambiente político, siempre con la capacidad de iniciativa del presidente López Obrador. El INE se ha dedicado a privilegiar su capacidad de autoridad electoral, sin ofrecer evidencias de una buena promoción de la consulta, lo que se está convirtiendo poco a poco en un argumento presidencial para acusar a las autoridades electorales de incapacidad en la organización del evento y de parcialidad para evitar la asistencia ciudadana.
- Los últimos datos indican que el PRI ha sido rebasado por los grupos de poder que tienen intereses en candidaturas presidenciales y que están disminuyendo la representatividad política del presidente en funciones del partido, Alejandro Moreno Cárdenas. En días pasados se conocieron datos de la ruptura de la alianza del dirigente del PRI con el que fue su brazo operador José Murat Casab, Porque el junior Alejandro Murat Hinojosa quiere la candidatura presidencial del PRI que el partido ya comprometió en la alianza con el PAN, el PRD, la Coparmex y el líder empresarial ultraderechista Claudio X. González.
- Las primeras tendencias electorales confirman la previsión de que ningún partido de oposición por sí mismo tendría situación de competitividad con el candidato de Morena y que la alianza opositora apenas podría ganar algunos espacios para quitarle votos y mayoría al partido en el poder. No es un hecho singular, sino que responde a la tradición priísta en el sentido de que el partido en el poder tiene una ventaja mediática que la oposición nunca podría alcanzar. Y dentro de la coalición opositora existen hasta ahora dos tendencias: la que propone un candidato común con militancia política-partidista o un candidato externo que de preferencia sea empresario.
- El PRI, el PAN y el PRD tienen expectativa de ganar cuando menos tres de las seis gubernaturas en disputa para imponer una candidatura desde los partidos y no desde la ciudadanía.