De Tapados y Destapados: El barrio de enfrente

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Por segunda ocasión, el presidente de la república aprovechó el marco político de una mañanera para meterse en el jardín de la casa de enfrente y pasar revista –casi el términos militares– a los precandidatos disponibles de la oposición. Y el resultado fue el esperado: no hay fuerza opositora con capacidad para competir ni para alternar.

La lista presidencial fue larga; pero una cosa es reconocer la existencia de políticos opositores con presencia mediática y otra muy diferente suponer que ahí habría un aspirante retador. Las primeras encuestas opositoras recogen nombres conocidos, funcionarios con posiciones estatales y políticos que alguna vez pudieron haber participando en el ranking de posibles candidatos presidenciales, pero sin tendencia seria de votos.

Las listas opositoras del presidente López Obrador respondieron a figuras del PRI, del PAN y de Movimiento Ciudadano, sin asumir la posibilidad de que la alianza Va Por México que logró candidaturas legislativas y ahora a gobernador pudiera mantenerse para un candidato a la presidencia. La incapacidad del PAN y del PRD y del candidato aliancistas Ricardo Anaya Cortés en 2018 mostró un resultado menor a la suma automática de votos de cada partido.

El problema de la oposición es su baja militancia y su aún menor número de simpatizantes. Y los partidos están peleando desde ahora el cargo de candidato aliancista a partir de sus suspicacias de otros nominados por otros partidos. Y si se superan esta primera y fundamental aduana, tampoco han podido los partidos definir desde ahora un programa común a la francesa o un compromiso histórico a la italiana.

Competir con Morena ofrecerá cuando menos cuatro vallas: la aprobación presidencial y su liderazgo personal, la campaña desde las mañaneras, los programas sociales y la consolidación territorial con tres cuartas partes de las gubernaturas morenistas. Vicente Fox, Peña Nieto y López Obrador. Construyeron un discurso social-popular en su momento para avanzar en sus posicionamientos personales ante un electorado sin lealtades ni disciplina de partido. Las tendencias de votos a favor de Morena son un primer aviso sobre el avance morenista en el ánimo social.

El problema de Morena no estará en los candidatos, sino los estilos de perfilamiento de la candidatura y las fracturas desde ahora existentes entre varios de los aspirantes. Una división en la élite morenista con algún candidato que corra por otro partido puede que no gane las elecciones, pero sí podría fragmentar la solidez del voto morenista.

Por lo pronto, la lista presidencial de precandidatos opositores exhibe, también ahí, una caballada muy flaca.

 

Juego de las sillas

  • Si la oposición quiere avanzar sobre terreno firme hacia el 2024, desde ahora debiera hacer tres cosas: anunciar un candidatura opositor aliancista, definir un programa de gobierno propio y no solo de correcciones antilopezobradoristas y espacios de exhibición publica de los aspirantes para ir ganando opinión pública. Pero hasta ahora, PAN y PRI están avisando que irán por su cuenta y el PRD en realidad no existe y buscará una figura que no gane, pero cuando menos le haga repuntar votos ahora que el partido está en el umbral de perder el 3% necesario para mantener su registro como partido político.

indicadorpolitico.mx

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