En un solo párrafo Alejandro Moreno Cárdenas definió el perfil de las candidaturas priistas para las elecciones 2021 de diputaciones federales; perfil enmarcado en los siguientes requisitos y cualidades:
Las mejores y que acrediten: Capacidad, experiencia y lealtad absoluta a la militancia, a la historia y a los principios que defiende el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Qué conste, las mejores candidaturas; no las peores. Y las mejores significan cuadros de tierra, liderazgos naturales, que transpiren empatía, sin historial negativo; por lo menos.
¿Así las concibe “Alito”? ¿O cómo? Concebirlas de modo distinto encajaría en una definición de “mejores” solo para la cúpula priista o intereses de grupos internos.
En la praxis priista las “mejores” candidaturas suelen ser aquellas allegadas a los líderes, a los gobernantes: Amigos, socios, compadres, cómplices y hasta detalles.
Así, el PRI no gana. Pero por eso, tales candidaturas van en los primerísimos lugares de las listas plurinominales o en distritos electorales seguros o “amarrados”.
Aunque también hay una preselección: Las candidaturas para ganar y aquellas destinadas a perder generalmente con recompensas económicas o cargos públicos, partidistas o en las estructuras administrativas de otros poderes. Claro, donde el PRI gobierna.
En fin, que si el dirigente nacional considera cabalmente el perfil de las candidaturas delineado por él mismo, cambiaría la suerte del PRI y de la representación política en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
Hoy el PRI no debe andar de remilgoso, ni jugándole al gatopardismo. Porque como bien dice Alejandro Moreno: “La verdadera defensa del pueblo de México será desde la Cámara de Diputados () porque también estamos librando una lucha por la democracia mexicana. Por una democracia plural, competitiva y de contrapesos”.
Cierto. Y ello no quiere decir que la oposición vaya con la espada desenvainada a aniquilar a Morena, sino se trata de hacer efectivo el equlibrio de Poderes.
Es lo sano para el país; incluso, para el propio presidente Andrés Manuel López Obrador; caso contrario pronto se convertirá en la antítesis del aquél democráta en campaña.
En fin, a partir de las candidaturas veremos que quieren sus líderes para el PRI en 2021: Perder el registro nacional, sobrevivir con almenos el 3% de la votación válida emitida o la recuperación de su fuerza electoral.
En un pluripartidismo real, ningún partido sobra, ni falta; es cuestión de cumplir con su papel asignado en la historia del país: Equilibrio o comparsa.
“ALITO”, ¿CANDIDATO?
Es costumbre (y muy mala costumbre) de los partidos políticos en general, postular en primerísimo lugar a sus dirigentes; son quienes ocupan las posiciones privilegiadas en las listas plurinominales.
Alejandro Moreno Cárdenas ¿será la excepción? ¿O se alista para encabezar la lista del PRI de candidaturas a diputaciones plurinominales por la Tercera Circunscripción Electoral, a la cual pertenece su natal Campeche?
En corrillos priistas se habla de que esa sería una meta inmediata de “Alito”: Estar en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión a partir del periodo correspondiente al 2021.
¿Y la presidencia nacional del PRI? Pues para ella se alistaría su tocayo Alejandro Murat Hinojosa cuando concluya su mandato como gobernador de Oaxaca, en el 2022; o antes si así lo decide.
Por eso mismo, el último ha intentado posicionarse como líder del Sur-Sureste de México, para ganar la mayor fuerza política que le permita avanzar hacia sus aspiraciones siguientes.
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