La derecha prefiere actuar clandestinamente, ocultar sus intenciones, acechar para dar zarpazos destructivos, de esa forma actuaron El Yunque y sus múltiples siglas y los Tecos.
A la derecha le gusta jugar a las ambigüedades, golpea al gobierno mientras le exige diálogo, bloquea al gobierno y le reclama eficiencia.
Las diversas fuerzas de la derecha tienen diversas asociaciones ideológicas alineadas alrededor de principios inflexibles como el desarrollo del capitalismo sin prestar especial atención a la corrección de sus desigualdades e injusticias, y por supuesto, la supuesta defensa de la vida que se reduce a la oposición al aborto, porque no se solidarizan con las víctimas a las que les cancelan el derecho a decidir sobre su cuerpo, frecuentemente festinan su triunfo cuando lanzan a la miseria a madre e hijo.
Para conquistar el poder político y cancelar libertades han contado con el financiamiento generoso de diversos empresarios.
La derecha se mimetiza, estratégicamente se acomoda con diversas fuerzas políticas para jalarlas a su terreno. La postura anti aborto del PRI es una muestra de lo exitoso de la maniobra y la penetración elitista funciona tan bien que miembros de la ultraderecha se fueron a Morena y lograron posiciones políticas importantes.
Dentro de su esfuerzo camaleónico, las fuerzas extremistas buscan retóricamente acercarse al centro para lograr credibilidad y alejar la desconfianza. El Yunque sostiene ahora que nunca fue violentado, ni siquiera cuando se agarraron a balazos con los Tecos o asolaban en la UNAM por medio de su brazo estudiantil el MURO.
En el proceso de centrización algunas fuerzas se ponen caretas de moderados y otros se quitan caretas, como el anuncio del PRD de que será social demócrata mientras se abraza con la ultraderecha para conseguir migajas del poder y fondos para seguir financiando su apetito de dinero.
El concepto centro político se ha relativizado, para la ultraderecha será un poco menos de extremismo, para la pseudo izquierda será un juego más abierto para justificar su alianza con la ultraderecha.
El problema es entonces qué agenda y candidato tendrá la derecha. Hasta ahora ha fracasado en sus diversos esfuerzos por enfrentar y debilitar al gobierno, aunque buscar refrescar la misma iniciativa con siglas distintas. La derecha no expone (carece) un modelo de país ni dice para que quiere ganar las elecciones, aunque cuando gana aumenta la corrupción.
Los políticos derechistas están descalificados, carecen de ideas, representan posturas obsoletas y poco imaginativas, aunque por medio de maniobras erráticas y desesperadas lancen a políticos que no se los solicitaron (el joven Colosio), y de hecho fracasó el intento de atraer a otro partido al mazacote derechista.
Vista la derecha ahora, y eso claro que puede cambiar, se ven como los grandes perdedores del 2024.
@shmil50