La sucesión presidencial

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  • AMLO requiere de la reencarnación de su propio yo
  • El objetivo: que la 4T trascienda la transexenalidad

Estoy absolutamente seguro de que tienes la capacidad para ser presidente de la república.

No tengo la menor duda. Eres prudente como la paloma, sagaz como la serpiente. Tienes todos los atributos presidenciales. 

Inclusive, estás empapado de la savia de la cuarta transformación de la vida pública nacional. Eres el candidato ideal del Movimiento de Regeneración Nacional, pero tú lo sabes más que nadie.

Lo sabes por esa gran experiencia política que tienes, después de largos años de lucha, tanto al interior de aquel viejo PRI, que pugnaba por la revolución y la justicia social, como en aquel prometedor Partido de la Revolución Democrática, que se convirtió en un estercolero, porque los luchadores por la revolución y la democracia no supieron imponerse y perdieron, gracias a la escandalosa corrupción de Los Chuchos, que ahora pasean el féretro putrefacto del partido y son el hazme reír de los señores X.

Pero sabes también, estimado Ricardo Monreal Ávila, que ni las elecciones internas de Morena, que no las habrá, ni las encuestas, que son muy cuestionables, son las que designarán al candidato de Morena para suceder a López Obrador. 

Y no pueden serlo porque el candidato deberá estar transfigurado en la esencia del presidente, en su convicción de que la transformación de la vida pública de México no puede ser interrumpida con el fin de su primer sexenio. El presidente necesita casi su propio clon. Necesita asegurar que la 4T sea una revolución permanente, ni traicionada, ni olvidada, ni interrumplida como la Revolución Mexicana. Ah. Y que jamás vuelvan los neoliberales corruptos, como él les llama. 

En esta estrategia lopezobradorista no hay marcha atrás.

Fueron muchos años en que los beneficios, primero de la Revolución, y luego de la implantación del capitalismo salvaje, sólo fueron en beneficio de los intereses de las clases dominantes, tanto del clan de potentados políticos burócratas como del empresariado corporativo. Los millones de trabajadores pobres – legiones – sólo recibieron las migajas, las sobras del banquetazo que se dieron los potentados.

El candidato de Morena a la Presidencia de la República tendrá que ser la reencarnación filosófica y política de López Obrador, porque la 4T tiene que continuar y fortalecerse para que realmente impregne la política nacional, fundamentalmente la lucha en contra de la corrupción – que no es nada fácil de pelar- y por la redención (regeneración) de los pobres, que son más, mucho más, de las tres cuartas partes de la población total de la nación.

Yo sé que tú, estimado RMA, buscas la candidatura con sanas y revolucionarias intenciones. Te conozco porque he seguido, desde mi trinchera de periodista, tu desempeño en las filas de la izquierda, desde que eras representante del PRI en el órgano jurisdiccional que organizaba los procesos electorales.

No estoy muy seguro de que, para la elección del candidato, los cuadros dirigentes de Morena empleen métodos democráticos al estilo electoral. Creo que pesará fundamentalmente el pensamiento, el deseo -inteligencia y pasión- y la decisión del presidente. Y éste se siente obligado a “elegir” para la candidatura del partido a alguien que garantice la continuación del proceso de la regeneración nacional. No creo que para que le cuide las espaldas.

No obstante, han pasado sólo tres años de práctica de la 4T, entre avatares dramáticos, luchas intestinas, confrontaciones, guerra de odio, traiciones, lidia con morenistas de todos los colores y sabores, una fauna en la que a veces se confunden verdaderos luchadores sociales con oportunistas, venidos de todos los abrevaderos políticos, priistas divorciados, panistas arrepentidos, perredistas decepcionados de una izquierda convenenciera y corrupta, y, además, alimañas venenosas.

A la dirigencia verdadera de Morena le hace falta, por lo menos, un año y medio más, para consolidar al partido como la garantía del cambio verdadero que propugna López Obrador.

Entonces, ya lo verán, veremos quién es quién en la decisión del presidente. Si un hombre o una mujer. Pero los morenistas como tú, mi querido Ricardo, tendrán que entender, comprender y aceptar que el candidato deberá asegurar la continuación de la Cuarta Transformación de la Vida Pública Nacional. Para AMLO no hay marcha atrás. La marcha atrás sería devolver el poder presidencial a los pripanistas. Y estos no están ya en el ánimo del electorado mexicano, ciertamente.