Xochitl Patricia Campos López
Aunque varios personajes de la vida política local tienen cercanía con Andrés Manuel López Obrador, el apoyo que recibió en días recientes Cuitláhuac García Jiménez -Gobernador Constitucional de Veracruz- por el affaire Monreal-FGE, fue desproporcionado y singular, lo que obliga a considerar a la autoridad veracruzana como uno de los sucesores en la línea presidencial de Morena.
Veracruz es la Perla del Golfo, una zona estratégica en muchos sentidos, una ruta para controlar buena parte del este y el sur del territorio mexicano; quizá es uno de los Heartland que controla México. Siendo Veracruz uno de los estados con padrón electoral voluminoso y geoestratégico por los recursos naturales, queda ubicado como uno de los espacios donde la estabilidad y la armonía social se hacen necesarias casi a cualquier precio.
No hay que perder de vista que el incidente Ricardo Monreal converge con la elección interna del PAN en la entidad, que si bien -aparentemente- son eventos aislados, en realidad, juntos hacen un efecto que puede desestabilizar a Veracruz e incluso romper con el prestigio del gobernador y darle votos a quien sea.
Miguel Ángel Yunes Márquez, hijo del exgobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien se ha convertido en una figura prominente al gobernar uno de los municipios más modernos e importantes de la entidad y alimentar un jugoso bastión político electoral, tiende a proyectarse como figura central en las candidaturas panistas al gobierno estatal. El Yunismo irrumpe en el control del CDE-PAN para recuperar la influencia regional y establecer alianzas con otros institutos políticos como Movimiento Ciudadano ahora vinculado a los intereses del Monrealismo.
Si Cuitláhuac García Jiménez pierde la confrontación con la camarilla Monrealista, Morena pierde Veracruz y esto afectaría la contribución electoral de la entidad para la sucesión federal y local del 2024. Miguel Ángel Yunes Linares es un contrincante acérrimo de AMLO y un referente para la reconstrucción del panismo a nivel local. Ricardo Monreal está consciente de esta coyuntura y López Obrador también. El espaldarazo al gobernador veracruzano es un mensaje con doble tinta: desestima las posibilidades del monrealismo en la candidatura presidencial de Morena y apoya al grupo del Gobernador para proyectarlo en la palestra federal o, al menos, para conservar los votos que su carisma puedan aportar a la elección.
Los conflictos internos de Morena rumbo al 2024 se multiplican, lo que demuestra que la aprobación presidencial sigue empoderando al instituto político y los liderazgos se desatan. De ahí que sea necesario mantener la estabilidad en Veracruz y soportar el ambiente político para el gobernador, la entidad es fundamental en la geopolítica de México, un bastión electoral para personajes nacionales y un pivote en el desarrollo nacional que no se puede permitir entregar malas cuentas. López Obrador está preocupado por el desenlace político del affaire Monreal y debe preocuparse todavía más.