Ronald Reagan, era un gran aficionado de la ciencia ficción. Su programa de protección espacial lo llamó Star Wars, por las icónicas películas de George Lucas. Se dice que entre su grupo de asesores en tecnología había, de hecho, escritores del género. Pero hay una anécdota, transmitida por su entonces secretario de Estado, George Shultz, que revela la forma que estas historias moldearon su pensamiento político.
De acuerdo con Shultz, en 1985, durante la Cumbre de Ginebra, Reagan y Gorbachov se retiraron a platicar en una cabaña un rato. En un momento, el estadounidense le preguntó a su par soviético si ambos países llegarían a dejar a un lado sus diferencias en caso de una invasión extraterrestre. Al parecer, el premier de la URSS accedió, tras una carcajada.
Sea o no cierta la anécdota, la idea ha inspirado a novelas, guiones de televisión y hasta películas como Independence Day. Podría incluso decirse que el pensamiento de Ronald Reagan está detrás de Va por México, más allá de acusaciones, reales o supuestas, de “neoliberalismo”. Por ejemplo, ¿no se han fijado que se ha vuelto común creer que el país mejoraría notablemente si primero apostamos por contrapesos en la Cámara de Diputados, votando por la unión PRI-PAN-PRD, como en el supuesto de guerra alienígena, y luego nos arreglamos una vez vencido Morena?
Sin embargo, suponiendo el escenario de invasión extraterrestre, los alienígenas podrían tener armas que nos aniquilaríamos sin darnos cuenta siquiera. O si sobrevivimos, la civilización quedaría transformada no solo por la experiencia, sino por el aprendizaje. Tan solo esas consideraciones, que revelan los problemas del pensamiento simple, deberían servir de referencia para nuestra situación. Veamos tres problemas básicos detrás de la lógica de una parte de la oposición.
En primer lugar, es un error suponer que Morena es un problema pasajero, cuando la victoria de 2018 representa un final de época. Por más beneficios que hayan traído las reformas de las últimas décadas, el sistema colapsó por sus errores y omisiones, las cuales los partidos en el poder no supieron, o no les interesó, atender. Gracias a esto, el descontento creció tanto que López Obrador lo supo explotar para ganar. Puede que las soluciones que pretenden imponer sean ineficientes o hasta perjudiciales, pero los seguidores del presidente se sienten representados, e incluso, en ocasiones hasta vengados.
Bajo estas premisas, tan solo la idea de todo se solucionaría de quitar a Morena del poder no solo es ingenua y arrogante, al hacer que no se entienda el problema en toda su profundidad. También reafirma a quienes creen en el presidente. Lo peor: no gana un solo adepto entre el grupo de indecisos o arrepentidos de su voto en 2018. De nada sirve tener la razón, si no se entienden los sentimientos.
Segundo lugar: no se sabe por qué se votaría por los candidatos de Va por México, más allá de una vaga expectativa de contrapesos. ¿Cuál sería la alternativa, si no hay una agenda única? ¿Por qué elegirlos, si cada partido tendrá un grupo parlamentario separado, que tendrá su propia plataforma política? Por si fuera poco, aún cuando tengan propuestas, son incapaces de concretarlas, dado que no tendrían mayoría en el Senado, asumiendo que le arrancasen 251 asientos a Morena y sus aliados.
En todo caso, me parece más honesto lo que está haciendo Movimiento Ciudadano: competir con sus propias ideas y proyectos. Tengo claro que muchos dicen que los naranjas son esquiroles, pero al comparar ideas y proyectos, dan ganas de pensar que los de Va por México son los verdaderos esquiroles. A final de cuentas, al menos están hablando de ideas en lugar de simple reacción contra Morena.
Finalmente, es un despropósito concentrarse solamente en la jugada inmediata, cuando se pueden adivinar, e incluso anticipar, las cuatro siguientes. ¿Tienen idea sobre cómo funciona la retórica del presidente, en un escenario donde se crea que basta con bloquearle iniciativas, como en 1997? ¿Qué harán cuando el presidente recurra a bandos y consultas, como hizo cuando era jefe de Gobierno del Distrito Federal? ¿Se pasarán redactando tuits “pegadores” como hoy?
Los partidos de Va por México podrán, en el escenario más favorable, arrebatarle la mayoría a Morena, pero sería un desperdicio de votos apoyar un proyecto que, según se ve, nada ha aprendido de 2018. De será así, podría no ser mala idea apostar por que se acaben de ir en 2021, aún sabiendo los enormes riesgos que traería una mayoría del partido en el poder durante la segunda mitad del sexenio.
@FernandoDworak