El fiel sucesor

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  • ¿Y si ni Ricardo, ni Claudia, ni Marcelo?
  • El “Bueno” podría venir de la Sorbona

Imposible no hablar de la sucesión presidencial a mitad de sexenio.

Desató los demonios en mismísimo exorcista y no con estampitas del Divino Redentor, sino con ¡pic! de destapador.

Ahora circulan por los talleres de los diarios impresos, por los estudios de la TV y la radio comercial y cultural, y las networks, los nombres de las “corcholatas”.

Ya los conocen.

De repetirlos, no vayan a creer, a inventar, que este escribidor está apoyando a alguno. De ninguna manera. Ya no está para ello. Si no lo hizo cuando andaba del tingo al tango en busca de la noticia, de la entrevista con algún personaje del mundo varonil o del mundo femenil, menos lo haría ahora.

Pero para quienes aún no lo saben, se trata del líder del Senado, Ricardo Monreal Ávila, que ahora me entero por el gran amigo Jorge Meléndez Preciado que se declara “social demócrata”, cosa que nunca he entendido, algo así como el café con leche, o el tequila con cerveza, o junto con pegado. ¡Qui lo sait!

Pero si esto es cierto, el senador, a quien admiro por su gran despliegue de trabajo legislativo y su espléndido poder de negociación, hasta con el diablo, lamentablemente no tiene nada qué hacer en una Cuarta Transformación que, el presidente AMLO ha calificado de izquierda y radical. Aunque yo entiendo que la izquierda, si no es radical no es izquierda.

También para los que aún no se enteraban, entre quienes aspiran a cambiarse a vivir en Palacio Nacional, sin pagar renta, por supuesto, están el canciller Marcelo Ebrard Casaubón y la gobernadora Claudia Sheinbaum Pardo. También dispuestos al sacrificio azteca por cruzarse la banda tricolor en el pecho y sentarse en la Silla, que adoró Pancho Villa, pero que despreció, por estar embrujada, mi general Miliano Zapata.

Y por qué no.

Por qué no puede haber otro nominado para la selección de candidato presidencial mediante encuestas, o por el índice de la mano izquierda del Presidente de izquierda.

Hasta hoy, 12 de enero de 2021, pocos, muy pocos periodistas han hablado de él como aspirante a quien, por supuesto, le encantaría que su paisano le impusiera la banda tricolor en el pecho.

Nació en Paraíso, Tabasco (A unas dos horas y media de Tepetitlán). Abogado, diputado local en el Congreso de Tabasco, diputado federal y senador de la República y paisanísimo. Ah. Y gobernador, puesto que dejó porque el gran paisano lo nombró sustituto de Olga Sánchez Cordero, en la Secretaría de Gobernación, o sea como suplente presidencial para cuando el paisano enferma de Covid-19 porque no se cuida.

Adán Augusto López Hernández abandonó Villahermosa para venir a despachar al Palacio de Covián y de ahí ¿no habitará otro palacio? ¿El Palacio Nacional? Si hay tapadismo, ¿no será él el verdadero tapado? Si la selección es por encuestas, ¿acaso no podrán las encuestas ser cuchareadas, como dice el Presidente? Pero el hombre es cae bien entre toda la raza de Morena.

Adán Augusto tiene tablas. Es un político radical. Aguantó sol, lluvia, granizo, polvo, contaminación de gases de automotores y odio calderoniano, allá por el 2006, en Avenida Juárez, cuando la protesta perredista por el fraude electoral que impuso al comandante Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, de entre Michoacán y Puebla, en Los Pinos.

Ah. Y este López viene del Instituto de Derecho Comparado de Paris. Y también de la Sorbona, donde se especializó en Ciencias Políticas y…

Es muy amigo de Andrés Manuel… Ahora le está cuidando el atril de las conferencias matutinas en el Salón de la Tesorería, en tanto se recupera de la segunda vuelta del covid-19.