2022: aguas con la economía

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El último trimestre del 2021 prendió los focos de alarma en el tablero presidencial de Palacio Nacional: la economía no logró consolidar un empuje recuperador y comenzó a declinar, con el agregado aún más preocupante del repunte de la inflación.

El presidente de la república reaccionó al potencial conflictivo de la crisis económica y anunció que los primeros jueves de cada mes dedicará la mañanera a desahogar la información económica; en términos políticos, el jefe del ejecutivo federal evitará que los datos de la crisis se conviertan en protestas sociales.

Si se leen con atención los entrelineados políticos, es probable que el principal elemento que determine el debate sucesorio y la definición del candidato lopezobradorista en 2024 sea la economía, en tanto que las cifras de seguridad y los números de fallecidos por la pandemia no han generado comportamientos sociales críticos.

La economía sí está acumulando inquietudes sociales. Y no es para menos: los precios de los productos de la canasta básica han aumentado en promedio 20% en los últimos meses y no hay indicios ni políticas públicas que permitan prever una estrategia antiinflacionaria.

En el recetario neoliberal solo se puede bajar la inflación por el lado de la demanda, lo que implicaría disminuciones del crecimiento económico, del salario y del gasto social. Sin esas decisiones, la inflación persistirá en la economía y su principal efecto será la disminución del nivel de vida del 80% de los mexicanos que vive al día.

La crisis económica determinó las sucesiones presidenciales de 1982 al 2018 y la acumulación de desequilibrios y costos sociales estarían de alguna manera construyendo un escenario para la candidatura de morena en el 2024.

La atención presidencial a la crisis económica fue el primer indicio de la preocupación en Palacio Nacional por el crecimiento económico y la inflación.

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@carlosramirezh