Las divisiones, fracturas en grupos parlamentarios no son nuevas. Menos en el Senado. Apenas la legislatura anterior, el grupo de Acción Nacional, entonces con gran fuerza numérica, vivió el rompimiento.
Ahí se confrontaron las fuerzas del expresidente Felipe Calderón y de Ricardo Anaya. Y todo terminó entre ellos en un desastre político. Al final ambos perdieron. Calderón y su esposa Margarita Zavala fuera del PAN; sus alfiles los senadores Ernesto Cordero y Roberto Gil Zuarth sin nuevas posiciones y Anaya con un partido fracturado y como gran perdedor frente a Andrés Manuel López Obrador.
Eso ocurrió apenas la legislatura anterior, y ahora podría estarse repitiendo la historia, pero en Morena.
Este viernes siguiente el 49 por ciento de su fracción (29 de 61 senadores) le tiene programado por instrucciones superiores su caída como coordinador de Morena -y automáticamente en la presidencia de la Junta de Coordinación Política del Senado-, a Ricardo Monreal.
Como en aquella escena romana cuando apuñalaban a Cesar, Ricardo podría decirles a varios de los firmantes del encuentro del viernes: “¿… tu también Bruto/a?”
El senador chiapaneco Eduardo Ramírez, cercano al zacatecano, dijo ayer que él no ve fractura alguna en la bancada de Morena. Y al igual que su amigo Monreal les pide a esos “inexistentes” inconformes que reflexionen sobre los retos que hay que enfrentar todavía.
Los hechos indican que la bancada ya se fracturó. De un lado están los 29 convocantes del juicio sumario a Monreal y del otro quienes apoyan todavía a su líder.
Eso ya se quebró, y no tiene remedio. Los 32 de Monreal no pueden confiar más en los 29 del golpe. Veo muy difícil que pueda salir adelante ninguna iniciativa o reforma de AMLO en lo que resta del sexenio. ¿Eso significará que estamos ante una 4T fracasada? Muy probablemente.
¿Bajarán (tirará AMLO) a Monreal de la sucesión y de la boleta en el 2024? Lo dudo. Al contrario, se le abren avenidas insospechadas hacia Palacio. En realidad, creo que es lo que estaba esperando el zacatecano. Lo que viene le permitirá asumir ya su posición como aspirante independiente, gran opositor interno. Va a jalar a un sector ¿importante? de Morena y la llamada izquierda.
Sin duda muy, muy interesante. Apenas comienza. Tranquilos todos.
AGITAN EL IPN
Amparados bajo el principio de que a río revuelto ganancia de pescadores, exdirectores y personajes de dentro y fuera del IPN preparan el asalto y control en diversas áreas emblemáticas de esta institución.
Entre otras, advierten académicos e investigadores preocupados, están la Escuela superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica (ESIME-Zacatenco), la Escuela de Medicina y Homeopatía, la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura (ESIA-Ticomán) y la Escuela Superior de Comercio y Administración (ESCA-Tepepan).
El fin último, aseguran, es llegar a la dirección general encabezada por el doctor Arturo Reyes Sandoval, un reconocido académico e investigador de Oxford, que fue designado por el presidente Andrés Manuel López Obrador a fines de 2020 sin que cuente con experiencia ni política ni administrativa.
El IPN tiene 102 unidades académicas en 25 estados del país y en especial en la Ciudad de México donde se imparte 51 programas académicos de Nivel Medio Superior y 61 de Nivel Licenciatura, así como más 150 programas de Posgrado. El ciclo escolar 2021-2022 inició con una matrícula de 221, 047 alumnos (128,468 menos que la UNAM que registra 349 mil 515 alumnos: 114 mil 116 en Bachillerato; 204 mil 191 en Licenciatura y 30 mil 310 en Posgrado).
Es en este contexto, afirman académicos e investigadores del IPN, en que hoy se han unido personajes como Joel Ortega, excolaborador de Genaro García Luna, quien aprovecha su membresía en la Sociedad de Ex Alumnos de la Escuela Superior de Ingeniería Mecánica y Eléctrica en busca de apoderarse de la dirección general. En ese mismo fin interviene el secretario General del IPN, Juan Manuel Cantú Vázquez e integrantes del llamado grupo “cerebros del pasado”, como son Raúl Talán, Alejandro Garduño, Ricardo Octavio Mota Palomino y Sergio Viñals.
Y para cerrar con broche de oro la intentona golpista apareció nada más ni nada menos en la escena politécnica que Manuel Bartlett, director de la CFE quien tiene multimillonarios intereses en varias áreas del IPN vía convenios para proyectos de investigación, formación de altos cuadros y programas de asistencia y apoyo técnico.
¿Cómo se pretende agitar al IPN?
Vía nombramientos impugnados por la comunidad politécnica en los centros y escuelas más emblemáticos de este instituto, advierten. El poblano Bartlett apoya a Mauro Alberto Enciso para sustituir al director general desde la ESIME- Zacatenco. El director de la CFE quiere el control del Centro Nacional de Control de Energía, CENACE, un organismo público descentralizado, cuyo objeto es ejercer el control operativo del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) y de paso la operación del Mercado Eléctrico Mayorista (MEM).
Detrás de todo esto hay miles de millones de pesos en juego.
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