Gerardo Lozada Morales
Uno de los partidos más importantes del siglo XX que nació de una guerra de revolución y que logró perpetuarse en el poder con la lógica de partido hegemónico pragmático —por encima del partido nazi y el partido comunista de la Unión Soviética—, bajo el cobijo eterno de una constitución como la de 1917 de rasgos paradójicamente democráticos y de herencia federal pero que, en la realidad operó siempre de manera centralista, corporativista, caciquil, clientelar, con tintes ideológicos de una cultura nacionalista, con un fuerte presidencialismo que el propio Daniel Cosío Villegas denominó como la “monarquía sexenal hereditaria”, entre más… hoy se encuentra en la encrucijada de su destino frente a su peor crisis competitiva en México.
El 11 de diciembre del 2021 anunció a nivel nacional en su asamblea que su posición ideológica —completamente carente de credibilidad— cambió de rumbo hacia la “social-democracia”. Pareciera entre líneas que la postura del PRI, como bien lo definieron los viejos teóricos racionalistas, se mueve hacia una posición ventajosa; es decir “neutral” para poder solventar su crisis —interna y externa— y evitar más su desgaste frente a un electorado que ya lo mantiene en su conciencia colectiva como una marca desprestigiada debido a sus históricas corruptelas e incompetencias para gobernar, de ser el principal responsable de emprender políticas neoliberales —en los sexenios de Miguel de la Madrid, Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto—que desmantelaron al Estado mediante numerosas reformas, desarticularon su relación con la sociedad y provocaron más desigualdad y miseria además de traicionar su supuesta “herencia revolucionaria”, aunado a sus alianzas contra-natura o ideológicamente inconsistentes con sus eternos rivales como el PAN y el PRD, etc., etc., etc… Hoy su disyuntiva se encuentra entre:
- a) pactar y cerrar sus filas junto al PAN y al PRD asumiendo que el coste político lo terminaría debilitando más a futuro del 2024 con el riesgo de desaparecer, o
- b) negociar en el presente 2022 con el gobierno federal y MORENA para aprobar la reforma energética y político-electoral, y tratar de sobrevivir al impacto de la elección presidencial del 2024, puesto que, parte de su crisis actual; más allá de sus rupturas internas, es que no tienen a ningún político que pueda ser un candidato serio.
Ante dicha disyuntiva, solamente cuenta con personajes sombríos como: Miguel Ángel Osorio Chong, el gobernador del Estado de México Alfredo del Mazo, el gobernador de Oaxaca Alejandro Murat, su dirigente nacional Alejandro “alito” Moreno, y el poco conocido Enrique de la Madrid (hijo del expresidente). Todos por detrás de los candidatos que posiblemente postularía el PAN, ya que el PRD se encuentra occiso desde 2018. Lo inminente es mirar que el fantasma del priismo lo conduce inevitablemente a ser un condenado partido satélite. ¡Qué paradoja del devenir!
El autor es doctor en Ciencias de Gobierno y Política por el ICGDE-BUAP, y catedrático de la UDLAP.