Una encuesta patrocinada por un organismo empresarial sobre el desempeño de presidentes municipales, además de provocar una dura respuesta de un ayuntamiento reprobado, muestra claramente que ya está corriendo el período de desgaste de los ediles, que se traduce en voto de castigo en contra del partido en el gobierno.
Independientemente de los señalamientos en contra de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) local, a la que la comuna de Cunduacán acusa de querer chantajearla, hay elementos para explicar el porqué, en el muestreo de cinco municipios, dos son considerados aptos y tres no pasaron la prueba.
A botepronto, es creíble que Macuspana y Centro tengan una calificación aprobatoria:
A la tierra del presidente Andrés Manuel López Obrador está llegando una inversión sin precedente, lo que ha obligado al alcalde Julio Gutiérrez Bocanegra a solo dedicarse a administrar “la abundancia”.
En el caso de la capital, el programa emergente de bacheo pudo ser la causa por la que Yolanda Osuna Huerta se mantuviera en media tabla; curiosamente, parece no reflejarse la inconformidad por los trabajos de abrir zanjas para instalar tuberías nuevas en horas hábiles, cuando se debió programar como actividad nocturna.
De la misma manera se observa una secuencia lógica en que Cárdenas, Cunduacán y Paraíso estén desautorizados por la población.
En el segundo municipio en importancia del estado la nueva administración no ha logrado articular algún programa con el concurso de los otros órdenes de gobierno para contener la inseguridad.
No hay día que allá no se cometa algún delito de alto impacto, que si bien se trata de eventos que debe resolver la federación, la ciudadanía le reclama la falta de acción a la alcaldesa, María Esther Zapata.
En Cunduacán el rechazo parece contener una dosis de política partidista: el presidente municipal, Jesús Abraham Cano González, llegó al poder en la modalidad de “candidato independiente”, aunque apoyado por la vieja clase política que dispuso de apoyos para “desquitarse” de la alcaldesa morenista Nidia Naranjo Cobián, quien, a su vez, usó el cargo para cobrarse afrentas del pasado, del presente y hasta del futuro.
Un botón de muestra: Naranjo hizo que le detuvieran su vehículo al exalcalde César Burelo por estar mal estacionado en el centro de la ciudad. Y no solo no evitó que le mandaran al corralón su unidad, sino que ordenó que le aplicaran una enérgica multa al viejo luchador social de izquierda.
“La ley es pareja”, le espetó por teléfono.
Pero las bases del PRI, PRD y hasta de Morena que el año pasado votaron en contra del candidato del vinotinto, Oscar Enrique Ramos, pero en rechazo de la Cobián, ya están resistiendo las excentricidades de Cano González, que está más ocupado en levantar una estructura política a favor de la candidatura a gobernador del diputado federal Mario Llergo, que en su trabajo como edil
En Paraíso el tema del rechazo tiene que ver con la promesa de que la refinería de Dos Bocas sería la “solución” a los problemas de desempleo del puerto. Pero no ha sido así, toda vez que la planta laboral de la obra cumbre del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador se soporta en trabajadores que han emigrado de otras entidades.
Los paraíseños no lograron resolver la falta de empleo, y –en cambio– están sufriendo la carestía provocada por la derrama que no llega a todos la población.
@RodulfoReyes