AMLO-Puebla. Un pacto conservador

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Diego Martín Velázquez Caballero

La visita de Andrés Manuel López Obrador a Miguel Barbosa ha venido a significar la aprobación de un sistema que se define por la fuerza de los grupos y poderes fácticos más reaccionarios. La gobernabilidad poblana se ha definido por una serie de contrapesos caciquiles-religiosos-burocráticos-informales que pueden resultar óptimos para recomponer el muégano del autoritarismo mexicano. El barbosismo ha recibido un faro por parte del lopezobradorismo y por dicha facción pasará una serie de lealtades y compromisos que definen el orden en Puebla y pueden ser tomados como modelo para la sucesión presidencial.

Puebla es un taller iliberal. La cuarta transformación ha venido dejando en el camino las cuestiones progresistas, socialistas, agrarias y de justicia social. El escenario mundial contrapone la lucha entre regímenes neoliberales e iliberales, inclusive en el espectro nacional estas formas protagonizan la polarización entre el PRIANRD y AMLO, pero en Puebla no existe tal oposición sino una recíproca sincronización. La oscura sombra del cardenismo sigue siendo la oscura sombra del lopezobradorismo y puede ser la oscura sombra de la democracia para México.

Resulta funcional e invisible el orden político local que incluso en situaciones graves como las generadas por el marinismo y morenovallismo, las externalidades han sido menores. La cancelación de visas es una pena mínima que significa la aprobación norteamericana de toda una estructura que hace de la entidad uno de los espacios que recibe más remesas de los emigrantes y de la economía informal. Puebla puede ser el modelo que los Estados Unidos quieren.

A diferencia de otros estados, Puebla ha entrelazado los intereses de las diversas fuerzas políticas en el esquema de la alternancia política y el Presidente López Obrador no parece desaprobarlo. Inclusive la sucesión local parece controlada por el Gobernador, ninguna fuerza al interior de Morena -por el momento- parece desbarrancar el jinete de Miguel Barbosa. La aprobación presidencial también parece legitimar los grupos políticos en la fila. Cuando el conflicto se violenta, siempre cabe la esperanza del orden que viene del centro.

En Puebla no ha existido un estilo populista de gobierno sino corporativo, por ello tiene la capacidad de integrarse de un modo combinado. No es la única entidad que presenta tales características, lo que ocurre es que cada vez son menos a nivel nacional. El conflicto de las fuerzas sociales, del centro y la federación, presenta escasas posibilidades en la región.

López Obrador ha señalado que algunos gobernadores deben ser considerados en la sucesión presidencial, los destapes en voz del mismo presidente clasifican y deslegitiman, no se sabe si el pronunciamiento respecto de alguien será un para bien o mal. Pero los tapados también están por allí, y el juego de las señales permanece por fríos que parezcan los mensajes.