Al PAN le cuesta trabajo tener candidatos de peso para las elecciones, en especial las presidenciales.
En el año 2000, no todos los panistas estaban de acuerdo en que Vicente Fox Quesada se convirtiera en el candidato presidencial. Durante la asamblea nacional en la que eligió al abanderado presidencial del blanquiazul para los comicios de dicho año, algunos consejeros nacionales –cuando el Consejo Nacional y sus integrantes tenían algún peso en las decisiones del partido— iban de un lado a otro tratando de convencer a los asistentes de no apoyar al gobernador de Guanajuato.
Y es que el temor de que el partido perdiera su esencia –y los panistas el control del mismo— era una amenaza que muchos veían cercana, recordando las palabras que primero mencionó Luis H- Álvarez y que después repitió en su presidencia Carlos Castillo Peraza –y hasta usadas por Felipe Calderón en otras ocasiones— de que habría que “ganar el gobierno sin perder el partido”.
También el recuerdo de lo sucedido en 1976, año en que los panistas no postularon candidato presidencial, flotaba en el ambiente.
Pero Fox ganó y con su victoria el PAN cambió para siempre, pues se convirtió en un partido con poder –algo inédito en las poco más de 6 décadas de vida previa a las elecciones del 2000— y tuvo que afrontar una transformación que ha hecho que esa frase, “ganar el gobierno sin perder el partido”, se haya convertido también en una maldición de la cual 22 años después no saben cómo revertir.
Los cambios
También el presidente del partido dejó de ser electo por el Consejo Nacional y ahora lo es por los militantes del partido, pero sobre todo el gran cambio que se dio al interior del blanquiazul vino de la mano de la llegada de la llamada, internamente, “onda grupera”, que no es más que la creación del equivalente a las tribus que asolaron al PRD y en una versión más discreta en Morena.
Estos grupos se concentran alrededor de los polos de poder, como es el caso de los gobernadores –como lo podemos ver en el caso de Aguascalientes y la polémica reciente entre el mandatario estatal y Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, por la nominación de la candidatura a gobernador en la elección de este año—, por lo que hemos visto como tratan de influir en las elecciones internas para candidatos o en las designaciones que se hacen con el mismo fin.
Así, Fox como gobernador tuvo su grupo y logró colocar a varios de sus integrantes en el gabinete, pero también otros ejecutivos locales tuvieron a sus incondicionales y en ocasiones éstos migran a otros partidos, como es el caso del actual presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez, que formó parte del equipo de Guillermo Padrés en Sonora, cuando este grupo se convirtió en especialista en ganar elecciones y asesoró a cuanto candidato se los pidió.
Pero esto es sólo una muestra de que tanto ha cambiado el partido desde el 2000 a la fecha.
Ahora nos enteramos que el PAN realizó una pasarela con sus aspirantes a convertirse en candidatos en la elección presidencial de 2024.
Y no es sólo el uso del lenguaje, contrastando con la “caballada” que se menciona tradicionalmente en otras formaciones políticas o con las “corcholatas” que el presidente López Obrador ha destapado en fechas recientes, sino que la palabra “pasarela” –muy fifí diría el inquilino de Palacio Nacional— con la que los medios calificaron lo que fue un panel con gobernadores “Juntos Rumbo al 2024”, deja ver que en el blanquiazul ya se dieron cuenta de que necesitan placear a sus prospectos para subir sus bonos electorales de cara a la competencia electoral.
Porque la competencia existe y los panistas no parecían enterados de que ya estaba en marcha, esperando quizá inspiración divina para saber que hacer.
Candidatos anticipados
La candidatura de Vicente Fox cambió la forma de hacer política partidista. La anticipación con la que trabajó su nominación de la mano de “Amigos de Fox”, modificó las reglas para las candidaturas, al grado tal que ahora muchos de quienes aspiran a conseguir el tan ansiado nombramiento empiezan a trabajar desde una asociación civil o fundación que lleva, al menos, sus iniciales en el nombre.
Felipe Calderón tuvo su fundación que le ayudó a difundir su imagen y trabajar en propuestas para su campaña; Josefina Vázquez Mota también tuvo la suya, pero con menos eficacia que la de su antecesor en las candidaturas panistas.
Pero también las gubernaturas son unas excelentes plataformas para este tipo de aspiraciones, como lo deja ver el hecho de que esta primera pasarela la conformaron exclusivamente gobernadores: de Chihuahua, Maru Campos; de Querétaro, Mauricio Kuri; de Yucatán, Mauricio Vila; y de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca.
De acuerdo al boletín que difundió el partido, “la principal bandera de Acción Nacional son sus buenos gobiernos”, como aseguró Marko Cortés, pero dejando de lado a mandatarios que también pueden presumir logros como el de Aguascalientes, Martín Orozco, o Diego Sinhue de Guanajuato –entidad que Germán Martínez, ahora senador independiente luego de su paso por Morena, presumía como ejemplo para el panismo por lo que propuso “guanajuatizar” al país–, que hasta hace poco también eran mencionados como ejemplares.
Si bien es un primer intento esta “pasarela”, al menos el PAN ya está en la lógica de que una campaña electoral se gana desde años antes de que el ciudadano acuda a las urnas.
Pero también muestra que los grupos internos están presionando, porque la lista de los asistentes al panel deja fuera a muchos otros prospectos que pudieran dar la batalla en el 2024.
Y no nos referimos únicamente a Ricardo Anaya y su intención de repetir, o a quienes han aparecido en las encuestas como Lily Téllez –recién afiliada al partido—, sino también a Margarita Zavala quien cuenta con reconocimiento entre el público.
Sólo que las diputadas mencionadas no forman parte de los grupos con poder al interior del Partido y será difícil que se incorporen “oficialmente” a la pasarela, a menos que negocien el respaldo de uno de los integrantes de la onda grupera azul.
Hay que dejar constancia que también han manifestado interés en buscar la candidatura presidencial el senador Damián Zepeda, además de que en las encuestas aparecen personajes como Santiago Creel Miranda, y se incluye en el listado blanquiazul –pensando más en una posible alianza en 2024— a Gustavo de Hoyos Walther, exdirigente de Coparmex, y a Claudio X. González.
Ahora bien, si la apuesta del PAN va a ser a favor de uno de sus gobernadores, como lo dejó ver Marko Cortés en el panel del pasado 24 de marzo, debe tener cuidado en no exponer demasiado a sus aspirantes, en especial a los que tienen problemas con la justicia, como Francisco García Cabeza de Vaca de Tamaulipas que todavía enfrenta la amenaza de ser desaforado o detenido en cuanto deje el cargo, al igual que Maru Campos, que no termina de cerrar el expediente judicial en su contra que dejó su antecesor Javier Corral.
Vaya, junto con Ricardo Anaya podrían formar una tercia que prometa en campaña enseñar a sobrevivir a problemas judiciales y obtener una candidatura.
De los que quedan, Mauricio Kuri tiene poco en el cargo y aunque demostró capacidad con el tema de la violencia en el estadio Corregidora, no cuenta con logros que presumir hasta el momento; Mauricio Vila está en la recta final de su administración y el tema de la seguridad pública puede ser una bomba que le explote en plena campaña, a pesar de que presume estar al frente de uno de los estados más seguros.
Diego Sinhue es otro prospecto que pudiera subirse a la contienda interna, pero habrá que ver que tanto le pega el problema de inseguridad que vive la entidad que dice gobernar, aunque contará con el apoyo de muchos de los grupos que buscan posiciones y presupuesto al interior del partido.
De los demás mencionados, se ve difícil que Margarita Zavala obtenga la candidatura, por las viejas rencillas que su familia política tiene con el actual dirigente nacional, mismas que datan desde que Luisa María Calderón buscó la gubernatura de Michoacán y el actual jefe nacional la presidencia municipal de Morelia; la diferencia en la votación que la hermana de Felipe Calderón obtuvo en la capital estatal respecto al resto de la entidad, fue vista como una maniobra de Cortés Mendoza para frenar el avance que la candidata panista tenía, en una acción que no olvidan los Calderón y, por supuesto, el propio presidente del Partido y los que lo apoyan.
Lily Téllez acaba de llegar y no cuenta con grupo que la apoye, Santiago Creel es muy probable que decida no buscar la candidatura y del resto de los mencionados, quizá no alcancen a inscribirse en el proceso interno.
Pero la pregunta no debe ser si tal cantidad de aspirantes –ya vimos que la cantidad sí importa en estos temas y por eso el PAN lanza a 4 gobernadores— o si los nombres mencionados son los que deben estar, sino si realmente entre los participantes de esta pasarela que comenzó la penúltima semana de marzo hay algún precandidato capaz de competir de tu a tu con el que nombre Morena y tenga posibilidades de ganar el 2024.
Es algo que los mismos panistas se preguntan, mirando como pasan rápidamente las hojas del calendario, en tanto las noticias no hacen sino mostrar el avance de las corcholatas lopezobradoristas.
Como estará la cosa que, en los rumbos de Avenida Coyoacán, sede nacional del blanquiazul, muchos se preguntan si Diego Fernández de Cevallos tiene planes para este año.