De chairos o adversarios a intelectuales obtusos

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El genio de la propaganda Nazi, Joseph Goebbels, enseño a Hitler que una manera de manipular a las masas es explotar sus odios o encausar sus rencores, porque el odio es, un sentimiento más poderoso que el amor.

Cuando un líder logra estimular y encauzar el odio en la masa o en la multitud dirigido a cualquier grupo o personas, lo fijará como blanco de rencores donde apuntar sus repugnancias, la masa le verá como un líder y pasada ésa prueba, al líder que lo logra, después de consolidar su liderazgo, le será perdonado todo, hasta las mentiras. Una vez que la masa le aprueba, es capaz de dar la vida y creer hasta en sus mentiras, a esto le llamo la etapa de cegación, donde, igual que el débil visual que pierde la visión intempestivamente, pero conserva en su memoria visual, lo último que vio. Pero para efectos de los fanáticos que se niegan a ver y aceptar la realidad por su estreches mental, no podemos privilegiarles con el concepto de débil visual, son ciegos, igual que los débiles visuales, los ciegos mentales solo recordarán aquello comprendido en sus últimos segundos de percepción óptica. Los fanáticos de cualquier ideología hoy llamados “chairos” fanáticos de obrador, alimentados con las frustraciones, rencores y resentimientos han encontrado en los regímenes anteriores o partidos políticos, el PRI o el PAN indistintamente o apodados como PRIAN, el blanco perfecto para descargar sus odios y culparlos de todas sus desgracias e inquinas.

Exactamente igual que en el nacismo tuvieron como blanco a los judíos, a quienes culparon de la derrota de Alemania en la primera guerra mundial, en el “obradero” el blanco perfecto ha sido el PRIAN, también debe decirse, que tampoco ha sido casualidad u ocurrencia, pues los gobiernos anteriores también han hecho – y bastante han contribuido – con sus acciones a la mala fama que hoy les acompaña.

Así cuando una sociedad decepcionada, busca la sustitución del mito derribado, siempre busca otro mito y ése, es el espacio vacío que ocupan los líderes como un nuevo mito. Pero al ocupar ése espacio, derivado de la   decepción reciente, en principio, se niegan a emprender nuevamente en el corto plazo, el análisis crítico y el estudio de la realidad, se sitúan en su zona de confort y prefieren aceptar y creer dócilmente todo lo que les digan, inclusive las mentiras, pues descubrirlas e identificarlas les representa un esfuerzo, que ya no están dispuestos a hacer, pues su zona de confort se los impide. Así se colocan en el mismo rango de fanatismo, conocidos vulgarmente como chairos, quizá igual que en el rango que los seudo “intelectuales” cuatreros, han bautizado a su equivalentes de derecha como “fachos” Todos conocen casos de estudiosos, con elevados grados académicos, que cínicamente declaran que no leen a determinados autores o periodistas, por señalarlos y definirlos claramente, ideológicamente como antagonistas de sus fijaciones, a quienes consideran indignos de ser escuchados o leídos, menos, de ser analizados, es increíble que hasta en esos niveles de estudio haya mentes obtusas, que desechan o discriminan la posibilidad de ver puntos de vista diversos al suyo, ante esa condición, qué calidad moral o seriedad como investigador puede tener, alguien que se cierra a nuevos puntos de vista, lo peor es que abundan entre los “intelectuales” de oficio o defensores de moda del régimen en turno.

Lo que campea en el fondo de los enfrentamientos, es la clara determinación del régimen dictatorial de mantener divididos a los mexicanos, siguiendo “a pie juntillas” el modelo usado por Goebbels para el régimen de Hitler. Es ahí, donde le corresponde a la sociedad usar su sentido crítico para identificar y descubrir el engaño – que como siempre – mantienen acostumbrada la sociedad, desde gobiernos anteriores, igual hoy el que está en turno, que a pesar de sostener no ser iguales, en la práctica han resultado peores.

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