Salinas VS Camacho ¿La nueva disputa por la nación?

0
1004

Diego Martín Velázquez Caballero 

Aún cuando el PRI parece destinado a extinguirse, lo cierto es que México sigue viviendo en su cultura y hábito. Aunque el PRI finalmente desaparezca, PRIMOR y PRIANRD constituyen las coaliciones que van a disputar la sucesión en 2024. 

La tecnocracia ha logrado la hegemonía en la dirigencia intelectual del régimen. La realidad de nuestro país es consecuencia de la revolución económico-política de la década de los noventa durante el siglo XX. Carlos Salinas de Gortari y Manuel Camacho Solís fueron el Caín y Abel de la Tecnocracia. Carlos Ramírez (1995, 2009) ha interpretado la cooperación, ruptura y renovación de las ideas y formas que estos titanes tecnócratas implementaron en el devenir político del país. 

Camacho fue el estratega para que el Grupo Compacto se hiciera del poder, su interpretación del sistema político mexicano se ha convertido en un clásico de la ciencia política nacional. A Salinas no se le puede negar su audacia, carisma, valor político y capacidad docta: su tesis de postgrado constituye una estrategia neopopulista para renovar el corporativismo del partido de masas. 

Salinas quiso ser el Alejandro Magno que rompiera con los nudos y feudos. No existe otra opción para romper el muégano mexicano caciquil corporativista. Camacho fue el Oppenheimer que diseñó el arma. 

Salinas reinterpretó al Gral. Plutarco Elías Calles para crear un Partido Oficial de la Solidaridad que aterrizara una Familia Salinista para gobernar medio siglo y presidir México basado en los protectorados norteamericanos. Manuel Camacho perfiló ser el Cosío Villegas que transmitiera la Jefatura de la república de las letras a la de los hombres. 

La crisis de 1994 generó la ruptura y expulsión de ambos personajes del Edén político. Se instauró un neoliberalismo corruptor dirigido por el Grupo Atlacomulco que terminó pactando con algunos de los feudos que Salinas había protegido en su visión modernizadora. Con el tiempo, la evolución de esta coalición encontraría coincidencias con el salinismo. El neoliberalismo corruptor multiplicó los nudos y feudos que acotaban al sistema político hasta hacer de México un muégano garapiñado de peñones donde el Estado es suplantado (Schmidt). La visión volcánica de Camacho, compartida con Joseph Schlarman y Malcolm Lowry, hace del México neoliberal un territorio ingobernable e incomunicable. 

Manuel Camacho comprendería las fallas del asaltó al poder que implementó el Grupo Compacto y se exiliaría con los desterrados de la corriente democrática priista que intentaron resguardar y combinar los principios del nacionalismo revolucionario, socialismo y liberalismo juarista. Esta coalición atómica inestable se denomina MORENA actualmente.

Salinas y Camacho hicieron inmortal la cultura priista. Ambos siguen implementando las bondades del corporativismo y autoritarismo presidencial. El salinismo terminó por identificarse con el avilacamachismo, obregonismo, alemanismo y callismo; así como la ultraderecha, el sector empresarial, los Estados Unidos y la clase media aspiracionista. El camachismo se unió con el cardenismo y la pléyade de movimientos sociales y resistencias históricas que el proceso socioeconómico mexicano ha generado. El salinismo, como actor protagónico de la derecha civilista, plantea un Estado de Bienestar para los ricos. Camacho, después de 1994, planteó la urgencia de un Estado de Bienestar a secas, renovar las instituciones para que los feudos y nudos no terminaran por colapsar al Estado mexicano. 

La crisis global del neoliberalismo derivado de la pandemia, el medio ambiente y la guerra, han demostrado que en todo sistema social resulta indispensable el Estado, el estado de bienestar a secas. El neoliberalismo corruptor ha multiplicado los feudos y nudos en México y en el mundo hasta hacer de las sociedades unos prismas basálticos autárquicos e ingobernables que le restan dinamismo, recursos y vida a los seres humanos. 

Globalismo y Nacionalismo son salinismo y camachismo, alemanismo y cardenismo, Del Mazo y Ebrard. ¿Tendrá la capacidad el muégano mexicano compuesto de nudos, feudos, pirámides, volcanes y catedrales para expulsar ahora esta dicotomía de bloques políticos socioeconómicos y persistir en la eterna corrupción morfológica que impide la consolidación del Estado y la modernidad? 

Manuel Camacho Solís descubrió a tiempo la encrucijada de México, propuso el paradigma de la transición española para generar un cambio sin ruptura; sin embargo, el neoliberalismo, guiado por el Grupo Atlacomulco, metió a todos en el saco de la corrupción y el resultado fue multiplicar la ingobernabilidad. MORENA y Marcelo Ebrard -bajo la estrategia del polipartidismo pragmático- también han bailado con el demonio para reciclar liderazgos políticos de toda índole y, de cualquier modo, derivan en descontrol. ¿Cuánto muégano es capaz de soportar México y los Estados Unidos?  La tecnocracia guía la sucesión hacia el 2024, pero la disputa por la nación es contra la argamasa recia de feudos y nudos que impide al Estado y encasilla a los individuos, sólo puede haber cambio con ruptura, sólo puede haber transformación si se destruye el muégano.