2021: la gira de despedida

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El sistema de partidos colapsó en 2018, aunque nuestros políticos no lo sepan, o pretendan ignorarlo. Como en otros países, la llegada de un gobierno populista fue el resultado de la incapacidad de las instituciones democráticas y las fuerzas políticas por entender y atajar reclamos populares como, para nuestro país, la corrupción, la desigualdad y la inseguridad.

Una razón detrás del colapso fueron las propias reglas electorales, que consolidaron un oligopolio público: lo que llamamos “partidocracia”. Al regirse por normas que dificultan la entrada de nuevos actores y condiciones bajas de competencia, los partidos cayeron en una zona de confort donde sucumbieron ante un mejor comunicador: López Orador. No se diga de la reticencia que tuvieron para aprobar un mecanismo básico de rendición de cuentas, como la posibilidad de reelección inmediata de legisladores y autoridades municipales, hasta que no tuvieron otra opción que aprobarla.

Heridos de muerte, los partidos de oposición renunciaron a significar algo que contraste la retórica moral del presidente, y creen que uniéndose pueden dar batalla. Por su parte, Morena tendrá que atravesar por un proceso de institucionalización interno, sea con, contra o a pesar de López Obrador. A partir de las elecciones de 2021 se iniciará un proceso de reconfiguración del sistema de partidos, que durará hasta mediados o finales del próximo sexenio. En todo caso, este año veremos la gira de despedida de nuestros institutos políticos tal y como los conocemos.

Varios factores llevarán al reacomodo partidista. La posibilidad de reelección inmediata de legisladores y autoridades municipales hará que haya políticos con bases electorales propias en sus localidades, obligando a la descentralización de los partidos. Los principales beneficiaros serán jóvenes que aprendan a tejer una carrera política desde sus distritos, con otros discursos y formas de operar. ¿Qué institutos sobrevivirán mejor? Aquellos que apuesten por estructuras lo más horizontales posible.

¿Qué podemos hacer para que haya realmente una depuración de cuadros políticos? Actuar como ciudadanos: si nos metimos juntos en el caos donde nos encontramos por creer que hay salvadores o personas providenciales, solo saldremos adelante asumiendo nuestra responsabilidad individual. Van dos consejos.

Conozcan los perfiles de todos los candidatos. A finales de diciembre pasado, más de 440 diputados federales mostraron su intención para competir por la reelección. Es probable que alrededor de 250 alcancen la nominación de sus partidos y, aunque la tasa de éxito ha sido baja para los congresos locales donde ya ha operado la reelección, aproximadamente 150 estarán en la próxima LXV Legislatura. Este es un buen momento para conocer quiénes son sus diputados federales y locales, ediles o alcaldes. ¿Son de mayoría relativa o representación proporcional? ¿Qué agendas tienen? ¿Cuáles son sus relaciones políticas y con otros sectores? ¿Sus intereses?

Si no tienen idea de lo anterior, estarán expuestos a volver a ser engañados por jingles o mercadotecnia. Y todavía faltará tener los perfiles de los demás candidatos. Piensen en perfiles, discurso y capacidades políticas. También conozcan las listas de representación proporcional: no vaya a ser que, por votar por un candidato en su distrito con buen perfil, pero no competitivo, terminen ayudando a que regresen a los órganos legislativos políticos que no desearían volver a ver.

Cuestionen todo. Comparen perfiles, lo más alejados de filias, fobias y el ruido blanco de la cháchara partidista: nadie es bueno o malo. Piensen estratégicamente. Critíquenlo todo, comenzando por lo que les gustaría creer. Discutan con vecinos y familiares sobre los perfiles de los candidatos, no pensando en avasallar al otro, sino en retroalimentarse: no se trata de futbol, sino de sus comunidades. Sean ciudadanos y disfruten la gira de despedida de nuestro sistema de partidos.

Dicho lo anterior, disfruten la función.

@FernandoDworak