Delfina candidata en el EdoMex

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El 20 de julio en los noticieros de mediodía, el presidente de MORENA informó del triunfo irrevocable e indiscutible de la hoy secretaria de Educación, Delfina Gómez, para ser la candidata a la gobernatura del Estado de México. Faltarán algunos detalles irrelevantes, como una encuesta secundaria, que en nada modificarán la decisión partidaria y presidencial de que la ex alcaldesa de Texcoco sea la abanderada del partido en el poder.

El Grupo Texcoco, mandatado por Higinio Martínez, es ahora despreciado por el poder presidencial, para dar el lugar a una mujer en la contienda del EdoMex. La hoy precandidata ganó en su momento, la presidencia municipal de Texcoco y la gubernatura del Estado de México. Ganó también la senaduría, sin embargo, estas dos últimas, luego de negociaciones fueron cedidas al Grupo Atlacomulco.

Dicen que “la tercera es la vencida”. Desde luego, el derrotado evidente es Higinio Martinez, ex líder del morenismo mexiquense, que ahora deberá dejar el espacio que según su “derecho histórico” le correspondía, a la evidente próxima candidata.
Como presidente del PRD que era yo en ese momento, coordiné la campaña a gobernador de Higinio Martínez: un mal candidato, un pésimo político, pero en una entidad donde la reflexión y la inteligencia no son elementos de medición, él fue elegido candidato. El resultado fue pobre, como hubiera cabido esperar: un 14 por ciento. Mientras más asistía a debates o entrevistas radiofónicas o televisivas, más bajaba su aprobación entre los electores.

El día de la contienda, después de votar, nos atrincheramos en el Hotel del Rey, donde estaba la casa de campaña. Habíamos anunciado una rueda de prensa para informar del triunfo del candidato. Los resultados eran pobres: no llegábamos ni al 13 por ciento de lo ya valorado. Higinio Martínez se negaba a salir ante los medios. Era un llanto infinito. Su ingenuidad republicana no le permitía entender la derrota. Al final, en la rueda de prensa informé del “triunfo postizo” y se trató de una de las derrotas más memorables que se recuerden en el Estado de México para un político opositor.

Las condiciones de Delfina son muy favorables. El presidente de la República es de su partido. Morena tiene mayorías en el Senado y en la Cámara de Diputados. Domina también la generalidad de las gobernaturas en el país. Sólo hay un fantasma que persigue la historia del Estado de México: el Grupo Atlacomulco ha sido siempre muy inteligente para preservar su estado. A base de negociaciones, cediendo otras gobernaturas o espacios legislativos, ha buscado a toda costa mantener el control sobre esta entidad.

Será una contienda difícil, pero el poco carisma que tiene Delfina es su mayor atributo: humildad, un lenguaje sencillo, su origen, su formación de maestra de primaria, le dan un plus que no se puede cuantificar aún. El Estado de México tiene la oportunidad que no tuvo Morena en la Ciudad de México, donde ha perdido de todas, todas. Delfina puede ser la próxima gobernadora si no hay negociación de por medio, y si se permite que la entidad más importante de la nación, la que tiene más presupuesto y define gobiernos federales por su gran peso electoral, retome el camino de la Democracia, que tanta falta le hace.