Bien dicen que algunos llaman a la revolución sólo para proteger sus riquezas no por ser pobres. Y esto se ajusta perfecto a las dictaduras que por lo general son promovidas por guerrilleros que luego se anclan al poder y ahí permanecer traicionado sus disfrazados ideales, enriqueciéndose brutalmente y violentando todo tipo de derechos humanos, incluyendo la libertad, la expresión, la manifestación y el culto.
Tristes memorias guardan muchos como el panameño “cara de piña” Manuel Antonio Noriega, quien de militar saltó a político y a dictador. Incluso fue una de las fuentes más enriquecedoras y valiosa de información para la CIA. Fue por años, y así reconocido mundialmente, como traficante de cocaína y venta clandestina de armas.
Se le relacionó directamente con el Cartel de Medellín. Falleció en el descrédito a los 83 años. El caso es que como a ese rapaz sujeto otros le siguen el camino como Daniel Ortega. Desde el 10 de enero del 2007 es presidente de Nicaragua y líder del partido Frente Sandinista de Liberación Nacional.
Ejerció su primer mandato presidencial entre 1985 y 1990, convirtiéndose en el décimo gobernante no monárquico actual con más tiempo en el poder ya que sumaría veintiséis años entre los dos periodos eso sí, habla de democracia y combate al imperialismo. Se encumbró al derrotar a otra dictadura, la de Somoza. Diversos países y organismos internacionales desconocieron las elecciones argumentando su falta de «legitimidad» y su ya acostumbrado ataque a los medios de comunicación y analistas que no concuerden con sus disposiciones.
En las últimas semanas ha sido severamente criticado por su alianza extrema con Vladimir Putin y asociarse con Nicolás Maduro para operar ejercicios militares de buques rusos en las costas de ambos países. En estos días la Iglesia católica en Nicaragua vive una persecución iniciada desde 2018, cuando religiosos permitieron que templos sirvieran de refugio a manifestantes opositores de Ortega que habían resultado heridos durante una ola de protestas que el régimen tomó como intento de golpe de Estado.
La persecución, allanamientos, cárcel, cierre de medios de comunicación católicos y exilio de religiosos, son algunas de las acciones oficiales represivas que enfrenta la Iglesia y que se ha recrudecido.
Hoy Daniel Ortega, exguerrillero de 76 años, es acusado de corrupción y nepotismo por sus rivales, lo cual él niega al asegurar que está construyendo el país restituyendo derechos que fueron quitados a los nicaragüenses durante los gobiernos neoliberales que les antecedieron.
El discurso de Ortega, en su concepto e incluso palabras, es muy semejante al de Maduro y al de López Obrador que culpan de todos los males a la corrupción del pasado y a las políticas neoliberales sin explicar nunca cuáles son estas.
Atacan sistemáticamente al capitalismo argumentando que protegen a los pobres y participan de pactos continentales que incluso los llevan a abrir fronteras a ilegales condicionando su tránsito a razón de emitir votos a favor de los “movimientos de transformación”. Ortega se está ganando el repudio internacional pero aun así continúa presidiendo un gobierno represor y antidemocrático.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio
@cramospadilla