Morena, ¿llegó para quedarse? ¿Y AMLO? ¿Y la 4-T?

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Andrés Manuel López Obrador llega a su Cuarto Informe de actividades como Presidente de la República, el primero de izquierda en nuestro país y quien instauró la era de la “Cuarta Transformación”. Y cuando solamente le faltan dos años para culminar su sexenio, cabe preguntar: Morena, ¿llegó para quedarse? ¿Y él? ¿Y la 4-T?

Constitucionalmente él termina su mandato en 2024, salvo una eventual reforma a la Carta Magna que ordene su reelección para continuar despachando en Palacio Nacional. Aunque no se ve por el momento, los números no cuadran en el Congreso de la Unión como para una reforma de tal envergadura.

No obstante, podría intentarlo como han hecho en otros países (Colombia, por ejemplo, en algún momento): Ir a la reelección con aval jurisdiccional. Empero, en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación tampoco tiene al Pleno entero de su parte, al menos por ahora.

Y él ya dijo (casi como promesa) que terminando su sexenio se retira de la política y se va a su rancho en su natal Tabasco. Pero un “zoon politikón” que literalmente hace honor al concepto aristotélico de “animal político”, ¿puede retirarse así de un día para otro?

Debería.

Es más, todos los expresidentes de la República deberían retirarse de la política. Como dice la vox populi, “mucho ayuda el que no estorba”. Ojalá fuesen como en algunas comunidades oaxaqueñas, donde las personas más experimentadas por mandato comunitario integran un consejo, precisamente para aconsejar a la autoridad en funciones a desempeñar bien su encomienda.

Pero en el caso de los exmandatarios si continúan en la política es para ponerle el pie a los sucesores, para intentar seguir decidiendo en su respectivo partido político, aún cuando finjan el retiro. Incluso, en ocasiones se valen de la política para continuar con sus negocios.

En fin, francamente una persona como AMLO difícilmente se retirará de la política, sobre todo porque le falta consolidar a Morena como auténtico partido político, a menos de que ello se dé en 2024 llevándose nuevamente la Presidencia de la República y la mayoría de las Cámaras del Congreso de la Unión junto con sus aliados (y que sea mayoría calificada).

Morena tiene todo para conseguirlo y para quedarse en el poder tres sexenios; uno más que los panistas. Y si en verdad consigue la consolidación de Morena y de la “Cuarta Transformación” del país –aunque a su modo–, pues el partido guinda puede permanecer mucho más tiempo.

Pero también nada es para siempre, máxime si se desfonda en 2024, no en la elección presidencial, sino en la selección de la candidatura. Quizá por eso adelantó vísperas para que le dé tiempo de hacer “operación cicatriz” con bisturí de alta tecnología.

Por el momento, Morena lo tiene todo hablando de estructura: Gobierna alrededor de una veintena de entidades federativas como para incrementar su membresía y seguidores. Aunque eso de gobernar es arma de doble filo cuando no se gobierna bien, llega el momento de la derrota con todo y programas sociales.

Pasó con el PRI y con el PAN. Pero éstos se olvidaron de los pobres; en cambio para AMLO son prioridad. En contra parte, priistas y panistas intentan llegar al electorado de clase media, sector del cual se desentendieron y al cual tiene en el olvido el gobierno de Andrés Manuel.

Es imposible hablar de AMLO en el contexto de su Cuarto Informe, desvinculándolo de los temas político-electorales; de hecho, estos son su fuerte. Tal vez hasta su prioridad. Él acciona así, desde la ‘mañanera’ hasta cuando se retira a dormir.

Y la oposición se despierta pensando cómo revertir ese accionar; la mejor manera ha sido el golpeteo a los errores del gobierno federal encabezado por el tabasqueño.

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