Campañas vacías y sin propuesta

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La pedagogía desplegada por las colectivas feministas durante al menos cuatro años, desde el movimiento MeToo, la movilización de las jóvenes en las universidades, en  las redes digitales y en las calles, puso en el centro del debate un catálogo de violencias contra las mujeres que ha dado lugar a nuevos cambios legislativos, por un lado, y, por otro, a llamar la atención de actores políticos, como se dice, que no participaban antes, como los medios.

Lo mismo, en el Congreso se ha discutido mucho cómo identificar las violencias, cómo crear nuevos mecanismos para atenderla, cómo evitarla, cuáles son sus estragos y —por fin— se construyó la definición de la violencia política contra las mujeres en razón de género; en estas campañas, el signo es la violencia. Todos los partidos políticos están enviando mensajes violentos; posibles, por el ambiente crispado en todo el país. Así, las campañas mandan mensajes de violencia, confrontación y cero propuestas.

A excepción de Movimiento Ciudadano, los spots están curtidos de una narrativa machista, amenazante o destructiva. ¿Propuestas? ninguna que no sea la repetición de las mentiras o de las promesas de gobierno. Ejemplo: apenas se ha vacunado contra la covid19 al 10 por ciento de la población mexicana. La mentira es que se dice “vacunación masiva”. El tema se usa y se desgasta. Las escenas —hasta con títeres— en el Congreso, también son parte de la narrativa grotesca y poco imaginativa del ambiente político.

¿Y las mujeres? Atrapadas en este proceso. Ellas también juegan, como candidatas y  comentaristas. También, como ellos, le ponen a la discusión ingredientes de confrontación, hasta de odio. No edifican.

Las estadísticas no mienten. Al menos nueve mujeres fueron asesinadas desde que comenzó el proceso electoral. Etellekt Consultores, publicó que, de septiembre de 2020 a marzo de 2021, se agredió a 52 actoras políticas aspirantes a cargos y a funcionarias y militantes de partidos políticos.

Para hombres y mujeres, este proceso registró ya 68 asesinatos políticos. No muy distinto a lo sucedido en 2018, cuando, a estas alturas de la contienda, el número de muertos era de 84, nada para documentar el optimismo.

Lo preocupante de esta narrativa electoral es la penetración que este discurso tiene en medios y redes. Vimos el féretro amenazante contra el árbitro electoral, invitando a matar, festinado por la gente. Dónde está la vigilancia del Tribunal Electoral o dónde el freno para estas actitudes que fomentan el rechazo a votar.

¿Y las mujeres, qué? Bueno, ellas, nosotras, desprestigiadas como movimiento: “somos conservadoras” y estamos en medio de la escena donde los hombres hablan entre ellos. Carentes, sobre todo muchas,  candidatas, de convicciones feministas, y su discurso superficial de “empoderamiento de las mujeres”, llamado mujerismo. Con habla y escritura masculina, no han incluido propuestas de transformación de las relaciones entre mujeres y hombres. Lamentablemente.

Así que éstas, las elecciones de la paridad, con el mayor número de puestos por repartir, donde muchas mujeres van  a lograr posiciones de poder, estamos carentes de propuestas, en espacios crispados y con un discurso de confrontación que no anuncia nada bueno. Veremos.

Sara Lovera es periodista y dirige el portal SemMéxico.mx